Para
aquellos lectores que no lo sepan, este texto debe comenzar con la aclaración
de que hasta 1933, Sevilla y San Juan de Aznalfarache estaban unidos por
tierra, pues el recorrido clásico del río Guadalquivir venía desde el actual
muelle de Sevilla, para hacer un recodo en el que giraba por nuestro término
municipal, hasta el recorrido ya conocido hasta Sanlúcar de Barrameda.
La ilustración inicial nos muestra la vista del acceso desde Sevilla a San Juan de Aznalfarache, el camino que subía hacia el Cerro de Chaboya (antigua Osset, actual Cerro de los Sagrados Corazones o Barriada Nuestra Señora de Loreto), contemplándose a la derecha un muro del antiguo Convento de San Juan Bautista (habitado por franciscanos hasta 1835).
A continuación, hacemos una recopilación de las noticias encontradas sobre cómo era este acceso (fácilmente inundable, pues existía un torrente, que venía desde Santiponce hasta el Guadalquivir, llamado Cuenca Madre), y las dificultades que presentaba para los viandantes, entre la capital y nuestra localidad.
La primera referencia que hemos encontrado data de agosto de 1861, en "El Clamor Público", en el que está publicado:
"Volvemos a recibir quejas, dice la Andalucía, del mal estado en que se encuentra el camino que va desde Sevilla a San Juan de Aznalfarache, no compuesto aun, a pesar de las continuas reclamaciones del público y de la prensa. Esperamos de la celosa autoridad civil de la provincia que disponga se ejecuten, cuanto antes, las obras necesarias para hacerlo transitable, pues si tenemos la desgracia de que se presenten las aguas, sin haberse verificado aquellas, serán indudablemente más costosas y mayores las incomodidades que sufran los transeúntes".
Aún más grave situación de este acceso expresa un texto en la publicación "El Alabardero", en marzo de 1879, que transmite la siguiente terrorífica situación:
"La carretera que parte de esta capital al cercano pueblecito de San Juan de Aznalfarache, y la trocha que conduce al mismo, están en estado tan lastimoso, que no pueden pasar ni los pájaros".
"Ni los fangales de légamo de Egipto después de una bajada del Nilo, ni los pantanos donde se encontró el Capitán Grant la manda de cocodrilos, ni los alvéolos del Mississipi y el Mar Muerto pueden compararse con el menor de sus baches, donde, según se nos asegura, se han sepultado carros y carretas, por lo que puede decir se de ellos con propiedad aquello de...
Dejólos y cayó en despeñadero,
el carro, y el caballo y caballero".
"El día menos pensado tocan a rebato las campanas del antiguo convento, anunciando que han muerto sus moradores de hambre, por falta de comunicaciones".
"Según nos dice un vecino
de San Juan de Aznalfarache,
se le ahogó ayer un pollino,
sepultándose en un bache".
En octubre de 1880, el "Diario de Córdoba", señala que está terminado el estudio para el nuevo camino vecinal que una Sevilla y San Juan de Aznalfarache. Dos meses después, sin embargo, en el periódico "La Unión", se puede leer lo siguiente:
"Los caminos vecinales que comunican a los pueblos con la capital (en referencia a Sevilla), están intransitables y sólo sirven para los pájaros. Menos San Juan de Aznalfarache, que parece que lleva al infierno". A continuación, se añade que la tramitación de expedientes es tan farragosa que difícilmente se llevan a cabo proyectos para el beneficio de la provincia.
Además, en "El Noticiero Sevillano", en septiembre de 1897, también se hace referencia a los robos que se cometían en los accesos a Sevilla, especialmente en el camino de San Juan de Aznalfarache, temiendo que, en invierno, fuera aun peor la situación.
En octubre de 1903, el diario "El Imparcial", desde Madrid, anuncia la inauguración de las obras de los caminos vecinales de la ciudad de Sevilla. El acto, además, tiene lugar en el término municipal de San Juan de Aznalfarache, con asistencia de varias autoridades civiles y militares, presididas por el gobernador civil, en representación del gobierno.
Un último hecho relevante antes de la llegada del tranvía a San Juan de Aznalfarache (aunque lo que verdaderamente lo cambiaría todo sería la obra del río y el viaducto en 1933), fue el que narran varios periódicos a finales de enero y principios de febrero de 1908: La reina Victoria Eugenia, "con la duquesa de San Carlos, fue a Triana y, desde allí, quiso dirigirse a San Juan de Aznalfarache, pero el estado de la carretera no le permitió continuar y, entonces, anduvo a pie; mas como ni aun yendo vacío, podía continuar el carruaje, desistió S.M. de la expedición, regresando al Alcázar" (texto extraído de "El Defensor").
Así de detallado se cuenta en el periódico "Guadalete":
"Penetró (el carruaje de la Reina) en Triana por la calle Castilla, hasta llegar al Patrocinio y, luego, regresó por la calle San Jacinto y la Cava, hasta bien entrada la carretera que conduce a San Juan de Aznalfarache, no siguiendo adelante por el mal estado de la carretera.
Al llegar el carruaje cerca de la venta La Cerilla, tuvieron la Reina y la duquesa de San Carlos que descender del carro, en vista del mal estado en que se encuentra la expresada carretea en aquel sitio, a causa de los últimos temporales de agua.
A pie continuaron la augusta dama y la duquesa de San Carlos, en dirección a la inmediata villa.
En el camino encontraron un coche de los que hacen el servicio público entre San Juan y Sevilla, en el que venían a esta capital los secretarios de los Ayuntamientos de San Juan y Tomares, D. Antonio Caro y D. Juan de Dios Sánchez, los cuales, al reconocer a la Reina, se apearon, así como dos señoras que también venían en el coche, continuando a pie tras de S.M.
Doña Victoria, conversando con la duquesa de San Carlos, llegó hasta la Huerta de la Concepción, distante de La Cerilla más de un kilómetro y, como viera que era imposible el paso por la carretera sin grandes molestias y peligros, dijo a la duquesa: 'Ni a pie podemos llegar'.
Entonces, volvieron a pie hasta pasar La Cerrilla, en donde ambas damas subieron al carruaje, regresando a Triana y recorriendo varias de sus calles, siendo vitoreada de nuevo por el inmenso gentío que, al saber que la Reina se dirigía a San Juan, esperaban su regreso en la calle San Jacinto".
Lo más probable es que la Reina ni llegara a nuestro término municipal.
Seguiremos contando en la etiqueta "acceso desde Sevilla", los hechos del tranvía y del viaducto.