Los Condes de Aguiar, la Capilla de las Mercedes y San Juan de Aznalfarache 1884-1933

Imagen de Nuestra Señora de las Mercedes que preside el retablo de cerámica.

En la parte anterior izquierda del crucero de la iglesia de los Sagrados Corazones (antiguo templo conventual de la Orden Tercera de San Francisco), se labró, en 1886, con permiso de la autoridad eclesiástica, una capilla-panteón, para que en ella descansasen los restos de D. Andrés Parladé y Sánchez de Quirós, II Conde de Aguiar, junto con los de su esposa y familia.


Andrés Parladé y Sánchez de Quirós, II Conde de Aguiar.

Andrés Parladé y Sánchez de Quirós (1831, Málaga – 1902, Sevilla), era hijo de la primera Condesa de Aguiar, que había obtenido el título del rey Alfonso XIII, como reconocimiento a esa antigua familia hidalga gallega. En la ciudad costera se casó con María Heredia y Livermore, hija de Manuel Agustín Heredia, empresario e industrial español.

En 1856, D. Andrés Parladé, siendo ya un riquísimo hacendado, con residencia en Sevilla, ante la epidemia que sufrió la urbe, dio claras muestras de su caridad y de su interés hacia sus nuevos convecinos, sufragando todos los gastos que impusiera el contagio en la Parroquia de Sta. María Magdalena y proporcionando, a su junta, fondos más que suficientes para este designio, digno de honrosa notoriedad.

Como terrateniente, compró e invirtió en el suelo y en 1863, junto con el señor Pickman levantó las primeras casas en el barrio de los Humeros, frente a la estación de trenes a Córdoba. La adquisición de una extensa finca en Guillena contribuyó a que existiera una vinculación familiar con Sevilla, por la que sus hijos se vincularon a esta ciudad y además de ser un importante propietario en la provincia de Málaga, también tenía terrenos de en otros lugares, como la zona de Tabladilla (en el término municipal de Sevilla), y fincas en La Puebla del Río, Carmona, Alcolea del Río y, como él mismo pondrá por escrito, también en San Juan de Aznalfarache. En algunos de estos lugares se dedicaba a la crianza de caballos y de toros.

El 24 de agosto de 1882 pasó una gran tragedia para la familia, tal y como marcan dos necrológicas, publicadas en un diario nacional: fallece la señorita María de las Mercedes Parladé y Heredia. Con la indicación “señorita”, entendemos que se trataba de una muchacha joven. Este dato lo consideramos profundamente relevante para el nombre al que estará dedicado la capilla en San Juan de Aznalfarache.

Necrológica en la prensa.

El 19 de julio de 1884, D. Andrés Parladé escribió al Arzobispo de Sevilla, Mons. D. Marcelo Spínola y Maestre, solicitándole levantar, en el templo parroquial de San Juan de Aznalfarache (entonces, sólo había una parroquia, aunque existiese también la capilla en la calle Real), para que en ella descansasen sus restos mortales y los de sus familiares. Este texto es parte de su escrito:

Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo Diócesis:

D. Andrés Parladé y Sánchez de Quirós, vecino de esta ciudad, a vuestra Excma. y Rvdma., con la debida consideración y el más profundo respeto, expongo:

Que mis acendrados sentimientos religiosos y mi especial afecto y devoción a la iglesia parroquial de la inmediata villa de San Juan de Aznalfarache, me hacen desear vivamente que mis restos mortales y los de mis hijos, sucesores y familia, descansen en dicha iglesia y capilla de la misma, señalada con una cruz, en el plano que tengo la honra de presentar a vuestra Excma. y Rvdma., para mayor claridad y mejor inteligencia de mi pretensión.

Comprendo, preferentemente, que la realización de mis deseos podría ofrecer dificultades relacionadas con la higiene pública, si se tratase de una iglesia o local enclavado intramuros de una población, pero esas dificultades no existen, tratándose, como en el caso presente sucede, de una iglesia construida y colocada extramuros de la villa y a mucha distancia de su población, sin que, por lo tanto, la concesión de la gracia que solicito, pueda ofrecer peligro alguno, ni aun el más remoto, a la salud pública.

La soledad del Templo parroquial de San Juan de Aznalfarache sobre el cerro.

También agregaba el Sr. Parladé que la erección de esta capilla no dificultaría la práctica de los cultos, sino que aumentarían con los sufragios que habrían de aplicarse por las almas de los allí enterrados.

Dados estos verídicos antecedentes y conocedor de la mucha bondad de vuestra Excma. y Rvdma., me atrevo a esperar que se servirá conceder la gracia de venderme, o ceder en propiedad, el enterramiento que solicito en la capilla de que dejo hecho mérito de la Iglesia parroquial de San Juan de Aznalfarache y que tendré que levantar de nueva planta…

Desde la Secretaría del Arzobispado le comunicaron, como respuesta, que esta iglesia es la única parroquia de la población y a ella, aunque distante, acudían los fieles a sus cultos. Sin embargo, se le podía conceder la solicitud deseada, obteniéndose las licencias de las potestades eclesiástica y civil, con tres especiales condiciones, siendo la más importante de ellas el que la familia Parladé se constituyesen como Patronos y, si la iglesia careciese de medios para el culto, ellos los proporcionasen.

Con la muerte de Dª. María Natividad Sánchez de Quirós y Vázquez de Aguiar, I Condesa con este título nobiliario, en julio de 1885, en Sevilla, lo hereda su hijo Andrés.

El 21 de mayo de 1886 se le concedió la licencia para que, con la dirección del arquitecto diocesano, D. Manuel Postillo, se procediese a la construcción de la capilla-panteón, que se denominaría de Nuestra Señora de las Mercedes (como ya señalamos antes, esta advocación habría sido elegida por su coincidencia con la fallecida hija del Sr. Parladé), ocupando dicha imagen el lugar principal, es decir, el altar mayor de este espacio.

Indicación sobre la situación del panteón, con respecto al templo parroquial y al cementerio, en una sección de mapa de la localidad del año 1906.

Con la asunción del patronato laical hacia el templo parroquial, el Arzobispado concede el derecho de ser enterrado en el panteón familiar, existente en la capilla de este patronato, correspondiendo exclusivamente:

1.- A los señores fundadores y a sus hijos y a todos sus descendientes, directos y legítimos, varones o hembras, que mueran en el seno de nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

Y 2.- A los cónyuges legítimos de los mismos, varones o hembras, aunque no hayan tenido sucesión, con tal de que mueran en el seno de nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

En agradecimiento a tan notable favor, el ya por entonces II Conde de Aguiar donó, a la Iglesia Diocesana de la Archidiócesis de Sevilla, una parcela de terreno adyacente al templo parroquial de la villa de San Juan de Aznalfarache y junto a la capilla que, en dicho terreno edificaron a su costa, destinada al culto religioso y a enterramiento familiar, la cual se halla adosada exteriormente al muro de dicho templo y por el exterior del mismo tiene su entrada.

D. Andrés Parladé y Sánchez de Quirós, II Conde de Aguiar, fallece en Sevilla, el 6 de agosto de 1902. Ya se le reconocía a su hijo como laureado pintor.

Esta fotografía del año 1929 da para pensar que casi desde la puerta de la casa palacio de los Condes de Aguiar (posteriormente, Casa Guardiola), a la izquierda de la imagen, se podía ver el cerro de San Juan de Aznalfarache.

 

Andrés Parladé Heredia, III Conde de Aguiar.

Andrés Parladé Heredia nació en Málaga, el día 1 de junio de 1859 y fue bautizado como Andrés del Sagrado Corazón de Jesús, María, Pablo y Felipe Neri; murió en Sevilla en 1933. Perteneció a una acomodada familia de origen malagueño que se trasladó a Sevilla. Desde muy pronto, Andrés Parladé manifestó particulares dotes para el dibujo, por lo que sus padres dispusieron que recibiera en Málaga clases de pintura. Finalizada la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla, en 1882, estuvo en París y en Roma, para profundizar en su formación como pintor. Desde 1891, residió establemente en Sevilla, donde se dedicó al ejercicio de la pintura y a formar una amplia colección de arte.

Dentro de los temas que trató en sus cuadros (la montería, el toreo, los perros, la naturaleza…), a la pintura religiosa se dedicó con intensidad menor, pero también forma parte de su repertorio temático. Su más comprometida obra es “Cristo en la Cruz”. Menor importancia presenta el boceto “El triunfo de la Inmaculada”, que se conserva en el Palacio Arzobispal. En el Hospital de la Caridad, se halla el retrato que hizo del Cardenal Spínola (del año 1906).

D. Andrés Parladé Heredia fue pintor, abogado, senador, arqueólogo, académico y aristócrata. Además, entre otros cargos, desde 1902, participó como miembro numerario de la Academia de Bellas Artes e Santa Isabel de Hungría y correspondiente de la de San Fernando; senador por Sevilla (1908-1909), ostentó la presidencia de la Comisión de Monumentos Artísticos e Históricos de Sevilla (1918-1928); se le nombró Delegado Regio de Bellas Artes y ejerció como concejal del Ayuntamiento hispalense. Todas estas actividades le impedirían tener un trabajo artístico más fecundo, a pesar de que se le reconoce la autoría de docenas de cuadros y recibió reconocimiento de su arte a través de varios premios. Además de gran coleccionista, también fue director de las excavaciones en Itálica.

Aunque no aparece en las biografías consultadas, también consideramos importante que ejerciese como vocal en la sede sevillana de la empresa Previsión Española, desde 1912, siendo presidente al menos, desde 1928 y 1930. Después analizaremos la importancia de este cargo, que le hace coincidir, al menos desde 1921, en que empieza a formar parte también de esta sociedad D. Pedro Armero Manjón, Conde de Bustillo.

Como ya indicamos antes, su padre falleció en agosto de 1902 y el 15 de abril de 1903 se publica oficialmente que D. Andrés Parladé Heredia es el III Conde de Aguiar, tras su abuela y su padre. Por su pertenencia a la aristocracia, también en “Gaceta de Madrid”, podemos leer, el 7 de enero de 1906, que se le concede Real licencia para contraer matrimonio con Dª. Candelaria de Alvear y Gómez de la Cortina, hija de los Condes de la Cortina. El matrimonio no tuvo descendencia y el título nobiliario pasaría a uno de sus sobrinos.

Autorretrato de Andrés Parladé, en 1907.

Tras estos datos biográficos, para tratar de comprender mejor a la persona, pasamos a todos los lazos que, junto al panteón familiar, le relacionan con San Juan de Aznalfarache y el primero de ellos lo consideramos muy significativo: su estrecha amistad con D. José Gestoso (Sevilla, 1852-1917). Y es que este abogado, escritor, historiador del arte, ceramófilo y arqueólogo, conocía bien nuestra localidad, pues ya en 1878, había sido nombrado, por la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la Provincia de Sevilla, como corresponsal de la misma, con el encargo de vigilar los monumentos de esta villa y los de Constantina. Entre otras circunstancias, les unían a D. José, a los González Abreu y a Andrés Parladé, III Conde de Aguiar, ser los grandes coleccionistas del ámbito sevillano en la época del cambio de siglo.

El 10 de febrero de 1925 y para mejor organización de la concurrencia de España a la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas, que se celebraba en París, en la primavera del año siguiente, se nombra en Sevilla a una comisión que contacte con los artistas y fabricantes andaluces, que quieran participar en el acontecimiento. La comisión la constituyen el Delegado Regio de Bellas Artes, D. Andrés Parladé, III Conde de Aguiar, y el arquitecto D. Vicente Traver Tomás.

Tras el fallecimiento, sin descendencia, del acaudalado valenciano residente en Sevilla, D. Francisco de Paula Recur y Solá, en su testamento del 8 de febrero de 1926, deja indicado que el remanente líquido de sus bienes se distribuyera y aplicara por sus albaceas en establecimientos de beneficencia, nombrado como albaceas al señor Cardenal Arzobispo de Sevilla, es decir, Mons. D. Eustaquio Ilundain y Esteban, y a los señores D. Andrés Parladé y Heredia, y D. Pedro Armero Manjón.

De hecho, con parte de esta herencia, se crea un Tribunal Tutelar de Menores de Sevilla, para la construcción y sostenimiento de un centro en Alcalá de Guadaíra, con un patronato, denominado de Protección y Reforma, presidido por el cardenal, con el vicepresidente D. Andrés Parladé y el tesorero, D. Pedro Armero, más el secretario y varios vocales, como D. José María Ybarra y Menchacatorre, Conde de Ybarra.

Otro de los bienes inmuebles, al que se destinó parte del dinero de D. Francisco de Paula Recur y Solá, fue la construcción del Templo parroquial de San Juan Bautista, en San Juan de Aznalfarache. De hecho, tanto en la colocación de la primera piedra, el 24 de junio de 1928, como en la bendición e inauguración de la iglesia, el mismo día del siguiente año, estuvieron el Cardenal Ilundain y el Conde Bustillo.

En ninguno de los dos artículos, que hemos encontrado sobre esta construcción e inauguración, se menciona a D. Andrés Parladé; de hecho, en el segundo, se indica expresamente como albaceas de Recur Solá al Cardenal y al Conde de Bustillo. Sin embargo, en el conjunto de este texto, mostramos la intensa cercanía entre Parladé y Armero, y de ambos con el Cardenal. Además, también hemos indicado que el arquitecto de este templo, D. Vicente Traver Tomás, ya había estado colaborando con D. Andrés Parladé.

¿Se construyó este templo en la zona baja del pueblo porque el III Conde de Aguiar tenía presentes las palabras de su padre, al considerar problemático para la higiene tener su panteón junto a la iglesia en el cerro de nuestra localidad? ¿El III Conde de Aguiar no asistió a los actos de la colocación de la primera piedra y de bendición del templo por la discreción familiar, que también a él le caracterizaba? Ciertamente, hasta el tiempo presente, no nos consta que el Sr. Parladé asistiera a otro evento similar.

El 8 octubre de 1933 falleció, en Sevilla, D. Andrés Parladé y Heredia, III Conde de Aguiar, indicando la prensa que fue un hecho muy sentido para la población, y que fue enterrado en San Juan de Aznalfarache.

 

La Capilla-panteón de Nuestra Señora de las Mercedes.

Sección del plano de 1886, realizado por D. José Gómez Otero. 

El plano de la capilla, así como el de la iglesia, es obra del arquitecto sevillano D. José Gómez Otero (que también fue uno de los arquitectos que realizó el Palacio de los Aguiar en la Puerta de Jerez de la capital hispalense), supervisado por el arquitecto diocesano don Manuel Postillo. Se da la especial circunstancia, según la cual, a finales del siglo XIX, el arquitecto D. José Gómez diseñó este espacio dentro de la iglesia y, unos 50 años después, uno de sus hijos, Aurelio Gómez Millán, también arquitecto, diseñaría y ejecutaría el proyecto del Recinto Sagrado al Corazón de Jesús, junto a este templo.

Acceso exterior al panteón.

El apellido de la familia sobre la puerta del panteón.

La capilla, construida inicialmente como independiente del templo, en sí es un recinto de estilo neomudéjar, de una sola nave, con planta de cajón de dos tramos y presenta una cubierta decorada de nervaduras de tipo califal, que terminan en la característica clave y están apoyados en columnas de mármol.

Sección de la cubierta de este espacio.

Los muros están alicatados y tiene dos ventanas, enmarcadas en arcos polilobulados; en una de ellas lucen los escudos condales de la familia.

Ventana con la vidriera y el escudo.

Este recinto lo preside un retablo de cerámica, de estilo neogótico, que es de una gran originalidad, con una circunstancia especial: que, en el antepecho, es decir, en el frontal de la azulejería del altar, el artista quiso conjugar los modelos renacentistas importados por Niculoso Pisano, en el siglo XVI.

Retablo cerámico.

El retablo, enmarcado por un alfiz, con toda su característica labor de lacería y los típicos doseletes y pináculos, representa todo el vocabulario ornamental y arquitectónico, reinterpretado en el siglo XIX.

En la parte central o cuerpo de gloria, está Nuestra Señora de las Mercedes, en actitud sedente, con el Niño en sus brazos; en el Sagrario, un Corazón de Jesús, flanqueado por dos ángeles.

Siendo un retablo neogótico, conjuga admirablemente el gótico de la parte superior, con el renacentista del banco, que recuerda el oratorio del Alcázar sevillano (el tema de la Visitación de la Virgen), enmarcado en un clípeo, exactamente igual que el del Alcázar y sostenido por dos ángeles, que sustituyen a los personajes fabulosos extraídos por Niculoso Pisano del repertorio ornamental del grutesco de la “Domus Aurea o Villa de Nerón”. Las similitudes con el Alcázar sevillanas son muy fáciles de comprender, en tanto en cuanto, su realizador, el arquitecto D. José Gómez Otero, era un gran conocedor de la monumental edificación hispalense, llegando a ser nombrado conservador del mismo a principios del siglo XX.

Los dos escudos familiares, en la parte superior de la pared del retablo.

No se encuentra firma sobre la autoría del retablo, pero profesionales de la cerámica que han visitado este espacio, afirman que uno o varios de ellos no podrían haber realizado semejante obra. No es aventurado indicar que D. Andrés Parladé Heredia era un experto en cerámica y que su casa-palacio en la Puerta de Jerez estaba llena de objetos indescriptibles e incluso de distintas procedencias, como Talavera, Alcora y la propia Sevilla. ¿Pudo haber sido construido este retablo en la propia fábrica de loza de San Juan de Aznalfarache (que, sin embargo, pasaba por una época de decadencia en aquellos tiempos y no sería reactivada hasta 1890), o por la de La Cartuja de Sevilla? Tampoco es difícil decantarse por la segunda opción, porque, como demuestran artículos encontrados en la prensa histórica, la familia Pickman mantenía muy buena relación con los Parladé, llegando a emparentar uno de estos hombres, con una mujer de los primeros.

De momento, no tenemos pruebas que lo demuestren, pero sería lo más lógico que esta obra de arte sacra hubiera sido realizada por un gran conjunto de profesionales y con maquinaria para ello. Preguntando a varios sacerdotes, dicen que no conocen la existencia de otros altares, con este tamaño, hechos en material cerámico.

Como parte de la historia de esta capilla-panteón de los Parladé, deberíamos empezar por considerar que pasó desapercibida los primeros 50 años de su historia, hasta el que el Cardenal Arzobispo de Sevilla, D. Pedro Segura y Sáenz, reformó todo el conjunto arquitectónico.

Este carácter independiente de este espacio fúnebre, con respecto al resto del templo sobre el cerro, tiene una gran prueba en lo sucedido tras una revuelta en la Sevilla de 1933, en la que quemaron templos y destrozaron obras de arte, y por lo que el Cardenal Arzobispo Mons. D. Eustaquio Ilundain y Esteban envió un escrito a todas las iglesias de la Archidiócesis, para que le fueran comunicados al prelado todos los objetos y utensilios de interés artístico o histórico en cada templo. En la respuesta de D. Juan de Dios Peña y Rada, con su firma, indica que lo relevante es la pila bautismal del tiempo de los visigodos (“según algunos”, explicita textualmente); y el retablo, estilo renacimiento, con sus cinco cuadros atribuidos a Juan del Castillo, existente en la antigua iglesia parroquial. Los demás objetos (“a su juicio”), no reúnen condiciones artísticas o históricas, y están consignados en el inventario de 28 de mayo de 1930. No menciona la capilla-panteón, ni su retablo, ni las otras obras de arte que pudiera haber allí, por la sencilla razón de que, claramente, no formaban parte del templo en el cerro.

Actualmente, esta capilla forma parte del Templo parroquial de los Sagrados Corazones, junto al Recinto Sagrado al Corazón de Jesús, como sacristía, obra de unificación que debió llevarse a cabo con la realización del nuevo complejo de edificaciones que promovió el Cardenal Arzobispo de Sevilla, Mons. D. Pedro Segura y Sáenz, en los años 40. Por cierto, a pesar del desmantelamiento del cementerio junto al templo en el cerro, este panteón se vería inalterado, quizá por el propio hecho de quedar integrado a las instalaciones parroquiales.

 

¿Cuántos difuntos puede haber en el panteón?

-El 6 de agosto de 1902 falleció, en Sevilla, D. Andrés Parladé y Sánchez de Quirós, II Conde de Aguiar. Fue quien realizó el panteón y debió ser enterrado en San Juan de Aznalfarache. No hemos encontrado la fecha de defunción de su esposa, pero también consideramos que esté Dª. María Heredia y Livermore.

-El 8 octubre de 1933 falleció, en Sevilla, D. Andrés Parladé y Heredia, III Conde de Aguiar. Se explicita que fue enterrado en San Juan de Aznalfarache.

-El 8 de diciembre de 1933 falleció, en Sevilla (funeral en la Parroquia del Sagrario), Dª. María del Perpetuo Socorro Parladé e Ybarra, a los pocos meses de haberse casado. Fue enterrada en San Juan de Aznalfarache.

-El 9 de febrero de 1935 falleció, en Sevilla, Dª. Isabel Parladé Heredia. Fue llevada a enterrar en San Juan de Aznalfarache.

-El 13 de julio de 1988, a los 76 años, fallece D. Rodrigo Parladé Ybarra, que fue enterrado en San Juan de Aznalfarache.

Desconocemos cuántos más difuntos puede haber, recordando que es un recinto privado. Y es que no todos los descendientes de la familia Parladé están enterrados aquí, como Dª. Teresa Parladé y Heredia, hermana del III Conde Aguiar, que falleció el 23 de noviembre de 1933 y fue enterrada en la Catedral de Sevilla, bajo la sacristía del altar mayor.

Según nos han transmitido, en la actualidad, un descendiente Parladé aun va a visitar el panteón de sus antecesores, con sus propias llaves, limpiando el lugar y rezando por las almas de los difuntos que allí se encuentran.

 

Conclusiones:

-D. Andrés Parladé y Sánchez Quirós poseía tierras en La Puebla del Río y San Juan de Aznalfarache. Alguna visita a alguna de estas fincas le motivaría a visitar el, en aquel entonces, único templo parroquial en San Juan de Aznalfarache y tras gustarle algo que desconocemos en este lugar, quiso hacerse un panteón en la atalaya más próxima a Sevilla, para lo que consiguió el permiso del Arzobispado diocesano.

-La Capilla de Nuestra Señora de las Mercedes (1886, aproximadamente), en San Juan de Aznalfarache, comparte creador con el palacio de los Condes de Aguiar en Puerta de Jerez (1890-1891, en la que también intervino D. José Espiau de la Coba), el arquitecto D. José Gómez Otero; y también guarda relación con el Alcázar hispalense, ya que su creador también fue conservador del edificio monumental.

-D. Andrés Parladé Heredia, III Conde de Aguiar, estuvo en las decisiones de la creación del Templo parroquial a San Juan Bautista, en el año 1929. Aunque no aparezca mencionado en los actos, sí fue albacea, junto a D. Pedro Armero Manjón, Conde Bustillo, de los bienes económicos de D. Francisco de Paula Recur y Solá. Y también conocía al arquitecto de años atrás, D. Vicente Traver Tomás.

Perspectiva de la Capilla de Nuestra Señora de las Mercedes, que muestra su relación con la casa palacio de los Aguiar (Casa Guardiola), o el Alcázar sevillano, edificaciones vinculadas al arquitecto D. José Gómez Otero.

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mvinuelas.blogspot.com/2013/08/historia-de-la-pintura-sevillana_7773.html

wikipedia.org/wiki/Condado_de_Aguiar 

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