Para comenzar este artículo,
debemos recordar que en los siglos de historia que tiene San Juan de
Aznalfarache (Osset, Hisn al-Faray, Alfarache…), hasta 1933, ha estado unida a
Sevilla por tierra. En el valle entre ambas urbes, había una vega, en la que existieron
varias fincas, haciendas o huertas. Esto es lo que hemos podido compilar de la
historia de una de ellas: “Santa Ana”, siempre en el término municipal de San
Juan de Aznalfarache (incluso cuando formábamos parte de Tomares); hasta el año
indicado, en el camino; después, se ha convertido en el término de San Juan al
otro lado del río.
En enero de 1888, ya hay
constancia por el periódico político y literario “El Guadalete”, publicado en
Jerez de la Frontera, de la existencia de la hacienda Santa Ana, aunque en
aquella ocasión se la denominara como “Doña Ana”.
En este artículo, se deja
claro que es un lugar del “término de San Juan de Aznalfarache”, y se narra que
tuvo que socorrer una pareja de la Guardia Civil a una familia que se hallaba
en peligro, pues el temporal de esos días hizo que el vecino río Guadalquivir
se desbordara, con el problema añadido de que arrastraba grandes troncos de
árboles, malezas, trozos de chozas y hasta numerosos animales muertos.
El periódico “El Liberal”,
en su edición de Sevilla, también en enero, pero 1925, nuevamente se refiere a
que la Guardia Civil, en este caso del puesto de nuestra localidad, informó al
gobernador que, en una charca de la Huerta Santa Ana, “apareció flotando el
cadáver de un hombre, mal vestido, al parecer de unos 40 años de edad, que no
había podido ser identificado”.
Y los terrenos de Santa Ana
también han sido protagonistas de hechos importantes. A continuación,
transcribimos el inicio del artículo que publicó el diario “El Liberal”, el 2
de noviembre de 1929:
“En términos que
pertenecieron a la Hacienda Santa Ana (fueron expropiados, claro está), término
municipal de San Juan de Aznalfarache, en la provincia de Sevilla, y siendo la
hora del mediodía del viernes, primero de noviembre del año cristiano de 1929,
Su Majestad el Rey Don Alfonso XIII (que Dios guarde), se dignó inaugurar las
obras de mejoras del Puerto de Sevilla, aprobadas por decreto de 24 de marzo de
1927”. Le acompañaron en el evento, autoridades civiles, religiosas y
militares.
Curiosamente, el mismo periódico, en otra página, narra también que el día anterior hubo además otro importante hecho en la misma huerta Santa Ana. Indicando su pertenencia a los Condes de Tarifa, la hija de estos, se había casado por la tarde y, tras la ceremonia, se trasladaron a la finca, en San Juan de Aznalfarache, para que tuviese lugar el banquete nupcial, en los jardines que rodean el campo de tenis, donde se agasajó espléndidamente a los invitados. Marqueses, condes y otras casas nobles estuvieron presentes en el enlace entre la hija de los condes de Tarifa, María Teresa Arellano del Mazo, y el vizconde de Casa González, Tomás de Martín Barbadillo.
Conocemos los habitantes de
la hacienda en 1933, por una noticia aparecida en el periódico de interés
general “El Guadalete” que, en una de sus primeras páginas de marzo, informa
que ha vuelto a su finca Santa Ana, en San Juan de Aznalfarache, la hija de la
marquesa viuda de Villamarta y esposa de Tomás Ibarra y Lasso de la Vega (de
los condes de Ibarra), restablecida de una grave enfermedad que la tuvo
hospitalizada. Con ella llegó “su encantadora hija Conchita”.
Al mes siguiente, en abril,
la vida en esta finca se transformaría completamente, con la inauguración del
nuevo viaducto para el nuevo cauce del río, atravesando las tierras expropiadas
previamente de la finca, que siguen el curso del llamado Madre Vieja. Estos
hechos, para luchar contra las inundaciones del río Guadalquivir, dejaron la
hacienda al otro lado de la rivera de San Juan de Aznalfarache, aunque siga
como parte de su término municipal.
Casi un año después, el
diario “El liberal”, en su edición de Sevilla, informa que, al cortijo de Santa
Ana (con la indicación de que es muy próximo a San Juan de Aznalfarache), se
enviará una barca con víveres, para socorrer a las familias allí aisladas, por
las impetuosas aguas del desbordamiento del cercanísimo río Guadalquivir.
En el mes de marzo del año
1947, son los periódicos “El Adelantado de Segovia”, “Libertad” (diario
nacional-sindicalista, de Valladolid), y “Nueva Rioja”, quienes se hacen eco de
la nueva inundación que asola el caserío Santa Ana. Familias de campesinos se
refugiaron en las instalaciones de la finca y se anunció su próximo rescate con
el uso de lanchas.
Otras fechas importantes en la
cronología de la hacienda Santa Ana: en 1981, se inaugura el viaducto y puente Rey Juan Carlos I; diez años después, será la del puente y viaducto Reina Sofía.
Ambos viaductos sirven de perímetro para esta finca hasta el tiempo presente.
Desconocemos actualmente quienes son sus moradores; sí queda claro con esta recopilación de artículos que los Condes de Tarifa la habitaron entre 1929 y 1933. Por la cartografía, también aparece el nombre de “Arellano” (apellido del Conde de Tarifa), desde 1920, por lo que, al menos es seguro que, entre la década de los años 20 y 30 del siglo XX, esta casa de la nobleza residió en la localidad. También en este texto, hemos hecho la mención de que, en 1933, fue residencia de los condes de Ibarra.
Recordamos que la hacienda Santa Ana, hasta 1933, se encontraba en el camino nuevo (pues existía otro anterior, como escisión del que llevaba a Tomares), entre Sevilla y San Juan de Aznalfarache. Vea el artículo sobre esta comunicación histórica, haciendo clic aquí: Acceso a San Juan de Aznalfarache, desde Sevilla haciendo clic aquí: Acceso a San Juan de Aznalfarache, desde Sevilla.
Trataremos de recabar más datos sobre la presencia del Conde de Tarifa en San Juan de Aznalfarache.
No hay comentarios:
Publicar un comentario