Resumen de la historia del Convento de San Juan Bautista de Alfarache 1400-1835

Dibujo y dos fotografías de las instalaciones conventuales, después de que dejaran de serlo.

Compendio de la historia del Convento de San Juan Bautista de Alfarache, entre 1400 y 1835, realizado por el DCXXV (625) aniversario del envío de los franciscanos a esta localidad.

Siglo XV.

16 de enero de 1400, fecha del escrito del Arzobispo hispalense, Mons. D. Gonzalo de Mena, por el cual concede, a un grupo de eremitas franciscanos de la Orden Tercera, la dirección espiritual de las tierras de la ya existente Parroquia de San Juan de Alfarache y que comprende esta aldea, el municipio de Tomares y la calle Real de Castilleja de la Cuesta y sus anexos. Incluye también una ermita en San Juan de Morañina (actualmente, término municipal de Bollullos Par del Condado).

En Viernes 16 días del mes de enero de 1400 años. In Dei nomine Amen. Nos Don Gonzalo de Mena, por la Gracia de Dios, Arzobispo de la Santa Iglesia de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Sevilla… damos a vuestra Orden la Iglesia Parroquial de San Juan de Alfarache, perpetuamente con todos sus términos, limitaciones, distritos, y qualquiera pertenencia que le son debidas de derecho, para que mas largamente podáis servir a Dios; y porque así sea, y por vos hacer limosna, y especial gracia, os damos ahora y para siempre perpetuamente un Beneficio perpetuo servidero”.

Los franciscanos construyeron en estos terrenos, dentro de la muralla, su nueva residencia, levantando un espacioso edificio de suntuosas dependencias. En las primeras décadas de este siglo sería la Casa Grande o matriz de la Orden Tercera Franciscana de la Bética, por el mero de ser la primera en la región.

En 1409, obtienen del Arzobispado el Curato de la localidad, por traslado o fallecimiento del anterior sacerdote presente en la parroquia. Todo ello sería confirmado por Papa Benedicto XIII.

Entre los años 1473 y 1483, encontramos el primer benefactor del convento: fray Diego García de Quijada, fraile de buena familia, que residió en el convento y llegó a ser obispo de Guadix. Sus donaciones estuvieron dedicadas a la reparación de las ya desgastadas instalaciones conventuales sobre el cerro.

En 1483, junto a otros conventos del por entonces Reino de Sevilla, pasan a depender de la Custodia de Canarias.

Finales del siglo XV: datos de ser uno de los conventos más pobres de Andalucía. Entre los años 1491 y 1503, se estima que estos frailes son “adeptos a la pobreza voluntaria”. A lo largo de la historia del convento, se demuestra las múltiples dificultades y vicisitudes por las que pasaron quienes lo habitaron. Ya a finales de aquel primer siglo de estancia, así se manifiesta.

 

Siglo XVI.

En 1529, algunos religiosos del convento de San Juan de Alfarache pasaron a fundar en Sevilla, en el antiguo monasterio de dominicas, pasando a denominarse Nuestra Señora del Valle.

Entre los años 1569 y 1583, Mateo Alemán, autor sevillano de la novela picaresca “Guzmán de Alfarache”, conoció este convento.

En 1575, Fray Marcos de la Parra, cura de San Juan de Alfarache y de Tomares alegará su no asistencia a un sínodo sevillano por "ser solo, y estar indispuesto".

 

Siglo XVII.

Entre los años 1609 y 1625 y con reivindicación en el año 1658, la lejanía de la urbe de Castilleja de la Cuesta y las preferencias del propietario, el Conde-Duque de Olivares, y de sus habitantes, haría que los frailes terceros de Alfarache perdieran la dirección espiritual de aquel lugar.

En el año 1611, ya existe la ermita en la urbe de Alfarache (actual Capilla del Rosario o algún precedente cercano), para evitar a los habitantes subir al cerro.

De 1634 a 1639, se procedía a la construcción del Retablo de los Santos Juanes, para la iglesia de San Juan de la Palma de Sevilla, acabando en el siglo siguiente en San Juan de Alfarache.

El año de 1621 debió ser una época convulsa para el convento, pues podemos encontrar el nombramiento de hasta cinco ministros sucesivamente, como gobernantes del mismo. Coincide con un tiempo también muy revuelto para la orden religiosa.

En 1633, existe una crítica de un clérigo sevillano, citando expresamente al convento de Alfarache, porque “donde es cura un religioso del Orden de San Francisco, desde hace más de 200 años”.

En 1675, reclamación de diezmos, por parte el Conde-Duque de Olivares, hacia los frailes.

Entre 1679 y 1711, la familia Legorburu (apellido que significa “la parte alta del sequeral”, un panorama que incluso hoy se puede ver entre Sevilla y la localidad de este convento), y sus importantísimas aportaciones a la comunidad conventual, que aún están presentes en la cúpula del templo. Los hechos que pudieron ocurrir en años posteriores (compra del Retablo de los Santos Juanes, gestión de la Casa de los Mareantes, el nuevo templo de Tomares), muy probablemente, dependieron de aquel mecenazgo.

En 1689, el Convento de San Juan Bautista se une a la Observancia, junto con los conventos de San Juan de Morañina y Caños Santos (Olvera, Cádiz).

 

Siglo XVIII.

En 1706, se encuentra datado el primer cadáver que ocupa el cementerio local, junto al convento: el cuerpo de un misionero jesuita ahogado en el río.

Entre los años 1721 y 1746, forma parte de la congregación, en el convento, fray Miguel de San Juan Baptista, uno de los frailes más ilustrados que han residido en el mismo.

En 1710, llega el retablo de los Santos Juanes desde la iglesia de San Juan de la Palma.

De 1710 a 1769, los terciarios de San Juan se hacen cargo de la Casa de las Columnas (antigua Cofradía y Hospital de Mareantes de Sevilla), como edificio para el culto religioso en su iglesia y hospedería en el resto de instalaciones.

En 1711, vecinos del pueblo denuncian a los franciscanos terceros por el robo de alhajas de la capilla (no se aclara si de la del Rosario o de Valparaíso).

En 1730, se doran el retablo de San José y el de San Antonio, que llegan hasta nuestros días.

Entre 1743 y 1760, dos frailes provenientes de Convento de Caños Santos, de Olvera, sucesivamente, toman el mando del Convento de Alfarache. El segundo de ellos llegó a ser Teólogo de Cámara del Nuncio español.

De los años 1744 a 1751, encontramos los registros más extraños que, a nuestro criterio, se pueden encontrar en los archivos parroquiales. Algunos frailes cambian la parroquia de nombre; hasta el presente, no hemos encontrado la explicación.

En la segunda mitad del siglo XVIII, los frailes censados en el convento son pocos: 37; lejos de los 94 en Sevilla o los 59 en Caños Santos.

En 1752, los frailes piden al Rey estar exentos del diezmo del aceite, ya que sus olivos son pocos, sólo los que se encuentran dentro del recinto amurallado.

En los años 1772, 1793 y 1804, se realizan agradecimientos de los alcaldes de Tomares y de la aldea de Alfarache a los franciscanos por su cuidado de los respectivos templos tras arreglos y obras realizadas.

Desde 1790 a 1835, el Rvdo. Sr. D. Manuel María del Mármol, el último gran benefactor del convento, de familia acaudalada, habita por largas estancias en el mismo y aporta de sus emolumentos para mejoras en el mismo, además de transmitir su creatividad y sus conocimientos a la comunidad.

En 1797, nuevamente, hay constancia de la Capilla en la urbe del pueblo, a cargo de un religioso de la Orden Tercera.

 

Siglo XIX.

En 1814, entre mayo y septiembre, un grupo de presuntos religiosos diocesanos, aprovechando una orden real a favor de los regulares, se hace con el convento, expulsando a los terceros. Cuando estos vuelven, encuentran en falta muchos enseres.

En 1822, tras una nueva exclaustración, los frailes de los conventos de Sevilla y de Lebrija pasan a formar parte de la comunidad de Alfarache.

En 1835, con la desamortización, las órdenes religiosas pierden sus propiedades y el templo del cerro pasa a ser de nuevo Iglesia parroquial exclusivamente.

Entre 1835 y 1862, las leyes españolas impiden a los frailes seguir ejerciendo sus labores espirituales. Desaparece la congregación en el cerro, pero algunos de aquellos religiosos, tal y como les permite la ley, pasan a ser clérigos de la localidad. Los religiosos exclaustrados permanecen como eclesiásticos del templo parroquial, vistiendo el hábito clerical.

 

Conclusiones:

-Nunca fue fácil vivir en la cima de ese cerro, en esa atalaya: la falta de agua, el aislamiento, la escasez de recursos…

-Inicialmente, con la pobreza citada a finales del siglo XV, fuese más o menos autoimpuesta por el voto de pobreza, no hay diezmos, pero luego se convertirá en un gran problema por la exigencia de los mismos.

-La comunidad conventual subsistió gracias al apoyo de mecenas como fray García de Quijada, Antonio de Legorburu y Manuel María del Mármol, a los que se sumaron donaciones y otras herencias a su favor, gracias a la encomienda de misas a perpetuidad por los difuntos.

Parte de la bibliografía consultada:

ALEMÁN, M. (1599): “Primera parte de la vida del pícaro Guzmán de Alfarache”. Barcelona, imprenta de Gabriel Graells y Giraldo Dotil.

ÁLVAREZ MIRANDA, V. (1849): “Glorias de Sevilla, en armas, letras, ciencias, artes, tradiciones, monumentos, edificios, caracteres, costumbres, estilos, fiestas y espectáculos”. Sevilla, editor Carlos Santigosa.

ANÓNIMO (1752): “El convento y religiosos de San Juan de Alfarache, que es de los Terceros Descalzos de Nuestro Padre San Francisco, extramuros de Sevilla, a los Reales Pies de Vuestra Majestad… por enero de 1400 nos colocó en esta altura…”. En los fondos antiguos de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla.

BALAGUER, V. (1851, 3ª edición): “Los frailes y sus conventos: su historia, su descripción, sus tradiciones, sus costumbres, su importancia” (tomo II). Barcelona, Editores Hermanos Llorens (páginas 201-209).

BELMONTE FERNÁNDEZ, D. (2016): Tesis “Organizar, administrar, recordar: El Libro Blanco y Libro de Dotaciones de la Catedral de Sevilla”. Universidad de Sevilla, Sevilla.

BERMEJO Y CARBALLO, J. (1882): “Glorias religiosas de Sevilla, o noticia histórico-descriptiva de todas las cofradías de penitencia, sangre y luz, fundadas en esta ciudad”. Sevilla, Imprenta y librería del Salvador.

DE ALATRI, M. (1980): “El movimiento franciscano de la penitencia en la Sociedad medieval”, artículo del III Congreso de Estudios Franciscanos (Padova, 25 a 27 de septiembre de 1979). Roma, Instituto Histórico de los Capuchinos.

DE GAMA, J. y DE JESÚS, Y. (1614): “Compendio en el cual se contiene la erección de la Provincia nueva de Andalucía y Reino de Granada del Tercer Orden de Penitencia de nuestro Padre San Francisco, nombrada por tal en el Capítulo General que se celebró en el Convento de San Juan de los Reyes, en la Ciudad de Toledo, en 1606. Y confirmada por el Santo Padre Paulo V, en 1612”.

DE SANTA MARÍA, J. (1630): “Información sobre la posesión y propiedad de la milagrosa pila bautismal en el Osset Bético, territorio hispalense transamniano, San Juan de Alfarache, a Don Fernando Remírez Fariña, del Consejo y Cámara de Su Majestad, Patrono y Mayor pariente de la divisa Solar Real de Nuestra Señora de la Piscina, Fundación del Rey D. Remiro de Navarra”. Sevilla, impresor Francisco de Lyra.

GESTOSO Y PÉREZ, J. (1892): “Sevilla, monumental y artística. Historia y descripción de todos los edificios notables, religiosos y civiles, que existen actualmente en esta ciudad y noticia de las preciosidades artísticas y arqueológicas que en ellos se conservan” (tomo III). Sevilla (págs. 524-525).

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