El entorno del río Guadalquivir descrito por Mateo Alemán 1599

Lámina de "San Juan del Foratche", en "Civitates", tomo V, en 1598.

Era entrado el verano, fin de mayo, y el pago de Gelves y San Juan de Alfarache el más deleitoso de aquella comarca por la fertilidad de la tierra, que es toda una, y vecindad cercana que le hace el río Guadalquivir famoso, regando y calificando con sus aguas todas aquellas justas y florestas. Que con razón, si en la tierra se puede dar conocido paraíso, se debe a este sitio el nombre de él: tan adornado está de frondosas arboledas, lleno y esmaltado de varias flores, abundante de sabrosos frutos, acompañado de plateadas corrientes, fuentes espejadas, frescos aires y sombras deleitosas, donde los rayos del sol no tienen en tal tiempo licencia ni permisión de entrada.

ALEMÁN, M. (1599): “Vida y hechos del pícaro Guzmán de Alfarache”. Madrid.

La Orden de la Merced y San Juan de Aznalfarache, siglos XVII y XVIII

Nuestra Señora de la Merced: azulejo en la portada de la Capilla de Nuestra Señora del Rosario.

Para iniciar este artículo sobre la orden de la Merced y San Juan de Aznalfarache, realizamos un resumen sobre las interesantísimas aportaciones que hizo al respecto la doctora en Historia del Arte María Teresa Ruiz Barrera, en 2006:

Es la investigadora y cronista Amantina Cobos (en su conferencia de 1926 y en su documento de 1927), la primera que hace alusión a un “convento de frailes de la Merced” que, a su vez, es la misma fuente que recoge Daniel Pineda Novo en su libro sobre la historia local.

En el mismo lugar al que aluden, el actual Callejón del Aire y su entorno, en el siglo XIX, se construiría la fábrica de perfumes y, por último (antes de su estado presente), la familia Olmedo construiría una casa.

Precisamente sería doña Rosario Rodríguez Sánchez (viuda de Olmedo), la que donaría a la Capilla de Nuestra Señora del Rosario unos retablos que, actualmente, acogen la talla de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y la de la Virgen de la Merced, la cual también procedería del oratorio en las instalaciones mercedarias del siglo XVIII.

El otro motivo religioso, destacado para este artículo, de la Capilla de Nuestra Señora del Rosario es el azulejo en el lado derecho de la portada de dicho templo. Según Daniel Pineda Novo, procedería de la torre del molino existente en el terreno en cuestión y que imita a la imagen del convento mercedario sevillano de la Asunción. Los santos que se postran ante la advocación mariana son San Pedro Nolasco y San Ramón Nonato.

La historia de la hacienda mercedaria, en San Juan de Aznalfarache, habría comenzado con la compra del terreno por el sevillano padre fray Francisco Domonte (gran teólogo y buen predicador, que llegó a ser obispo de Hipona y auxiliar del cardenal arzobispo de Sevilla Mons. D. Ambrosio Spínola y Guzmán), el 6 de marzo de 1677, a don José de la Puente Verastegui, caballero de la orden del Alcántara y veinticuatro (alcalde) de la ciudad de Sevilla. La posesión de estas tierras en nuestra localidad era para dejar rentas fijas a la enfermería del Convento de la Merced sevillano y para el cuidado de sus religiosos enfermos. La heredad la componían: “viñas, olivares, tierras calmas con sus cassas principales, biga, bodega, lagar y basijas y caldera de azeyte, arope y lo demás que le pertenece”. Las casas tenían dos plantas, patios, pozos, caballerizas, pajar y comprendían varias fincas con 122 olivos, en tierras junto al puerto y las murallas, más otras (la mayoría del terreno), lindando con los términos de Mairena del Aljarafe, Gelves y Tomares.

Francisco Domonte falleció en 1681, y en 1723, la comunidad decidiría arrendar la hacienda a fray Juan de Valderrama; en el inventario de la venta ya se mencionaría el oratorio, en el que había un retablo, una imagen de un crucifijo y otra de la Concepción y seis láminas, entre ellas, una de Nuestra Señora de la Merced. El comprador debería seguir proporcionando parte de su usufructo al convento mercedario sevillano y, a su muerte, la propiedad retornaría a la congregación.

La portada superior del Callejón del Aire es un arco, en cuya parte superior se sobrepone una cruz, que sería el antiguo acceso a la otrora hacienda.

Portada superior del Callejón del Aire.

Por último, María Teresa Ruiz Barrera señala que se desconoce cuándo exactamente la hacienda dejó de pertenecer al cenobio sevillano, pues ya en 1813, con la primera desamortización, no aparece como propiedad del convento mercedario entre las fincas rurales incautadas.

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Tras este resumen del interesantísimo artículo de la doctora María Teresa Ruiz Barrera sobre la hacienda de la Merced en San Juan de Aznalfarache, hacemos varias aportaciones relacionadas con la historia de este lugar de nuestra localidad:

En la “Gaceta de Madrid” (la denominación anterior del Boletín Oficial del Estado), con fecha 8 de diciembre de 1870, aparece escrito:

D. Antonio Garijo Lara, Juez de Primera Instancia del distrito de San Román de esta capital (Sevilla).

En este Juzgado, y por ante el infrascrito, se ha presentado escrito por parte de D. Manuel Martínez y Herrero, de esta vecindad, solicitando la liberación del gravamen que el convento de la Merced de esta ciudad (Sevilla), impuso sobre la hacienda de su propiedad, hoy huerta nombrada de la Merced, en la villa de San Juan de Aznalfarache, por escritura en esta ciudad, ante D. Antonio Manuel de León, escribano público que fue de este número, su fecha 29 de julio de 1768, y cuyo gravamen consistió en una hipoteca sobre dicha finca, a favor de las personas que pudieran considerarse con mejor derecho que el referido convento, al percibo de la suma de 1961 reales y 16 maravedís, procedentes del concurso a bienes de D. Miguel y D. Diego de Suloeta Reales. Y en su virtud, he dictado providencia, citando y emplazando a los referidos acreedores que puedan considerarse con mejor derecho que sus herederos o causa-habientes, para que en el término de 60 días, a contar desde la inserción del presente edicto en la “Gaceta de Madrid”, comparezcan en este juzgado a deducir las reclamaciones de que se crean asistidos por consecuencia de la mencionada hipoteca, bajo apercibimiento de que, transcurrido dicho término, se declarará la liberación de la mencionada finca por razón del indicado gravamen.

Y para su inserción en la “Gaceta de Madrid”, se pone el presente.

Sevilla, 25 de noviembre de 1870. Antonio Garijo Lara. El escribano actuario, Francisco García. X-2392.

Tras el conocimiento de este texto y aunque fue publicado en 1870, ¿dejó la hacienda sanjuanera de pertenecer a la orden mercedaria en 1768? No podemos dar una contestación definitiva, pero la fecha del año 1768 parece ser correcta, a pesar de encontrarse en una publicación de 1870; ello lo demuestra que el escribano D. Antonio Manuel de León vivió en el siglo XVIII, según varias fuentes.

Más recientes, y también ahondando en el nombre de este lugar, cuatro Boletines Oficiales del Estado, respectivamente, de los años 1974, 1975, 1976 y 1977, sobre la venta de propiedades de las industrias aceituneras, se refieren a la “finca de la Merced”, la “Huerta de la Merced”, e incluso se habla de una tienda “la Merced”.

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La presencia de mercedarios en San Juan de Aznalfarache.

Sí hemos encontrado en los libros de bautismo de los Archivos parroquiales de San Juan Bautista, cuando la Iglesia parroquial estaba en la atalaya, formando un conjunto religioso con el Convento de San Juan Bautista de Alfarache, de la Tercera Orden de San Francisco, referencias a la presencia mercedaria en nuestra localidad. Por orden cronológico, esto han sido los datos que hemos encontrado:

-En 1740, fray Joseph de San Juan (franciscano del Tercer Orden), Ministro del Convento de Alfarache y por razón de oficio Cura de la Yglesia Parroquial de este lugar, da licencia para bautizar a fray Alonzo de Casas (o Cassas), profeso del orden de la Merced de la Ciudad de Sevilla.

-En 1742, fray Pedro de San Bernardo (franciscano del Tercer Orden), Ministro del Convento de San Juan Baptista del lugar de Alfarache y de oficio Cura de la Yglesia Parroquial de Nuestro Señor San Juan, da licencia para bautizar a fray Alonso de Casas (o Cassas), religioso del orden de la Merced, del Convento Casa Grande de la Ciudad de Sevilla.

-En 1744, nuevamente, fray Pedro de San Bernardo da licencia para bautizar a fray Ignacio Gallardo, religioso del Sagrado Orden de N. S. de la Merced, Redención de Cautivos y Gobernante de la Casa Grande de la Ciudad de Sevilla (Convento Casa Grande de la Merced en Sevilla).

-En 1745, fray Pedro de San Bernardo da licencia para bautizar a fray Ignacio Gallardo, religioso del Sagrado Orden de N. S. de la Merced, Redención de Cautivos y Gobernante de la Casa Grande de la Ciudad de Sevilla (Convento Casa Grande de la Merced en Sevilla).

-En 27 días del mes de agosto de 1752, fray Alonzo de Casas, religioso de Nuestra Señora de la Merced, profeso y residente en San Juan de Alfarache, de licencia del Rvdo. P. fray Gregorio de San Joseph (franciscano del Tercer Orden), Predicador Jubilado y Ministro del Convento de San Juan Baptista de Alfarache, y por razón de oficio Cura de la Yglesia Parroquial de San Juan, bautiza solemnemente en ella en forma a lo acostumbrado

Esta quinta licencia para bautizar es la más llamativa de todas, porque el propio religioso mercedario indica que reside en San Juan de Aznalfarache (San Juan de Alfarache, en aquella época). Ciertamente, la hacienda tenía varias casas dentro de sus terrenos, pero no consta que se llegara a formar un convento; además, todas esas anotaciones en los archivos parroquiales, se refieren a que las celebraciones del sacramento del bautismo se hicieron en la Iglesia parroquial de San Juan Bautista de Alfarache, por lo que los religiosos mercedarios no parece que, en aquel siglo XVIII, llegaran a tener una infraestructura que se pudiera considerar como templo (aunque sí contaron con un oratorio).

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Importancia de la presencia mercedaria en San Juan de Aznalfarache: la calle de La Merced.

Aparte del nombre de la hacienda, ya fuese por el nombre de la congregación o de su advocación mariana, está claro que la presencia mercedaria llegó a ser importante para nuestra localidad, pues los Boletines Oficiales del Estado de 1974, 1975, 1976 y 1977, reflejan el nombre de la calle “La Merced” que después, durante la dictadura, fue denominada “General Sanjurjo”, y actualmente (2024), es Fernández Campos.

En el BOE de 1977, incluso se menciona que esta calle, antes de llamarse “La Merced”, su denominación anterior fue “El Álamo”.

Mapa de 1913.

Otra prueba de la existencia de esta calle la encontramos en este mapa de 1913, con el trazado del tranvía por la calle Real y en el que aparecen algunas de las colindantes: Aire y Merced.

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Sobre San Cayetano…

En los libros “Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía” y “Recibimientos de hidalguía en el Reino de Sevilla: Tomares, siglos XVII-XIX”, encontramos dos referencias a la existencia, en San Juan de Aznalfarache, de una calle dedicada a San Cayetano en el año 1798. Recordamos que, por entonces, la urbe de nuestra localidad sólo se encontraba en el Barrio Bajo y que sólo la componían unas pocas calles, por lo que sería posible que esa denominación hubiera sido para la actual Antonio Machado, donde se encuentra la portada de la, por entonces, hacienda de la Merced.

También conocemos que hubo devoción hacia San Cayetano en nuestra localidad, porque en el libro “Notas artísticas sobre las iglesias de San Juan de Tomares y San Juan de Aznalfarache”, se indica que entre los altares que había en la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista (templo situado entonces en el cerro, ya sin los franciscanos, pero dirigida por un clérigo diocesano), había uno con la imagen dedicado a este santo, en el año 1885 (fecha alejada de los siglos XVII y XVIII, a los que nos referimos principalmente en este artículo).


Biliografía:

-ANTEQUERA LUENGO, J.J. (2009): “Notas artísticas sobre las iglesias de San Juan de Tomares y San Juan de Aznalfarache”. Sevilla, Facediciones.

-ARCHIVO DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN JUAN BAUTISTA. San Juan de Aznalfarache, Sevilla.

-COBOS DE VILLALOBOS, A. (1927): “Apuntes históricos de San Juan de Aznalfarache”. Sevilla, Ateneo Cultural de Sevilla.

-HIDALGO LERDO DE TEJADA, F. (2009): “Recibimientos de hidalguía en el Reino de Sevilla: Tomares, siglos XVII-XIX”. Sevilla, Universidad de Sevilla.

-MATUTE Y GAVIRIA, J. (1886): “Hijos de Sevilla, señalados en santidad, letras, armas, artes o dignidad” (tomo I). Sevilla, Oficina de El Orden.

-PINEDA NOVO, D. (1980): “Historia de San Juan de Aznalfarache”. Sevilla, Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache.

-REAL ACADEMIA MATRITENSE DE HERÁLDICA Y GENEALOGÍA (2009): “Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía”. Madrid, CEMA.

-RUIZ BARRERA, M. T. (2006): “Aportaciones al estudio de una hacienda mercedaria en San Juan de Aznalfarache”, en ASOCIACIÓN PROVINCIAL SEVILLANA DE CRONISTAS E INVESTIGADORES LOCALES (número 7, II época). Sevilla, Imprenta Provincial (páginas 188 a 194).

Publicaciones:

-Boletín del Centro de Estudios Americanistas de Sevilla (1923). Números 73, 74 y 75. Año X. Sevilla (página 31).

-Boletín Oficial del Estado, de 15 de octubre de 1974, número 247, página 20920.

-Boletín Oficial del Estado, de 18 de abril de 1975, número 93, página 8142.

-Boletín Oficial del Estado, de 16 de julio de 1976, número 170, página 13893.

-Boletín Oficial del Estado, de 15 de agosto de 1977, número 194, página 18257.

-Gaceta de Madrid, de 8 de diciembre de 1870, año XXIX, número 342.

NOTA desde la administración de este blog sobre historia de San Juan de Aznalfarache: al igual que otros artículos, este también puede ser modificado, en función de nuevas aportaciones al mismo. Las nuevas incorporaciones serán indicadas en esta parte final con la fecha en que se hicieron.

La Fábrica de Perfumes de San Juan de Aznalfarache de 1840 a 1869

La portada del actual Callejón del Aire (2024), casa de don Antonio Olmedo (1926, primeras décadas del siglo XX) y Huerta de la Merced (entre 1612 y 1768), también fue sede de la destilería para la elaboración de perfumes, entre los años 1840 y 1869.

Según se narra en la “Guía de Sevilla y su provincia”, de 1874, "la magnífica fábrica de perfumería, propiedad de los Sres. Court e Hijos, fue fundada en 1840 y establecida en San Juan de Aznalfarache". Hay algún especialista en la historia local, que señala que las tierras de esta industria abarcaban toda la orilla del término municipal y fincas del Barrio Bajo, antes de su pleno desarrollo como urbe.

A continuación, el primer dato importante lo encontramos en 1849, ya que Pascual Madoz destaca las fábricas de jabones comunes, la de jabones de olor, esencias, pomadas y aceites, establecidas en nuestra localidad, por el Sr. Court, en una casa capaz, con una extensa huerta cercada por tapias, convertida en jardín en aquella época, donde se cultivan las plantas útiles para el establecimiento, por el perfume de sus flores.

En conjunto y relacionada con toda esta producción, a partir de las plantas, habría dos fábricas instaladas en San Juan de Aznalfarache: Una propiamente para el extracto del perfume y otra para el procesamiento del orozuz. Ambas tendrían empleados a bastantes jornaleros todo el año para trabajar la tierra.

Siguiendo las indicaciones de Daniel Pineda Novo y a través de la tradición oral, por aquellos extractos de perfumería, a todo el pueblo (cuya urbe se asentaba predominantemente en el actual Barrio Bajo), lo envolvía un penetrante olor que, desde lejos, provocaba que se dijera: “San Juan huele a rosas”.

También nos explica la investigadora Amantina Cobos que los terrenos que ocupó la fábrica de Cros (en el año 2024, se corresponde con el polígono comercial Alavera y el antiguo centro de creación de empresas que se creó subvencionado por la Unión Europea), e incluso más fincas, eran plantaciones de flores. La destilería para la elaboración de los perfumes se realizaba en la casa que (en 1926), pertenecía a don Antonio Olmedo y que antes fue hacienda de la Merced. Como dato curioso, dicha autora señaló que las muchachas que trabajaban en esta fábrica de esencias eran conocidas por el agradable perfume por el que estaban impregnadas.

Las fábricas de orozuz estaban cerca del río y las plantaciones de flores se hallaban en la rivera del término municipal de nuestra localidad, por lo que es fácil pensar que, en el siglo XIX, alguna de las fachadas aún existentes en la calle Betis (año 2024), o la edificación anterior que hubiese, sería la ubicación de las instalaciones para la preparación del regaliz en San Juan de Aznalfarache.

También el comercio con el regaliz, orozuz o palo dulce fue una industria de gran importancia en el siglo XIX en Sevilla y se producía en abundancia en la vega del Guadalquivir: de hecho, había dos fábricas en la propia ciudad, una en Coria del Río y otra en San Juan de Aznalfarache, cuya gestión también estuvo a cargo del Sr. Court.

Su producción era muy apreciada en los mercados de Inglaterra e incluso en Estados Unidos, adonde se exportaban y se usaban para masticarlos por su cualidad pectoral, como para elemento de composición del tabaco, la cerveza y otras producciones.

El número de quintales de esta especie de palo dulce, que se elaboran en las cuatro industrias indicadas es de 80.000 al año, siendo esta fabricación sumamente ventajosa para el país, no sólo porque se libra a la tierra de una raíz que le es nociva, sino también por los muchos brazos que en ella se emplean.

La industria del extracto del orozuz ocupaba muchos brazos, pues además de los que se elaboran en las fábricas, se sostienen muchas familias con el jornal no muy corto, que obtienen los trabajadores del campo, con particularidad, después de concluidas las faenas de recolección y antes de principiar la arada y la siembra, arrancando del suelo con el azadón la raíz de aquella planta, que llevan a vender a las fábricas, donde se compra por quintales. Es tanto lo que se benefició esta industria en aquellos años de mitad del siglo XIX que, a pesar de ser muy abundante dicho vegetal, comenzó a notarse una disminución considerable.

En 1858, en el periódico “Diario de Barcelona”, se expone un artículo sobre la Exposición Provincial de Sevilla de Agricultura, Industria y Bellas Artes, indicando los productos industriales que se pueden encontrar en la misa. El texto concreto que nos interesa es el siguiente:

Entre las industrias que se van desarrollando rápidamente en este país, una de ellas es la perfumería. Los tres expositores, que se presentaron en este ramo, merecen singularmente la atención. La fábrica del señor Court, establecida en San Juan de Aznalfarache, presentó esencia de rosas del país (extraída en la misma fábrica), agua de azahar, un jabón animal inmejorable y otros varios productos. La abundancia de flores en este país hace que pueda establecerse aquí, con ventaja, la extracción de esencias y fabricación de artículos de perfumería.

A pesar de estas buenas perspectivas, algo debió de empezar a ir mal en la empresa, ya que, según escribió Daniel Pineda Novo, en 1861, Paulino Court, domiciliado y residente en la ciudad francesa de Grasse, dio poder y mandato a su hermano Bruno “para vender, bien sea amigablemente, bien sea en subasta a las personas y a los precios, cláusulas y condiciones que el mandatario avise, todo o parte de las casas que el constituyente posee en común con el mandatario, Bruno Court, en el pueblo de San Juan de Aznalfarache, cerca de Sevilla, Reino de España, así como también la propiedad rural, igualmente de su pertenencia, en común , en el término de dicho pueblo, conocida bajo el nombre de Haza del Diablo”.

Que la hacienda o haza del Diablo, en los límites del término de San Juan de Aznalfarache, lindando con Sevilla y Tomares, también fuera propiedad de Court e Hijos, cuya destilería estaba en el centro del actual Barrio Bajo, muestra que fueron unos grandes terratenientes de la localidad en el siglo XIX.

Por el motivo que fuese, Bruno Court siguió adelante con la empresa, ya que en 1862, en el “Catálogo oficial de la Exposición de Londres”, aparece inscrita la empresa “Court e Hijo”, que trabaja en el sector de la perfumería, con sede en San Juan de Aznalfarache, Sevilla.

En los anuncios que se publican en la Guía de Sevilla, en el 1865, el relojero Alberto Galloy, que trabaja para Sus Altezas Reales los Infantes Duques de MontPensier y que tiene su sede en la Calle de las Sierpes, también explicita que tiene un depósito en la Plaza del Salvador, concretamente, en el número 6, con “perfumería de la acreditada fábrica de San Juan de Aznalfarache, al por mayor y menor”.

En 1867, Court e Hijos también participa en la Exposición Universal de París, con productos de perfumería, jabones y esencias.

Sin embargo, en 1869, los hermanos Luca de Tena adquirieron la magnífica fábrica de perfumería, propiedad de los Sres. Court e Hijos (fundada en 1840), trasladando la producción y elaboración a su colonia en Torreblanca, donde habían instalado aparatos y maquinaria de última generación para el procesado de las plantas y la producción de los perfumes, jabones, esencias, etc.

Este hecho marca el fin de aquella industria local del perfume en la que, según nos informaron verbalmente, también formaban parte la familia Lissén (por entonces, con escritura y pronunciación afrancesada: “Litchen”), que comenzaron la destacada acción empresarial aceitunera en San Juan de Aznalfarache.

 

Bibliografía:

COBOS DE VILLALOBOS, A. (1927): “Apuntes históricos de San Juan de Aznalfarache”. Sevilla, Ateneo Cultural de Sevilla.

COMISIÓN REGIA DE ESPAÑA (1867): “Catálogo General de la Sección Española”. Paris, Imprenta General de CH. Lahure.

DEPARTAMENTO ESPAÑOL EN LA EXPOSICIÓN (1862): “Exposición Internacional en Londres”. Madrid, Imprenta Nacional. Londres, Spottiswoode.

GÓMEZ ZARZUELA, M. (1865): “Guía de Sevilla y su provincia: Arzobispado, Capitanía General, Tercio Naval, Audiencia Territorial y Distrito Universitario”. Sevilla, La Andalucía.

GÓMEZ ZARZUELA, M. (1873): “Guía de Sevilla, su provincia, etc.”. Sevilla, Imprenta de la Andalucía.

GÓMEZ ZARZUELA, M. (1874): “Guía de Sevilla, su provincia, etc.”. Sevilla, Imprenta de la Andalucía.

LAMA MARCOS, M.: “La industria del regaliz en Coria del Río, 1839-1938”. Sevilla.

MADOZ, P. (1849): “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar” (tomo XIV) Madrid, Imprenta de Pascual Madoz.

PINEDA NOVO, D. (1980): “Historia de San Juan de Aznalfarache”. Sevilla, Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache.

Publicación:

“Diario de Barcelona, de avisos y noticias”, 6 de junio de 1858.

El porqué de los Estados Unidos de Europa desde San Juan de Aznalfarache 1926

Continuamos hablando en este blog, sobre la historia de San Juan de Aznalfarache, del pacifista republicano, ingeniero y diplomático Otto Engelhardt, que vivió en nuestro pueblo, en Villa Chaboya, entre los años 1915 y 1936, hasta que fue detenido y ejecutado. Varias decenas de artículos escribió para ser publicados por periódicos, en las fechas en las que vivió en nuestra localidad.

A continuación, transmitimos el artículo publicado el 3 de diciembre de 1926, en “El Liberal” (periódico de edición sevillana).

Título: “Los Estados Unidos de Europa”.

¿Por qué es indispensable formar los Estados Unidos de Europa? ¡Porque las consecuencias de la Gran Guerra (Primera Guerra Mundial) son tremendas para todos los países que han tomado parte en ella, vencedores y vencidos! Hasta las pocas naciones que han resistido <<heroicamente>> a las instigaciones para coger también las armas (heroísmo que nunca pueden agradecer bastante a sus respectivos gobernantes), están sufriendo también, aunque en menor grado, que las naciones que fueron beligerantes.

Sólo la unión de todos los países de Europa, sean monarquías o repúblicas, en una unidad política, dirigida por un Consejo general, puede ofrecer las seguridades de que no se repita el barbarismo que ha sufrido Europa durante cuatro años y medio, por cuyas consecuencias ha quedado enfermo y exhausto todo el continente.

Los números siguientes deben convencer de la necesidad de la unión:

Alemania: 2.050.000 muertos y 4.247.105 heridos.

Francia: 1.358.872 muertos y 2.560.000 heridos.

Inglaterra (sin colonias): 743.703 muertos y 1.693.262 heridos.

Italia: 404.921 muertos y 949.576 heridos.

Además, las pérdidas de Rusia y Austria (no publicadas oficialmente), en conjunto, 5.000.000.

Si los muertos pudiesen resucitar, podrían hacer un desfile, en líneas de 20 hombres, que duraría cuatro meses, todos los días, desde la salida, hasta la puesta del sol.

Enterrados, todos en cajas y estas puestas una al lado de la otra, cubrirían un camino desde Parías hasta Vladivostok.

En dinero sonante y en material de guerra ha costado: 1.210.000 millones de pesetas.

NOTA: desde la administración de este blog, no consideramos necesario trasladar estas cifras a euros, porque a principios del siglo XX, el valor de la peseta, era muy superior al valor que tenía a principios del siglo XXI, antes del uso de la moneda europea. Creemos incluso probable que el valor de la peseta de entonces fuese muy similar al del euro actual.

El resultado (sin inválidos ni enfermos) son 12 millones de muertos, de modo que, el matar a <<un>> hombre hombre ha costado 100.000 pesetas.

Los hombres de los diferentes ejércitos hubieran podido producir, en vez de guerrear, en el mismo tiempo que ha durado la guerra, valores de 985.785 millones de pesetas.

La suma de lo que no se ha producido y de lo que se ha gastado en dinero y material para matar a hombres es: 2.200.000 millones de pesetas.

Además, ha quedado destruida una suma de valores de todas las clases que importa: 2.520.000 millones de pesetas.

Con todo este dinero se hubiera podido construir, para cada familia, en Alemania, Austria, Rusia, Bélgica, Francia, Inglaterra, América del Norte, Canadá y Australia, una casa del valor de 15.000 pesetas, con un mobiliario y un jardín de 100.000 pesetas de valor.

Y todavía quedaría de esta suma, que se puede llamar, en cifras redondas: 5 billones, 5000 millardes, 5.000.000 millones, y escrita en números: 5.000.000.000.000 de pesetas, un resto gigantesco para poder dotar a todas las poblaciones de más de 20.000 habitantes, con hospitales espléndidos, casas para huérfanos, hospicios, bibliotecas, etc.

¿Quiénes han sido aquellos que han ladrado la obra de esta hecatombe? En todos los países, unos pocos, los más inmorales, los menos preocupados del sentimiento de responsabilidad, los que no aspiraban más que al poder, la gloria, la riqueza… A estos pocos ayudaban luego unos millones de figurines que llevaban siempre las banderas en todos los asuntos públicos, donde hace falta establecer un entusiasmo, y luego seguían las musas de los pueblos, sugestionadas por las palabras de sus prohombres. Después del desastre para todos se ha visto claramente que la guerra no ha sido, en ninguna parte, una causa noble, sino un negocio, y un negocio bastante sucio. Da asco ver cómo unos héroes destronados quieren sacar ganancias de la miseria de sus pueblos, de la guerra perdida.

¿Quién no tendrá respeto ante las tumbas de los sacrificados que murieron con un ideal en el corazón, un ideal que la realidad cruel ha deshojado después? En todas partes se erigen y se han erigido monumentos en honor de los muertos. Hace falta un monumento en honor de las madres y de las esposas que han perdido a sus queridos hijos y hombres, representado por una mujer, con los brazos levantados, gritando: “¡Nunca más guerras!”.

Otto Engelhardt.

Un nuevo maestro para los niños de San Juan de Aznalfarache 1886

Recreación de aula del siglo XIX, creada con inteligencia artificial.

Leemos en “El Magisterio Español, periódico de instrucción pública, órgano general de los establecimientos de enseñanza, defensor de los intereses y derechos de los catedráticos y maestros”, con fecha 15 de julio de 1886, la siguiente información.

En la sesión celebrada por la Junta Provincial de Instrucción Pública de Sevilla, el día 12 del corriente, entre otros acuerdos, se tomó el siguiente:

Proponer, por traslación, conforme a lo informado por el inspector de Primera Enseñanza, para la escuela de niños de San Juan de Aznalfarache, a D. Antonio José Bonasí.

Seguimos indicando, en esta sección de Enseñanza en San Juan de Aznalfarache, sin tener pruebas, que podemos suponer que aquellos primeros locales, para la escuela de niños y para la escuela de niñas, es decir, para la enseñanza reglada de la época, tuvieron que estar situados en el Barrio Bajo, por ser la zona urbana y habitada existente a finales del siglo XIX.

Primer nombre conocido de maestro en San Juan de Aznalfarache 1886

Recreación de aula del siglo XIX, creada con inteligencia artificial.

Desde este blog, el primer nombre conocido de maestro que ejerció en San Juan de Aznalfarache, lo compartimos a través del aviso aparecido en “El Magisterio Español, periódico de instrucción pública, órgano general de los establecimientos de enseñanza, defensor de los intereses y derechos de los catedráticos y maestros”, con fecha 25 de marzo de 1886, que dice así:

Sevilla.- En la sesión celebrada por la Junta Provincial de Instrucción Púnica, el día 18 del corriente, se acordó:

Proponer, por concurso libre, para la sustitución de la Escuela de niños de San Juan de Aznalfarache, a D. Juan Mancilla y Heredia.

Aclarar que, al ser una sustitución, evidentemente, ya hubo otros maestros anteriormente en San Juan de Aznalfarache, que ejercían la labor de instrucción de niños, por un lado, y de las niñas, por otro lado, en los locales respectivos en que impartiesen la formación.

En la publicación “El Magisterio Español”, de 20 de abril de 1886, y como ya hemos transmitido en los dos primeros artículos previos sobre la enseñanza en San Juan de Aznalfarache, el sueldo del maestro titular, tanto para la escuela de niños, como para la escuela de niñas, era de 625 pesetas, según el Boletín Oficial de Sevilla, del 16 de abril.

Primera noticia sobre la escuela de niñas en San Juan de Aznalfarache 1884

La primera noticia que hemos encontrado sobre la escuela de niñas (al igual que pasó unos meses antes con la de niños), es la comunicación de su estado vacante en San Juan de Aznalfarache, con fecha 25 de octubre de 1884, y que se ha de proveer, con arreglo a las disposiciones vigentes, con sueldo, casa y retribuciones o equivalentes. Estos datos aparecen en “El Magisterio Español, periódico de instrucción pública, órgano general de los establecimientos de enseñanza, defensor de los intereses y derechos de los catedráticos y maestros”.

Para esta escuela de niñas de San Juan de Aznalfarache se establece un sueldo de 625 pesetas. Y esta comunicación proviene del Boletín Oficial de Sevilla, de 21 de octubre.

Este sueldo es digno de analizar, porque si para la sustitución, comunicada unos meses antes, en la escuela de niños, se remuneraba con 312 pesetas con 50 céntimos, quiere decir que se cobraba la mitad del titular, por lo que, tanto en la plaza de la escuela de niños, como en la escuela de niñas, se percibía la misma cantidad.

Igualmente que lo indicamos para la escuela de niños, sin tener pruebas, podemos suponer que aquel primer local, para la enseñanza reglada de la época en San Juan de Aznalfarache, tuvo que estar situado en el Barrio Bajo, por ser la zona urbana y habitada existente a finales del siglo XIX.

Primera noticia sobre la enseñanza reglada en San Juan de Aznalfarache 1884

La primera noticia que encontramos sobre la enseñanza formal o reglada, en San Juan de Aznalfarache, nos remite al 25 de enero de 1884, en la publicación “El Magisterio Español, periódico de instrucción pública del órgano general de los establecimientos de enseñanza, defensor de los intereses y derechos de los catedráticos y maestros” (con edición en Madrid).

En la sección de escuelas vacantes y, en el apartado de la provincia de Sevilla, explicitando que se han de proveer con arreglo a las disposiciones vigentes, los sueldos marcados, que tienen casa y retribuciones o sus equivalentes, se indica que, por traslación de concurso, para una sustitución en la escuela de niños, se ofrece una plaza remunerada con 312 pesetas y 50 céntimos. Además, este aviso remite al Boletín Oficial de Sevilla del 20 de enero.

El día 27, en el “Diario de Córdoba, de comercio, industria, administración, noticias y avisos”, se comunica que “por concurso, se va a proveer, en Sevilla, la escuela de niños de San Juan de Aznalfarache, con 312 pesetas y 60 céntimos” (la subida de 10 céntimos, con respecto a la noticia original, hay que suponer que es una errata).

Sin tener pruebas, podemos suponer que aquel primer local, para la enseñanza reglada de la época en San Juan de Aznalfarache, tuvo que estar situado en el Barrio Bajo, por ser la zona urbana y habitada existente a finales del siglo XIX.

NOTA: si en el futuro encontramos otra información sobre la instrucción pública en nuestra localidad, que anteceda a esta fecha, este texto será modificado, indicando la fecha del cambio y la nueva información incorporada. 

Obra musical Una zambra en Alfarache 1852

La alegría de una noche de verano en las calles sanjuaneras, reflejada en este dibujo de 1894, en una publicación catalana.

José Anselmo Clavé Camps. Barcelona, 21.IV.1824 – 24.II.1874. Músico, poeta y político republicano.

Músico célebre por fundar las primeras sociedades corales populares en España. No consta en sus biografías que visitara Andalucía y recordamos que Alfarache es nombre previo al de San Juan de Aznalfarache.

Escribió la obra musical: “Una zambra en Alfarache”, un brindis andaluz coreado. Fue compuesto en abril de 1852 y representado por tres voces masculinas, una voz con coros o una coral.

 

De inmenso júbilo

la embriaguez

acentos báquicos

lance doquier.

El seco estómago

bañe el jerez

o alivie el málaga,

la ardiente sed.

Del dulce mosto,

los jarros llenos,

goces amenos

nos brindan ya.

Y a camelaros,

linda gachonas,

ahí van personas

de caliá.

Sea entre cantos

y eterna risa

nuestra divisa:

¡vino y amor!

Viva la zambra,

pesares fuera

y er que se muera

vaya con Dios.

Menos cháchara,

menos cháchara

y más jarros,

o con un pas de guijarros

hago trizas to el ajar.

Bien jablao,

bien jablao.

¡Venga vino,

venga vino!

Y endosa aquí un brindi

indino con tu jabla

amártela.

¡Si estoy ronco!

¡Si estoy ronco!

¡Bebe un sorbo!

¡Bebe un sorbo!,

y se najará el estorbo

de tu garganta arrastrá.

Sandungueros, sandungueros,

macarenos flor y nata

der sundache que de zambra,

que de zambra, en Alfarache,

derrochamos to er parné.

Sonso niche y celebrando

las palabras de ese mozo,

apuremos, sin reboso,

sendos vasos de jerez.

Por las muchachas,

de ardientes chisos,

cuyos hechizos

jacen tilín.

Sí, nenas dulces,

de tez morena,

que, almas en pena,

llevan tras de sí.

Bebamos curros

que, ante los vasos,

se dan abrazos

Baco y amor.

A naide apure

la pena negra

que el alma alegra

dulce el licor.

Sea entre cantos

y eterna risa

nuestra divisa:

¡vino y amor!

Viva la zambra,

pesares fuera

y er que se muera

vaya con Dios.

 

Algunos lugares y fechas en las que nos consta que fue representada esta obra:

-Sábado 12 de marzo de 1853, en el Teatro del Odeón (Barcelona), composición de don José Anselmo Clavé, que la desempeña acompañado de un cuerpo de coros y a cuya pieza se intercalará el baile compuesto también por él mismo: “La perla de Sanlúcar”.

-Sábado, 9 de junio de 1855, en el Teatro del Odeón (Barcelona), será el fin de la función extraordinaria y benéfica, con el brindis de la introducción del juguete lírico andaluz, en el que el autor del mismo ejerce la difícil parte de Currillo.

Otras representaciones tras la muerte de su autor:

-Domingo, 30 de abril de 1874, en el Teatro del Odeón (Barcelona), la sociedad coral canta el brindis andaluz.

-Sábado, 10 de noviembre de 1894, en Gran Teatro de Payret, en La Habana, por el coro catalán El Gavilán.

La partitura manuscrita, adaptada para las voces de tres hombres, se encuentra en la Biblioteca de Cataluña, dentro de la colección Josep Anselm Clavé y fue realizada con fecha 1 de septiembre de 1897.

 

Bibliografía:

CANADELL I RUSIÑOL, R. (2012): Tesis doctoral “José Anselmo Clavé y la escritura: obra poética y periodismo cultural” (ediciones, índices y estudios, volumen II). Barcelona, Universidad de Barcelona.

Publicaciones:

“Diario de Barcelona, de avisos y noticias”, 12 de marzo de 1853.

“Diario de Barcelona, de avisos y noticias”, 9 de junio de 1855.

“Eco de Euterpe, periódico recreativo”, 13 de junio de 1869.

“Diario de Barcelona, de avisos y noticias”, 29 de abril de 1874.

“Eco de Euterpe, periódico recreativo”, 24 de septiembre de 1874.

“Boletín del Ateneo Barcelonés”, Nº. 9, de julio, agosto y septiembre de 1881.

“La Campana de Gracia”, 24 de noviembre de 1888.

“Diario de la Marina”, 8 de noviembre de 1894.

Colección Josep Anselm Clavé, en la sección de inventarios de Música de la Biblioteca de Cataluña, febrero de 2006.

Halloween en San Juan de Aznalfarache 1868

Manuel Fernández y González. Sevilla, 6.XII.1821 – Madrid, 6.XII.1888. Poeta, novelista por entregas, dramaturgo y periodista.

Encontramos en su novela “Crónicas romancescas de España: Don Miguel de Mañara. Memorias del tiempo de Carlos V”.

[…] En el capítulo VIII, tras una sangrienta venganza, D. Miguel de Mañara, huye en góndola de Sevilla, con sus bravos remeros y el doctor Juan

-¡A San Juan de Aznalfarache!, dijo el doctor Juan, mientras Don Miguel aparecía reclinado y trasfigurado por la terrible situación en que se encontraba. ¡A San Juan de Aznalfarache! Allí hay hermosas gitanas que embriagan con su canto; allí hay ricos vinos y exquisitos manjares; a la hostería del Ciervo de Oro. El amor, el vino, la orgía… Esa es la vida de la juventud.

-¡Y la sangre y las lágrimas!, exclamó Mañara.

-¡Sí, bebed, gozad, matad y aterrad! ¡Eso es ser Dios!, dijo el doctor Juan.

-¡Dios! ¡Dios!, dijo blasfemando Don Miguel. Dios es una mentira, no hay más dios que la fatalidad.

Y calló, y la góndola continuó bogando hacia San Juan de Aznalfarache.

Y el doctor Juan encarnizaba su sombría mirada de triunfo en Don Miguel:

-¡Ah!, exclamó, ya no puede perdonarte Dios, ya eres mío.

Capítulo IX: De la orgía al horror.

Y hubo algunas horas de vergonzosa orgía en San Juan de Aznalfarache.

-¡Oh, sí, sí! Exclamaba fatigado Don Miguel, ebrio de vino y de placeres, rodeado de hermosísimas y descompuestas gitanas, tan ebrias como él, y de gitanos miserables, que le lisonjeaban. Y por cada lisonja, le sacaban un puñado de oro. ¡Sí, esta es la vida, hermosura, vino, placer, sangre!

Se acercaba la medianoche.

Un hastío terrible empezaba a invadir a Don Miguel.

-Idos, dijo de repente, me fatigáis.

Todas aquellas rameras, todos aquellos rufianes de piel cobriza y de trajes abigarrados, salieron llevándose todo el oro y todas las joyas con que Don Miguel de Mañara había entrado en la hostería del Ciervo de Oro.

Don Miguel y el doctor Juan se quedaron solos.

En aquel momento, se oyeron graves, sonoras, lejanas, las campanadas de las doce.

-¡He aquí la hora de las apariciones!, dijo el doctor Juan, la hora en que los muertos en pena se levantan de sus tumbas.

Y apenas había dicho el doctor Juan estas palabras, cuando Don Miguel de Mañara volvió, con sobresalto, la cabeza hacia la puerta del fondo del salón en que se encontraban.

Aquella puerta había rechinado.

Se había abierto…

En ella había aparecido una forma hermosísima, alta, esbelta, gentil, encantadora, pero envuelta en una especie de atmósfera sombría.

El doctor Juan había desaparecido.

La sombra, que permanecía inmóvil en la puerta, estaba vestida de blanco.

Las luces, que habían iluminado vivamente la orgía, se habían amortiguado a la presencia de aquella sombra. Y arrancaban de las joyas que, aquella sombra traía sobre los cabellos, en la garganta, en los brazos y en el talle, con opacos fulgores rojos.

Emanaba de aquella sombra un prestigio irresistible.

Y las luces continuaban amortiguándose, hasta que solo quedó una luz opaca, una luz extraña, que no alumbraba, más propiamente dicho.

Mañara se sentía atraído hacia aquella sombra, que parecía como atraída por él porque, a medida que Don Miguel se adelantaba hacia ella, ella se adelantaba hacia Don Miguel.

Al fin se tocaron.

La que a Don Miguel había parecido una sombra, era un ser vivo y ardiente. Era Estrella, la diosa. Vestía un traje de riquísima tela blanca, superior a la cachemira.

Ceñía su redondo talle, su talle incomparable, un cordón de oro y rubíes, de gruesos y brillantes rubíes, semejantes a los del collar que, en triples y amplias vueltas, hacía resaltar la nítida blancura de su garganta y del nacimiento de su seno.

De encendidos rubíes era la diadema que ceñía sus cabellos, que se prolongaban en gruesas y negras trenzas, a lo largo y por delante de su cuerpo; y los brazaletes de sus admirables brazos, desnudos hasta el hombro.

Un joyel de los mismos ardientes rubíes, sobre cada uno de sus hombros mórbidos, prendía de cada uno de ellos la blanca vestidura.

Estrella aparecía hermosa e incitante, de una manera sobrenatural.

Devoraba, con la hambrienta mirada de sus enormes, hermosísimos y lucientes ojos a negros a Don Miguel.

-¡Te amo!, le dijo Estrella, resumiendo en aquellas palabras, en su mirada, en su alentar, en su actitud, en la dulce presión de sus manos sobre las de Don Miguel, todo un poema. Sígueme.

Don Miguel, más dominado que conmovido, porque para él había pasado el prestigio de Estrella, se dejó conducir.

Ni una sola persona se encontraron en el interior de la hostería. La puerta estaba franca. Ni una sola persona se encontraron en las dos calles que recorrieron hasta llegar al Guadalquivir.

Hacía luna y el cielo estaba despejado, pero el azul del cielo era impuro; lívida y opaca la luz de la luna.

Al pie del muelle adonde habían llegado, estaba atracada la góndola de Don Miguel. Estrella, conduciéndole siempre, entró con él en la góndola; esta se separó del muelle. Los remeros, los bravos de Don Miguel, bogaban en silencio.

Estrella se reclinó sobre los almohadones, indolente y lánguida. Atrajo a Don Miguel, le rodeó con sus brazos, le retuvo y le besó, gimiendo en la boca. Don Miguel sintió correr hielo por sus venas. Luego le envolvió un sonambulismo pesado, sombrío.

El cielo, el reflejo de la luna sobre la corriente, los árboles que orlaban la ribera, sus remeros, Estrella… Todo lo que le rodeaba, todo lo que tocaba, todo lo que sentía, fue tomando para él formas extrañas, sobrenaturales, fantásticas, un caos de sombras rojas, de imágenes terribles, de recuerdos fríos y apenadores, que se revolvían como un torbellino de rededor de él.

Un pavor insoportable comprimía, helaba su corazón. Y Mañara sufría toda esta pesadumbre de sensaciones insoportables, inerte, sin voluntad para lanzarla de sí, como el condenado siente, transido por el terror, la mano del verdugo. Y la góndola se deslizaba sin ruido.

[…]

Bibliografía: 

FERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ, M. (1868): “Crónicas romancescas de España: Don Miguel de Mañara. Memorias del tiempo de Carlos V”. París, Librería de Rosa y Bouret.

Publicación “La Paz de Murcia, diario monárquico constitucional”, 13 y 14 de marzo de 1877.

Robo de 50 pesetas en San Juan de Aznalfarache, julio de 1893

Imagen realizada con inteligencia artificial. “El Noticiero Sevillano, diario independiente de noticias, avisos y anuncios”, Sevilla. Sábado...