“Diario de Córdoba, de comercio,
industria, administración, noticias y avisos”, Córdoba. Viernes, 26 de octubre
de 1888.
Un sujeto, que se dirigía a caballo por el arrecife de San Juan de Aznalfarache a Sevilla, cayó con la caballería en el gran barrancón que va a perderse al Guadalquivir. Acudieron a sus gritos dos guardias civiles, que se desnudaron y, con peligro de sus vidas, lo sacaron vivo, aunque con algunas lesiones.
“El Correo Militar”, 29 de octubre de 1888.
De "El Tribuno", de Sevilla:
De un servicio que honra y enaltece al
benemérito cuerpo de la Guardia Civil, hemos tenido las siguientes noticias que
insertamos con gusto.
La pareja de punto en San Juan de
Aznalfarache, cumpliendo los deberes de su cargo, vigilaba, en la tarde del
domingo, el camino chico que conduce de esta ciudad a la inmediata de la villa.
Próximo a la alcantarilla denominada ‘La
madre’ (Madre Vieja, caudal de agua proveniente de Santiponce), un individuo, jinete
en un brioso caballo, desapareció como por escotillón de la vista de los
guardias.
Estos, figurándose lo ocurrido,
acudieron enseguida al sitio donde desaparecieran jinete y caballería.
Desde una altura de cuatro o cinco
metros, habían caído al río y la corriente arrastraba a ambos, poniendo en gran
peligro la vida del infeliz caminante.
Con esta abnegación a que nos tiene
acostumbrados la Guardia Civil, se arrojó al río la pareja y, después de
grandes trabajos, logró sacar a flote al desgraciado individuo y la caballería
que, pocos momentos antes, este montaba.
Hacemos público este suceso, no
escatimando nuestras felicitaciones a la pareja que llevó a cabo tan humanitario
servicio.
Se llaman los arrojados guardias de segunda clase: José García Hernández y Alonso Zambrano.
“El Correo Militar”, 20 de noviembre de 1888.
Aznalfarache.—Por los guardias José García Hernández y Alonso Zambrano Ramos que, el 21 de octubre último, prestaban servicio en las inmediaciones del río Guadalquivir, fue salvado de una muerte segura el vecino de Coria del Rio, Francisco Campos Moreno, que era arrastrado por la corriente de las aguas, a consecuencia de haberse caído con una caballería que conducía, al pasar por una senda inmediata a dicho río, habiéndole además curado varías contusiones y prestado cuantos auxilios le fueron necesario, hasta ponerle en estado de continuar su marcha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario