Acceso a San Juan de Aznalfarache desde Sevilla, siglo XIX y principios del XX

Viaje Pintoresco, 1806-1820.

Para aquellos lectores que no lo sepan, este texto debe comenzar con la aclaración de que hasta 1933, Sevilla y San Juan de Aznalfarache estaban unidos por tierra, pues el recorrido clásico del río Guadalquivir venía desde el actual muelle de Sevilla, para hacer un recodo en el que giraba por nuestro término municipal, hasta el recorrido ya conocido hasta Sanlúcar de Barrameda.

La ilustración inicial nos muestra la vista del acceso desde Sevilla a San Juan de Aznalfarache, el camino que subía hacia el Cerro de Chaboya (antigua Osset, actual Cerro de los Sagrados Corazones o Barriada Nuestra Señora de Loreto), contemplándose a la derecha un muro del antiguo Convento de San Juan Bautista (habitado por franciscanos hasta 1835).

A continuación, hacemos una recopilación de las noticias encontradas sobre cómo era este acceso (fácilmente inundable, pues existía un torrente, que venía desde Santiponce hasta el Guadalquivir, llamado Cuenca Madre), y las dificultades que presentaba para los viandantes, entre la capital y nuestra localidad.

La primera referencia que hemos encontrado data de agosto de 1861, en "El Clamor Público", en el que está publicado: 

"Volvemos a recibir quejas, dice la Andalucía, del mal estado en que se encuentra el camino que va desde Sevilla a San Juan de Aznalfarache, no compuesto aun, a pesar de las continuas reclamaciones del público y de la prensa. Esperamos de la celosa autoridad civil de la provincia que disponga se ejecuten, cuanto antes, las obras necesarias para hacerlo transitable, pues si tenemos la desgracia de que se presenten las aguas, sin haberse verificado aquellas, serán indudablemente más costosas y mayores las incomodidades que sufran los transeúntes".

Aún más grave situación de este acceso expresa un texto en la publicación "El Alabardero", en marzo de 1879, que transmite la siguiente terrorífica situación:

"La carretera que parte de esta capital al cercano pueblecito de San Juan de Aznalfarache, y la trocha que conduce al mismo, están en estado tan lastimoso, que no pueden pasar ni los pájaros".

"Ni los fangales de légamo de Egipto después de una bajada del Nilo, ni los pantanos donde se encontró el Capitán Grant la manda de cocodrilos, ni los alvéolos del Mississipi y el Mar Muerto pueden compararse con el menor de sus baches, donde, según se nos asegura, se han sepultado carros y carretas, por lo que puede decir se de ellos con propiedad aquello de...

Dejólos y cayó en despeñadero,

el carro, y el caballo y caballero". 

"El día menos pensado tocan a rebato las campanas del antiguo convento, anunciando que han muerto sus moradores de hambre, por falta de comunicaciones".

"Según nos dice un vecino

de San Juan de Aznalfarache,

se le ahogó ayer un pollino,

sepultándose en un bache".

En octubre de 1880, el "Diario de Córdoba", señala que está terminado el estudio para el nuevo camino vecinal que una Sevilla y San Juan de Aznalfarache. Dos meses después, sin embargo, en el periódico "La Unión", se puede leer lo siguiente:

"Los caminos vecinales que comunican a los pueblos con la capital (en referencia a Sevilla), están intransitables y sólo sirven para los pájaros. Menos San Juan de Aznalfarache, que parece que lleva al infierno". A continuación, se añade que la tramitación de expedientes es tan farragosa que difícilmente se llevan a cabo proyectos para el beneficio de la provincia.

Además, en "El Noticiero Sevillano", en septiembre de 1897, también se hace referencia a los robos que se cometían en los accesos a Sevilla, especialmente en el camino de San Juan de Aznalfarache, temiendo que, en invierno, fuera aun peor la situación.

En octubre de 1903, el diario "El Imparcial", desde Madrid, anuncia la inauguración de las obras de los caminos vecinales de la ciudad de Sevilla. El acto, además, tiene lugar en el término municipal de San Juan de Aznalfarache, con asistencia de varias autoridades civiles y militares, presididas por el gobernador civil, en representación del gobierno.

Un último hecho relevante antes de la llegada del tranvía a San Juan de Aznalfarache (aunque lo que verdaderamente lo cambiaría todo sería la obra del río y el viaducto en 1933), fue el que narran varios periódicos a finales de enero y principios de febrero de 1908: La reina Victoria Eugenia, "con la duquesa de San Carlos, fue a Triana y, desde allí, quiso dirigirse a San Juan de Aznalfarache, pero el estado de la carretera no le permitió continuar y, entonces, anduvo a pie; mas como ni aun yendo vacío, podía continuar el carruaje, desistió S.M. de la expedición, regresando al Alcázar" (texto extraído de "El Defensor").

Así de detallado se cuenta en el periódico "Guadalete":

"Penetró (el carruaje de la Reina) en Triana por la calle Castilla, hasta llegar al Patrocinio y, luego, regresó por la calle San Jacinto y la Cava, hasta bien entrada la carretera que conduce a San Juan de Aznalfarache, no siguiendo adelante por el mal estado de la carretera.

Al llegar el carruaje cerca de la venta La Cerilla, tuvieron la Reina y la duquesa de San Carlos que descender del carro, en vista del mal estado en que se encuentra la expresada carretea en aquel sitio, a causa de los últimos temporales de agua.

A pie continuaron la augusta dama y la duquesa de San Carlos, en dirección a la inmediata villa.

En el camino encontraron un coche de los que  hacen el servicio público entre San Juan y Sevilla, en el que venían a esta capital los secretarios de los Ayuntamientos de San Juan y Tomares, D. Antonio Caro y D. Juan de Dios Sánchez, los cuales, al reconocer a la Reina, se apearon, así como dos señoras que también venían en el coche, continuando a pie tras de S.M.

Doña Victoria, conversando con la duquesa de San Carlos, llegó hasta la Huerta de la Concepción, distante de La Cerilla más de un kilómetro y, como viera que era imposible el paso por la carretera sin grandes molestias y peligros, dijo a la duquesa: 'Ni a pie podemos llegar'.

Entonces, volvieron a pie hasta pasar La Cerrilla, en donde ambas damas subieron al carruaje, regresando a Triana y recorriendo varias de sus calles, siendo vitoreada de nuevo por el inmenso gentío que, al saber que la Reina se dirigía a San Juan, esperaban su regreso en la calle San Jacinto".

Lo más probable es que la Reina ni llegara a nuestro término municipal. 

Seguiremos contando en la etiqueta "acceso desde Sevilla", los hechos del tranvía y del viaducto.

El pintoresco San Juan de Aznalfarache de 1848

Para aquellos lectores que no lo sepan, este texto debe comenzar con la aclaración de que hasta 1933, Sevilla y San Juan de Aznalfarache estaban unidos por tierra, pues el recorrido clásico del río Guadalquivir venía desde el actual muelle de Sevilla, para hacer un recodo en el que giraba por nuestro término municipal, hasta el recorrido ya conocido hasta Sanlúcar de Barrameda.

Aparece en la publicación "Semanario Pintoresco Español", del 5 de marzo de 1848, sobre un relato del año anterior, escrito por M. Jiménez:

En Sevilla, "buscaba diligente a un barquero que, por módico precio se decidiera a transportarme  al cercano pueblecillo que, cual caprichosa canastilla, vierte sus flores sobre el pavimento de un cenador, así derrama sus blanquecinas casitas al pie de unas matizadas colinas y que el vulgo llama San Juan de Aznalfarache".

"Sobre la elevada plataforma del solitario monasterio, desde cuyo punto trasladaba al lienzo el soberbio panorama que la arabesca Sevilla desarrolla y que tanta novedad ofrece a los ojos del escrupuloso observador".

"El reloj de la derruida y fea torre del convento vino a sacarme con su eco ronquecino del marasmo en que me encontrara. Era la décima hora (por la mañana). Di mis preventivas órdenes al servicial barquero que, amarrando su esquife a una de las estacas que allí se encuentran (en la ribera de nuestro término municipal), pareció entregarse tranquilo al blando sueño".

"Dirígeme hacia el punto indicado, salvando las pendientes que presentan los tortuosos senderos abiertos, a través de los extensos olivares que circundan a aquel edificio posado en la cumbre de aquella montañita, como el arca salvadora en el elevado Sinaí".

"Ante nosotros se despliega un espectáculo asaz interesante y rico en recuerdos de un orden más elevado. Aquí, verdes colinas, bordadas de de olivos y viñedos, bajan a bañar sus plantas al borde de un río que, serpenteando a lo largo de fértiles praderas, las riega y vivifica"...

"¿Cuál es el que, por extraño que sea a la vida campestre, no haya disfrutado por un momento de la agradable vista de Sevilla, desde la colina que se alza en medio de los jardines de olivos de Aznalfarache? ¿Cuál es, finalmente, el que no ha respirado la aromática fragancia de los dobles lirios, evaporada por la fresca brisa de la tarde, reclinado sobre la verdosa alfombra, al pie de los muros de aquel religioso apartamiento? Escoged pues un día en que el sol derrama su viva lumbre en medio de un celaje sin nubes; escoged ese momento y llevad vuestras miradas a lo lejos; ved esas casas, las unas ennegrecidas por el tiempo; las otras, resplandecientes en blancura y que parece aproximarse al estanque profundo, en el cual el río está encerrado, para mirarse en las aguas. El río presta al cuadro no sé qué misterio, que aumenta aun el encanto de la contemplación".

Dibujo de 1894 que puede expresar este ambiente festivo.

"Era domingo. Como convidaba el día, con su hermosa temperatura, multitud de familias habían emigrado a aquellos lugares. Algunas cuadrillas veíanse diseminadas, acá y acullá; unas, bajo el ramaje de los olivos, conversaban tranquilas; otras, más entusiastas y revoltosas, compuestas de gente del pueblo, agitábanse bailando y cantando al compás de una guitarra, ínterin las barquillas, cuales aves acuáticas, al abrir sus blancas alas, desplegaban al viento sus pequeñas velas y huían veloces por la plateada superficie del agua, en busca de nuevos pasajeros"...

"Descendimos por la senda que muere al pie del grotesco arco de la callejuela que sale al frente del convento, y nos dirigimos a la antigua fonda de Lebrón..."

Paramos aquí la narración, pues el resto de pasajes de este texto parecen suceder entorno a Camas.

Nombres de San Juan de Aznalfarache

Una de las grandes dificultades que tiene la historia de San Juan de Aznalfarache es la cantidad de nombres por los que ha pasado esta villa en las distintas etapas de su historia, hasta consolidarse, a finales del siglo XIX, con la desvinculación de Tomares, con el nombre actual que conocemos. Aunque no somos filólogos (y que nos disculpen por las posibles interpretaciones erróneas), intentamos explicar las fuentes para estas denominaciones, incluyendo los posibles errores o erratas que se pusieron en el pasado al escribir el nombre de esta villa.

Época turdetana (s. III a.C.): Osset.

Ossetum (en “Dictionarium”, 1754, 1789 y 1790).

Y es que hasta relativamente hace poco tiempo, el término “Osset” era conflictivo en sí mismo, porque como el nombre propio “Sevilla”, actualmente, hace referencia a la ciudad principal y a la provincia a la que se refiere, Osset también es el nombre de capital y de una demarcación terrenal que comprende zonas de Sevilla y hasta de Huelva. Los investigadores históricos, de forma general, han aceptado que la urbe de Osset se corresponde con las ruinas encontradas en el Cerro de Chaboya, actual Cerro de los Sagrados Corazones o Barriada Nuestra Señora de Loreto.

Época romana (siglo I y siguientes): Osset Iulia Constantia.

El nombre de Iulia Constantia está basado en el texto del historiador Plinio, en el siglo indicado.

También aparecen los términos Assa y Osset, en el “Boletín de la Real Sociedad Geográfica”, de 1907.

Época almorávide (siglo XII): Hisn al-Farach.

Comienzan los prefijos de la denominación que llegará hasta nuestros días, pues “Azn” o ”Hisn”, significan fortaleza, en referencia a las murallas del cerro; y “farach” / “faraj” / “farax”, que significa otero, cerro, loma, altozano…  (en “Estudio histórico-crítico de la toponimia mayor y menor del antiguo Reinto de Sevilla”).

Aun así, la denominación Hisn al-Farach o Hisn al-Faray, o Hisn al-Faraj, se llega a traducir como “castillo del miradero”, “fortaleza del miradero” e incluso “alcázar bendito”.

Hay un boletín sobre geografía del año 1881 que menciona Hicnazáher, con la grafía almorávide, como “castillo florido”.

También hay referencias al “castillo de Alfaraz” y que, referido a nuestro lugar de estudio, verdaderamente, desconocemos si podría ser una errata en la transcripción.

1246 – Eznalfarax o Eznalfarag, aparece en la crónica de la Reconquista, en los textos de la Orden de Calatrava.

Reconquista de Sevilla y Repartimiento, siglo XIII:

1253 (Reconquista de Sevilla), San Juan Alhadrín (o Alhadrín, solamente), en referencia al olivar circundante al cerro y su fortaleza, denominado así por Ortiz de Zúñiga (historiador español del siglo XVII), para el repartimiento de tierras entre las tropas cristianas.

En este año se incorpora “San Juan” a la denominación local por la concesión real del lugar a la Orden militar del mismo nombre (San Juan de Jerusalén o San Juan de Acre).

Otro término peculiar que aparece de los estudios sobre el repartimiento de Sevilla, en el año mencionado de la reconquista, es el de “Hisn al-Radj”, en el cual, además, se comprende una gran cantidad de la provincia, indicando su urbe poblacional con la actual San Juan de Aznalfarache.

1400, es conocido como San Juan de Alfarache, aldea del vecino pueblo de Tomares; así parece constar en los escritos del arzobispo Mons. D. Gonzalo de Mena. Desde 1599, comenzará a dar la vuelta al mundo el nombre de nuestro pueblo por la obra satírica “Guzmán de Alfarache” (percíbase además el parecido sonoro entre ambas expresiones), escrito por Mateo Alemán. En escritos de don Luis Méndez de Haro y Guzmán y libros franciscanos del año 1657 se reafirma esta nomenclatura, apareciendo también en esta época la versión San Iuán de Aznalfarache.

1409, en un escrito sobre la presencia franciscana en Sevilla, aparece la denominación Haznalfaraig.

1587. Se publica un libro titulado: "Historia de Sevilla, en la cual se contienen sus antigüedades, grandezas y cosas memorables en ella acontecidas, desde su fundación hasta nuestros tiempos". Durante el libro, en 15 menciones, aparece el término "Haznalpharache".

1605, en el “Romancero General”, aparece escrito “Haznalfarache, que ahora llaman San Juan de Alfarache”. Hay que suponer que esta “H” al principio de la denominación, sería una errata.

1679, en texto franciscano, se escribe como San Juan de Azfarache. Quizá sea otra errata puntual.

1707, se da a conocer la versión francesa del nombre propio de la localidad, a través de un grabado realizado por Pieter Van der Aa, titulado San Juan del Foratche.

1754, Alfarache, sin “San Juan”, en “Dictionarium”, también en 1789 y 1790.

1858, antes de su denominación oficial actual, en el “Nomenclátor de los pueblos de España” y debido a ser aldea de la localidad vecina, aparece explícitamente como Tomares y San Juan.

Segregación y siglo XX: San Juan de Aznalfarache.

El 15 de julio de 1890 y publicado en la Gaceta de Madrid (actual BOE), el 19 del mismo mes, se oficializa la segregación de San Juan de Aznalfarache con respecto a Tomares, conforme al número de habitantes.

En 1909, ya con el nombre actual, también se da una curiosa errata, por la cual, un periodista transmite de la noticia de que dos soldados se emborracharon “en el vecino pueblo de Ventas de Aznalfarache”.

También una guía editada en 2020, hace una curiosa referencia a la historia de nuestra localidad, llamándola Aznar-Al-Farachya, en base a que, en tiempos almorávides, al cerro se le denominaba de Las Mariposas. Desconocemos de dónde habrán podido sacar estos datos.

Vaya por último un homenaje a aquel que más se esforzó en dar a conocer el nombre oficial actual de nuestro pueblo a finales del siglo XX, entre los años 1989 y 1992: Emilio Aragón, presentando el programa de Canal Sur “Saque Bola” que, con su creatividad, repetía en cada programa la canción con el apartado de Correos del concurso, que tenía por letra:

El 79 de San Juan de Aznalfarache… ¡Sevilla! El 79 de San Juan de Aznalfarache… ¡Sevilla!

Este artículo podrá ser reformado en el futuro, si encontramos otras denominaciones o podamos explicar alguna de ellas más. Publicación del texto: 11 de marzo de 2024. Primera revisión: 6 de abril del mismo año, introduciendo el término "Haznalpharache". Segunda revisión: 19 de junio de 2025, entorno a que el inicio de la denominación como "San Juan de Alfarache" es anterior a lo inicialmente indicado (1599), pues ya en textos sobre el arzobispo Mons. D. Gonzalo de Mena, que trajo a los franciscanos a esta localidad, en 1400, se la llama así (incluso podría ser de antes, con la presencia de la Orden de Malta).

Viacrucis en la finca Valparaíso, San Juan de Aznalfarache. Cuaresma de 1963

“Ayer se celebró un solemne viacrucis en la finca Valparaíso, enclavada en el término municipal de San Juan de Aznalfarache. La ceremonia constituyó una sencilla manifestación religiosa, en la que se unió la profunda piedad de los fieles y el maravilloso paisaje. La efigie serena y majestuosa de Cristo aparece entre esbeltas palmeras, dando al marco un cálido sabor bíblico. Una faceta más de religiosidad con que Sevilla celebra los misterios de la Pasión del Hijo de Dios. Nuestro fotógrafo, Sánchez del Pando, ha sabido recoger con sensibilidad y arte, un momento de la ceremonia”.

Texto bajo la fotografía en la publicación “Sevilla, diario de la tarde”, del sábado 6 de abril de 1963, haciendo referencia al día anterior, Viernes de Dolores, previo a la Semana Santa, en San Juan de Aznalfarache. La ubicación de la finca Valparaíso y de las palmeras que había para acceder a ella, se correspondería con un más amplio trazado de la calle Viena, en la barriada Valdomina.

Otto Engelhardt y el referéndum de 1926

Comenzamos en este blog de la historia de San Juan de Aznalfarache a hablar del pacifista republicano, ingeniero y diplomático Otto Engelhardt, que vivió en nuestro pueblo, en Villa Chaboya, entre los años 1915 y 1936, cuando fue detenido y ejecutado. Varias decenas de artículos escribió para ser publicados por periódicos, en las fechas en las que vivió en nuestra localidad.

En este primer artículo que comentamos, publicado el 28 de abril de 1926, expresa su opinión sobre el referéndum que se produjo en Alemania para expropiar propiedades principescas y casas de antiguos líderes.

NOTA: El resultado de la consulta fue un grandísimo apoyo a la expropiación, con más del 90 % de votos. Pero sólo hubo un 36 % de participación, por lo que no tuvo validez.

 

Título: “La verdad sobre el referéndum en Alemania”.

Don Otto Engelhardt parte de la base, al escribir este texto para su publicación, de que había leído publicaciones que estaban minimizando el resultado del referéndum alemán, por haber sido influenciado por fuerzas de izquierdas, concretamente, socialistas y comunistas. Para demostrar que no fue así, comparte las reflexiones de un sacerdote católico alemán (Vitus Heller), y de una publicación católica germana (“Iglesia y mundo”), que priorizan las necesidades del pueblo tras la I Guerra Mundial (por entonces, sólo Gran Guerra), frente a que los poderosos mantengan sus posesiones privilegiadas.

Acaba aludiendo a la moral cristiana, que sólo debe existir para trabajar por “los inválidos, los viejos, las viudas, los huérfanos, en todos los desamparados; a esto nos obliga nuestra religión”, por lo que el resultado del referéndum debe ser un orgullo “para todos los buenos ciudadanos”.

 

Una reflexión para terminar:

En los textos y artículos que hemos leído hasta ahora sobre la persona de Otto Engelhardt, siempre se ha hablado de su labor profesional (como ingeniero o cónsul), y de su pertenecía ideológica al republicanismo y al antinazismo, pero nunca se ha hablado sobre su religión. Este artículo indicado deja clara su cercanía al cristianismo católico, tanto por las referencias a las que alude, como por la cita textual “nuestra religión”. En otros artículos podremos contemplar también su fe en Dios, aunque no haya prueba de que la practicase comunitariamente.

Las mujeres trabajadoras en la historia de San Juan de Aznalfarache

Mujeres deshuesando y envasando aceitunas, en los almacenes de Olmedo, 1914.

Comenzamos las andanzas de este blog sobre la historia de San Juan de Aznalfarache, en este 8 de marzo de 2024, con un pequeño homenaje a las mujeres trabajadoras en el municipio, en el pasado y para el futuro.

Hay que seguir recordando a las que fueron brutalmente asesinadas el 24 de octubre de 1936, luchando porque no vuelvan a suceder hechos tan atroces, pero también queremos rendir un homenaje a las cientos de mujeres que se llevaron décadas preparando este alimento para su comercialización, sacando humildemente adelante sus vidas y las de sus familias, con su esfuerzo y su dedicación.

Junto a la industria de la aceituna, muchísimas mujeres trabajarían el campo en siglos anteriores, en las fincas y huertas que existieron en este término municipal, como en el cultivo de flores para perfumes o las distintas huertas frutales que existieron en el siglo XIX.

En la historia de San Juan, también han residido mujeres artistas, como la escritora Amparo López del Baño, que se retiró a vivir aquí hasta su muerte, en 1891. También habría mujeres, que interpretaban tonadillas y papeles femeninos, en una compañía de cómicos establecida en esta villa en la segunda mitad del siglo XVIII, que vivían de sus representaciones.

Unas pioneras en el sector educativo, que trabajaron en San Juan, fueron las primeras maestras para niñas: Carmen del Pozo y Carrillo (nombrada en 1898) y María Araceli de Rojas y Lacalle (en 1899).

Desde la segunda mitad del siglo XX, contamos también en nuestra localidad con las mujeres que trabajan expresamente para un mundo mejor en distintos ámbitos: las religiosas Teresianas, en el colegio Santa Teresa de Jesús (1952); las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, con la Institución Benéfica del Sagrado Corazón de Jesús (1955), para el cuidado de enfermos abandonados y marginados; las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, gestionando la casa de espiritualidad Betania (1963); y más recientemente, las Hermanas Terciarias Capuchinas, con su casa de acogida para jóvenes en riesgo de exclusión.

Que todas las mujeres que actualmente trabajan en todos los estamentos y puestos de la administración pública, en empresas, comercios, tiendas, organizaciones no gubernamentales, en teletrabajo y de forma autónoma, en San Juan de Aznalfarache, puedan ver las reivindicaciones de este día de la Mujer Trabajadora, como un mero recuerdo histórico, superado por los avances sociales.

Robo de 50 pesetas en San Juan de Aznalfarache, julio de 1893

Imagen realizada con inteligencia artificial. “El Noticiero Sevillano, diario independiente de noticias, avisos y anuncios”, Sevilla. Sábado...