Si nos dirigimos a un buscador de Internet y buscamos “El Guzmán de Alfarache” (forma abreviada de “Vida y hechos del pícaro Guzmán de Alfarache, atalaya de la vida humana”), nos encontramos cientos de estudios, trabajos y análisis sobre esta novela universal.
Si hay algo que destaque internacionalmente, por su importancia
y trascendencia, en la historia de San Juan de Aznalfarache, es la obra “Vida y
hechos del pícaro Guzmán de Alfarache. Atalaya de la vida humana” (su primera parte fue editada en 1599).
Aunque por detrás de la majestuosa y universal novela el “El Ingenioso Hidalgo
Don Quijote de La Mancha”, “el Guzmán”, del sevillano Mateo Alemán, es una de
las principales obras medievales españolas, con un inmenso prestigio y
reconocimiento mundial.
Todos los habitantes de San Juan de Aznalfarache debemos conocer
que el origen de este personaje, que da nombre a la novela, parte de nuestro
pueblo. Y aquí empieza un hecho muy curioso, pues a pesar de tantísimos
trabajos de investigadores y estudiosos “alemanistas” (así se denomina a los investigadores que tiene este autor), que se
pueden encontrar fácilmente en Internet sobre la obra, si no se conoce la
historia de San Juan de Aznalfarache (denominado
“Alfarache” a finales de aquel siglo XVI), toda profundización que se haga
en algunas cuestiones claves de esta obra, parece ser insuficiente.
Cogemos como ejemplo un verdaderamente interesante artículo
sobre “El Guzmán de Alfarache” y recomendamos su lectura, para que se pueda
entender más claramente lo que expresamos en nuestro análisis:
Michel Cavillac (académico), «La figura de San Juan Bautista en el Guzmán de Alfarache», Mélanges de la Casa de Velázquez. Publicado el 10 diciembre 2009. URL: http://journals.openedition.org/mcv/276; DOI: https://doi.org/10.4000/mcv.2.276
Para
quienes no puedan acceder al enlace o tengan alguna dificultad para ver el
artículo, hemos escogido los siguientes párrafos del mismo:
“En
la estela del renovado culto a la Virgen y a los Santos potenciado por la
Contrarreforma, la promoción de San Juan
en la religiosidad de la segunda mitad del siglo XVI debió mucho a la
espiritualidad franciscana”.
“Basta
con dar un repaso a la bibliografía postridentina consagrada al Precursor (el Bautista), para percatarse del relevante predominio de las
publicaciones debidas a
franciscanos entre 1574 y
1605”.
“La
efigie del Bautista subyace en
filigrana desde los
inicios
de la vida de Guzmán”.
“El
padre y sus deudos «vinieron a residir a Génova» (vol. 1, p. 130), ciudad cuyo
Santo Patrón era justamente San Juan
Bautista”.
“La autobiografía de Guzmán se inserta en una lógica espiritual ligada al atalayismo y a la conversión. Por los años en que se expresa Alemán, varios tratadistas (Francisco Núñez, Francisco Ortiz Lucio, Alonso de Ledesma) que exaltan la vocación mesiánica del Bautista, se reclaman también de Ezequiel a quien llamó Dios «atalaya y centinela», para que «fuese a atalayar los pecados» y a convertir a los malvados. En suma, atalaya y precursor significaban casi lo mismo. Al proclamarse «atalaya de la vida humana», la «confesión» del Pícaro arrepentido se prestaba a ser receptiva al espíritu del Precursor que, «como remate del Testamento Viejo y principio del Evangelio», era crisol obligado del Hombre Nuevo”.
Recordamos que el primer tomo de “El Guzmán de Alfarache” es del
año 1599 y que en esta obra se incluye a San Juan Bautista, franciscanos,
atalaya…
¿Sabrán los estudiosos alemanistas que San Juan Bautista es el
patrón que la Orden de Malta aportó a San Juan de Aznalfarache desde el siglo
XIII?
¿Sabrán que los franciscanos fundaron un convento en San Juan de
Aznalfarache en el año 1400 y que estaban viviendo encima de una atalaya, la más
cercana a Sevilla, con hermosas vistas de la vega desde entonces? ¿Y que una
imagen de San Juan Bautista se encontraría en ese templo franciscano encima de
esa atalaya y que daba nombre al convento de esta orden?
¿Resulta muy obvio preguntar que Mateo Alemán conoció bien y se inspiró en San Juan de Aznalfarache para su obra?
Y el artículo que hemos propuesto sobre “El Guzmán de
Alfarache”, aún contiene unos párrafos que dan para pensar…
“Por
otro lado, no es ocioso reseñar que en el seno de la propia Orden existió, lo
mismo que en otras comunidades, una tensa rivalidad hagiográfica entre partidarios del Bautista y seguidores
de San Juan Evangelista”.
“El
emperador Teodosio hizo que «la cabeza
de San Juan Bautista fuese llevada a Constantinopla» donde «todavía se
conserva la parte posterior de la cabeza» mientras que «las mandíbulas,
incluida la barbilla, una parte de las cenizas y la bandeja en la que se puso la cabeza cuando fue cortada, están en
Génova”.
Unos franciscanos inspirados por San Juan Bautista y, otros, por
San Juan Evangelista… La bandeja de la cabeza de San Juan Bautista también
aparece en la obra… ¿No recuerda todo esto a una obra de arte sacro muy
importante en San Juan de Aznalfarache?
+El primer tomo de “El Guzmán de Alfarache” se publicó en 1599.
+La arquitectura del retablo de los Santos Juanes fue encargada
a Miguel Cano en 1634. Hay cinco
pinturas de Juan del Castillo, de las cuales tres están dedicadas a San Juan Bautista y dos a San Juan Evangelista. En el centro del
retablo hay una cabeza de San Juan
Bautista, sostenida sobre una bandeja
(por dos ángeles).
+En 1710 llega este retablo a San Juan de Aznalfarache, a la atalaya más cercana a Sevilla. Hasta 1835, el templo donde se encuentra el retablo, formó parte del convento franciscano de San Juan Bautista (denominación que aparece en varios libros del siglo XVIII).
San Juan Bautista, franciscanos, atalaya… Ojalá que los alemanistas vengan a San Juan de Aznalfarache, a contemplar las maravillas que aquí se contienen, para mejorar sus estudios sobre la obra de “El Guzmán de Alfarache”, desde la atalaya en que, no puede haber duda alguna, también estuvo Mateo Alemán.
Seguiremos trabajando por que esta obra de la literatura universal tenga el máximo reconocimiento posible en la historia de San Juan de Aznalfarache.
No hay comentarios:
Publicar un comentario