En el siglo XVI y gran parte del XVII, el Guadalquivir
se erigió como la “columna vertebral de la ciudad hispalense y su cordón
umbilical, que la nutría con el resto del mundo” (en la página 29, de “Historia de Sevilla, la ciudad del Quinientos).
Dentro de esa vía de comunicación internacional en que se convirtió el río, uno
de los muelles o surgideros importantes, después de los de la ciudad, fue
San Juan de Aznalfarache. Desde el Descubrimiento de América, hasta la segunda
mitad del siglo XX, nuestra localidad ha sido, en primer lugar, astillero y
antepuerto (previo a Sevilla); y ya,
en las épocas más recientes, muelle fluvial y surgidero (puerto, atracadero y/o
fondeadero).
Poco después de 1492 y por nuestra gran cercanía a
Sevilla, la localidad de San Juan de Aznalfarache se convirtió en espacio
habitual para hacer labores de reparación y mantenimiento del revestimiento
externo de los buques (las embarcaciones
más grandes eran reparadas en zonas cercanas a las desembocaduras del río).
Indica Pacheco Morales-Padrón en “Consideraciones
sobre la sustitución del puente de barcas de Triana”, las graves afecciones por
agujeros que sufrían las embarcaciones de la época por un molusco llamado Teredo Navalis. Pero los sistemas de
reparación no eran muy eficaces y tardaban en terminarse las operaciones de
puesta a punto. Es por ello que el puerto de Sevilla se quedaba pequeño y,
entre otros lugares, las naos se enviaban a San Juan de Aznalfarache, donde “se
las varaba o sacaba al monte, aunque otras veces, se las hacía flotar a base de
colocarlas en sus bandas pipas o toneles, o se las acostaba sobre otro barco,
hasta que las quillas quedaran al aire”, para así poder ser arregladas.
Y el puerto y los muelles de San Juan de Aznalfarache
debieron llegar a tener importancia, porque menciona Luis Esteban Rubio, en su
tesis sobre la Escuela de Salamanca (2022), el siguiente hecho: El visitador (juez o ministro) Francisco de Bobadilla
zarpó con su armada (conjunto de buques
de guerra), desde Aznalfarache, en 1500, para devolver a más de 800 importados
a su patria. Todo esto muestra que, a los ocho años del descubrimiento de
América, ya nuestra villa tenía una importante estructura para acoger barcos,
tripulaciones, pasajeros y mercancías de la época.
A principios del siglo XVI, el muelle de Sevilla y su
Arenal estaban muy escasos de espacio y lo más cercano, a tres leguas de la
ciudad (unos cinco kilómetros en aquella
época), en la ribera de San Juan de Aznalfarache, los calafates y
carpinteros se afanaban para la pronta reparación y rehabilitación de los
navíos. Indica María del Carmen Mena García (“Sevilla y las flotas de Indias”), que en el año 1534, es en
nuestra localidad donde los viejos barcos, que eran vendidos en Sevilla por los
armadores para el comercio, los “ponen en monte” para su arreglo, pero que esta
técnica no permite descubrir la quilla, ni aun dos tablas encima de ella, por
lo que no los pueden aderezar bien, ni se pueden ver los daños que tales navíos
puedan afectarles, con el peligro correspondiente de llevarlos al océano en mal
estado.
San Juan de Aznalfarache era el destino de muchos
barcos para que, en sus astilleros, se sacaran de monte a las embarcaciones,
que eran arrastradas desde el Arenal de la ciudad y acá fuera carenadas
(reparadas). A aquellos tripulantes también se les pagaba que comieran en
instalaciones de nuestra villa.
Los astilleros de San Juan de Aznalfarache estuvieron
muy activos hasta mediados del siglo XVI. La puesta a punto, carenado e incluso
la construcción de embarcaciones menores debía suponer mucha ocupación para los
lugareños y otros profesionales, comerciantes y navieros venidos de otras
partes de España y Europa.
Bibliografía:
ALFONSO MOLA, M. (2018): “Puerto y puerta de las
Indias” (págs.. 18 a 23), en CENTRO DE ESTUDIOS ANDALUCES: “Andalucía en la historia:
Dosier Guadalquivir, cauce de nuestra historia” (Nº. 62, octubre-diciembre de
2018). Sevilla.
ESTEBAN RUBIO, L. (2022): “Sobre los derechos y
deberes morales. Una propuesta de actualización de la Escuela de Salamanca ante
los retos de nuestro tiempo”. Tesis depositada en la Universidad Carlos III de
Madrid.
MENA GARCÍA, M.C. (2016): “Sevilla y las flotas de
Indias, la gran armada de Castilla del Oro (1513-1514)”. Sevilla, Editorial
Universidad de Sevilla.
MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE (2021): “La Flota de
Nueva España y la búsqueda del galeón Nuestra Señora del Juncal”. Publicaciones
del Ministerio.
MORALES PADRÓN, F. (1989): “Historia de Sevilla, la
ciudad del Quinientos”. Universidad de Sevilla.
NAVARRO GARCÍA (1966): “El Puerto de Sevilla, a fines
del siglo XVI” (págs. 141 a 178), en “Archivo Hispalense, revista histórica,
literaria y artística” (1966), Nº. 139-40, tomo XLV. Publicaciones de la
Diputación Provincial de Sevilla.
PÉREZ-MALLAÍNA, P. (1997): “Auge y decadencia del
puerto de Sevilla, como cabecera de las rutas indianas”.
PACHECO MORALES-PADRÓN, M. (2018): “La organización
portuaria del Golfo de Cádiz en los siglos XVI y XVII: el Arenal de Sevilla y
sus antepuertos”.
PACHECO MORALES-PADRÓN, M. (2018): “Consideraciones
sobre la sustitución del puente de barcas de Triana: un proyecto de puente de
piedra (1631)”. Revista de Historia del Arte, Nº. 24, págs.. 42-57.
VEITIA LINAGE, J. (1672): “Norte de la Contratación de las Indias Occidentales, dirigido al Excmo. Sr. D. Gaspar de Bracamonte y Guzmán”. Sevilla.
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