Un herido en la venta cerca de San Juan de Aznalfarache 1894

 
Imagen de una venta en el camino entre Sevilla y San Juan de Aznalfarache. Al fondo, sobre el cerro, podemos ver la iglesia parroquial y el antiguo claustro conventual. Desconocemos autor y fecha de la misma, pero queda claro que habría sido realizada antes de cambiar el cauce del río en el año 1933, cuando se podía venir andando o caballo entre una y otra urbe.

“El Noticiero Sevillano, diario independiente de noticias, avisos y anuncios”. Martes, 17 de julio de 1894. Sevilla.

Anoche, a las once, ingresó, en la casa de socorro de Triana, Manuel Martínez Vergara, domiciliado en la calle Ancha de San Bernardo, número 24, casado y con tres hijos, de oficio zapatero, con una herida producida con arma de fuego, que dijo que se la habían causado en una venta próxima a San Juan de Aznalfarache.

Reconocido por el director de la casa y profesor de guardia, el Sr. D. Antonio Venegas, encontróse al Martínez en completo estado de embriaguez, con una lesión cuyo orificio de entrada lo presentaba en el ángulo izquierdo del maxilar inferior, sin orificio de salida, y el proyectil alojado en la parte media de la región posterior del cuello, de donde, con gran habilidad quirúrgica, lo extrajo, ayudado por el inteligente y activo practicante, señor don Diego Millán.

Preguntado por nosotros la causa del por qué se encontraba así, nos declaró que, el sábado por la tarde, salió de Sevilla, con dirección a San Juan, deteniéndose en una venta del camino donde, vaso tras vaso de vino, pasó toda la noche y el día de ayer, hasta las cuatro de la tarde, en que llegó al pueblo a visitar a su hija Josefa, joven de 13 años que, de temporada, se hallaba con una familia pariente del herido.

A su vuelta, entró de nuevo en la venta con su hija y compañía, a tomar un refresco, en ocasión en que cuestionaban tres hombres, pistola en mano uno de ellos, saliendo Martínez herido casualmente por el disparo que hizo uno de los, según él, desconocidos.

A la casa de socorro le condujeron Manuel Calvera y su mujer, dueños de la venta del pontón, camino de San Juan, y Federico Jiménez Feria, que vive en San Jacinto, número 90, los cuales dicen que, estando sentados en la puerta de la venta, oyeron un disparo, vieron caer a un hombre en tierra y darse a la fuga dos o tres más.

Estos son los detalles que hemos podido recoger del suceso, hasta ahora, misterioso.

“La Atalaya, diario de la mañana”. Miércoles, 18 de julio de 1894. Santander.

Un individuo, de oficio zapatero y llamado Manuel Martínez, ha sido herido de bala al salir de una taberna de la calle de San Juan de Aznalfarache. Ignórase quién es el agresor.

NOTA: Transcribimos ambos artículos tal cual están redactados; en el segundo hay una clara errata con “la calle de San Juan de Aznalfarache”.

NOTA: la venta del pontón, según lo que conocemos, se encontraría cerca del pontón que había al final del cauce del arroyo Madre Vieja, que desembocaba en el antiguo cauce del río Guadalquivir a su paso por el terreno de Los Gordales. La rivera de este arroyo era el límite entre el término municipal de San Juan de Aznalfarache y Sevilla. La imagen con la que compartimos este texto sí puede ser un ejemplo de la venta donde se desarrollaron estos hechos, aunque en el camino existió más de una.

“Dolores” breve obra en la que se cita a San Juan de Aznalfarache 1842

El acceso de Sevilla al Aljarafe, a través de San Juan de Aznalfarache, cercano también al camino entre Castilleja y San Juan de Alfarache (denominación de San Juan de Aznalfarache hasta el siglo XIX).

“Dolores”, breve obra de teatro en la que se cita en tres ocasiones a San Juan de Aznalfarache y en la que se hace una pequeña descripción del entorno del río con los barcos de la época. Artículo encontrado en el periódico semanal, artístico y literario “El Genil”, número 2, del domingo 27 de noviembre de 1842.

En una noche lluviosa del mes de enero, cruzaba los espesos olivares que rodean la pintoresca ciudad de Sevilla, con dirección a una quinta, no muy distante de Castilleja, el joven D. Féliz Mendoza, montado en un gallardo potro andaluz y cubierto con una manta para resguardarse de la inclemencia del tiempo.

Ya hacía más de una hora que caminaba, embebido en sus ideas, cuando el ladrido de un perro y el tibio resplandor de una luz, distante unos cien pasos del sitio donde se hallaba, vinieron a sacarle de su distracción; y un relincho de su caballo le dio a conocer que tocaba el término de su viaje, y que el animal veía próximo el momento de descansar.

Con efecto, no bien llegó a la puerta de la hacienda, dio dos fuertes aldabonazos, que repitieron los ecos de la sierra vecina y, después de una corta pausa, se abrió de par en par el postigo, por el cual se apresuró a entrar en su casa con el caballo. Una preciosa joven salió a recibirlo apresurada y, quitándole de los hombros la manta y, agarrándole de la mano, le condujo delante del hogar, en el que ardía un robusto tronco de encina.

-¡Gracias a Dios que has llegado, amigo mío!, le dijo ella, después de haberle dejado en su asiento. Me has tenido muy cuidadosa. ¿Por qué te has tardado de este modo?

Féliz la miraba con una expresión singular y acariciaba, en silencio, los hermosos cabellos rubios de la joven.

-¿Qué tienes?, repuso ella. ¿No haces caso de mis caricias?

-Sí, Dolores. ¿Cómo podría yo mirar con indiferencia a un ángel como tú, que se desvela tanto por mis pesares? Sólo es que tengo esta noche una tristeza que me destroza el alma.

-¿Y por qué es eso, amigo mío?, le dijo ella con una candidez infantil.

-Dolores… Tú eres mi única amiga, tú eres mi esposa… Y me has dado siempre pruebas de un amor muy verdadero. Pues bien, yo creo en tu amor… Pero hay un hombre…

-¿Un hombre?, repuso la joven asombrada.

-Sí, un hombre que te ama y puede separarnos.

-¿Separarnos? ¿Pues no soy yo tu esposa? ¿No es tu cariño el que hace la felicidad de mi vida? Ah, no, yo no me separo de ti, si primero no hacen pedazos mi corazón.

-Oh, ¿quién no es feliz a tu lado, ángel del cielo? Y ese cobarde…

-Pero, cuéntame, amigo mío, cuéntame. ¿Qué peligros nos amenazan?

-Dolores, yo no quiero ocultarte nada, ya que, tal vez, se acerca el momento de nuestra separación; de una separación que puede ser eterna, porque acaso concluya con mi muerte. Pues bien, júrame no ser de otro hombre si yo dejo de existir y arrostraré con serenidad los infortunios que me esperan.

-¡Yo te lo juro!, dijo Dolores enternecida.

-Hay en Sevilla un hombre infame, que se ha enamorado de ti. Este hombre no hace cesado de perseguirnos, mientras hemos permanecido en la ciudad. Y tú nada has notado, porque eres demasiado buena para fijar la atención en otro hombre que no sea tu marido. Mis ojos, sin embargo, le han sorprendido, más de una vez, devorándote en la iglesia con sus miradas, y he aquí la causa de mis deseos de retirarme contigo a esta posesión. El malvado no ha cedido por eso de sus viles intentos; ha espiado secretamente todas mis acciones; ha encontrado cobardes que han vendido su honor por el oro que él les ha dado y ha sorprendido mis secretos. Sabe que soy partidario del archiduque Carlos, que defiendo con ardor su causa, porque no puedo tolerar con paciencia el engrandecimiento de esos Borbones y, tal vez, dentro de poco, venga a prenderme para conducirme a un calabozo. De esta manera, mi muerte es segura, porque él es el juez que ha de juzgarme; y el mundo creerá que desempeña sus funciones con rectitud y que es un acto de justicia, lo que sólo será una infamia y una bajeza.

-¿Y qué necesidad hay de permanecer en inacción?, dijo la joven, cobrando una actividad extraordinaria. Marchemos ahora mismo, huyamos de la desgracia que nos persigue. Y sin dejar hablar a Féliz, que iba a darle las gracias por su decisión, se puso a arreglar unas maletas, mientras él disponía dos caballos.

Pocos momentos tardaron en los preparativos del viaje y ya se disponían a marchar, cuando sonaron en la puerta de la quinta dos aldabonazos, seguidos de otros muchos, dados con tanta fuerza como rapidez. La sangre se heló en las venas de ambos esposos al oír aquel sonido y, durante un momento, se miraron con asombro, sin proferir una palabra. Arrojáronse después en los brazos uno del otro y, Féliz dijo, estrechando contra su corazón a Dolores:

-¡Abramos, y sea lo que Dios quiera!

-Él tenga piedad de nosotros, repuso ella. Y Féliz abrió la puerta con serenidad.

Un joven de muy buen aspecto se lanzó al instante al interior de la casa, cerrando con prontitud el postigo y, al verle, ambos esposos dieron un grito, en el que iban mezclados la alegría y la admiración.

-¡Alfonso!, dijo Féliz, abrazándolo conmovido.

-¡Mi hermano!, repuso Dolores, estrechándolo tiernamente contra su pecho.

-¿Qué hay?, dijeron a un tiempo, con zozobra los dos.

-Nos amenazan mil peligros, ¿no es verdad?, repuso ella.

-¿Y Ordóñez? ¿Le has perdido de vista?, dijo él.

Durante todas estas preguntas, hechas con extraordinaria ansiedad, Alfonso se había arrojado a la lumbre sobre una silla, después de sacudir sus vestidos, que estaban chorreando y se había limpiado el sudor que corría por su rostro, mezclado con las gotas de lluvia. No bien le hubo permitido respirar el cansancio, se levantó y, acercándose a su hermana y a su cuñado, le dijo:

-No hay que desesperar todavía; parece que Dios se apiada de vuestra desgracia.

-¿Cómo? Habla, dijeron a un tiempo Féliz y Dolores.

-Sí, repuso Alfonso. Dentro de poco, llegará el juez Ordóñez a esta quinta, seguido de sus satélites, con intención de arrastrarte a los calabozos de la cárcel pública. Pero, Dios mediante, no podrá conseguir lo que se ha propuesto. Tú, Dolores, vas a marchar ahora mismo a San Juan de Alfarache, con dos amigos míos que te esperan en la puerta falsa. Y allí te embarcarás en una lanchilla, y esperarás la llegada de tu esposo. En cuanto a ti, Féliz, aguarda la del juez y recíbele como quieras. Yo lo pongo en tus manos y haré que quedéis solo como simples particulares, enfrente el uno del otro. Adiós, yo corro a velar por vuestra seguridad y espero que la Virgen del Amparo de la Magdalena os libre de los peligros que os amenazan. Diciendo esto, agarró a Dolores de la mano y se la llevó precipitadamente. Féliz quedó absorto, como si se hallase bajo la influencia de algún sueño.

No había pasado un cuarto de hora y ya se oían, fuera de la hacienda, las voces de los alguaciles y el grito “abrid a la justicia”, resonaba en lo último del edificio. Abrióse la puerta y, al momento, Ordóñez encargó a todos que vigilasen alrededor de la casa, mientras él examinaba al reo que había tenido el descaro de presentársele. Adelantóse con aire altanero y, después de haber echado una rápida ojeada por la habitación, buscando al objeto de sus deseos, se volvió a Féliz, que le miraba con desprecio y serenidad, y le dijo:

-Ya estás en mi poder, miserable. Por fin has caído en el lazo que te tendí y, esta vez, no te has de librar de mi venganza. Responde a lo que voy a decirte: ¿Dónde está ella?

-¿Quién?, dijo Féliz con altanería.

-¡Ella! ¡Dolores!, repuso el juez encolerizado.

-Dolores ha huido para librarse de las asechanzas que un vil ha fraguado contra su honor. Y su esposo se halla libre de tu venganza. Ahora es tu poder impotente, cobarde, y vas a darme, aquí mismo, satisfacción de las ofensas que me has hecho. ¡Saca tu espada, si eres caballero, Ordoñez, que aguardo con impaciencia verter tu sangre!

-¡Ha huido!, dijo Ordoñez, ciego de furia. Pues bien, tu muerte seguirá a su marcha. ¡Hola! Féliz se puso delante de la puerta, con su espada desnuda, y le impidió que saliese, como intentaba. El juez retrocedió, ciego de cólera, diciendo:

-¡Aparta!, deja libre esa puerta, si no quieres perecer ahora mismo. ¿Sabes tú, miserable, cuál es mi poder en Sevilla? ¿Sabes tú que te miro desde mucha altura, para humillarme a darte satisfacción? Te lo repito, si no me dejas pronto pasar por esa puerta, morirás a manos de mis alguaciles.

-Tú eres quien va a morir como un cobarde, si no quieres defender tu vida como caballero, contestó Féliz.

-¡Porque lo soy, no desciendo hasta el punto de batirme con un conspirador, con un infame!, repuso el juez.

-¡Esa palabra afrentosa sólo se debe a tu vileza!, dijo Féliz. Y arrojándose sobre Ordoñez, después de haber tirado su espada, lo estrechó tan fuertemente entre sus brazos, que casi le impedía la respiración. El juez se afanaba inútilmente por desasirse de los brazos de su contrario, llamando con gritos ahogados a sus satélites.

-¡Hola…! ¡Socorro…! ¡Alguaciles…!, decía casi sofocado por las fuerzas hercúleas de Féliz. ¡Socorro…! Y este, con una sonrisa sardónica, le contestaba:

-¿Qué temes? ¿No esperabas estrechar en tus brazos a Dolores? Pues bien, su esposo te estrecha entre los suyos. ¿Qué más da? ¿No ves el cariño con que lo hago? Entre tanto, le apretaba cada vez más fuerte. Ordoñez, ya casi ahogado, apenas le oía, cuando entra Alfonso precipitadamente. Al verle, soltó Féliz a su rival, que cayó desmayado en tierra, y le dijo con avidez:

-¿Qué hay, Alfonso?

-Todo va bien. Los alguaciles que acompañaban a Ordoñez han huido delante de los hombres que yo tenía preparados para sorprenderles. Dolores te está esperando en San Juan de Alfarache. ¡Vamos…! Ah… ¿Y el juez?

-¡Mírale!, dijo Féliz, señalando al sitio donde se hallaba desmayado Ordoñez. ¡Es tan cobarde como vil!

-Pues bien, abandonémosle y marchemos. Y los dos salieron de la estancia, dejando encerrado al juez dentro de ella.

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El sol empezaba a dorar las cimas de la cuesta de Castilleja y, a lo lejos, los vapores que levantaban del Guadalquivir, formaban una niebla tan densa, que apenas permitía distinguir los objetos algo distantes. Protegidos por ella, llegaron Féliz y Alfonso a San Juan de Alfarache, donde esperaba Dolores y, un momento después, se embarcaron en la lanchilla que les condujo a un barco extranjero, anclado a poca distancia, el cual los transportó a Marsella, donde vivieron algún tiempo antes de pasar a Alemania. El juez fue encontrado muerto al día siguiente en la quinta de Castilleja.

Autor: Manuel Cañete (Sevilla, 6 de agosto de 1822; Madrid, 4 de noviembre de 1891), fue un escritor, crítico y periodista español.

Un bote de San Juan de Aznalfarache traslada alcohol ilegal a Cartuja 1893

Un hombre descarga barriles en la rivera, junto a unos olivos. Imagen creada con inteligencia artificial.

Un matutero trataba de desembarcar barriles de alcohol por el Guadalquivir, frente a la Cartuja, a las doce de la tarde.

La ronda de consumos dióle el alto.

El matutero defendióse con un revólver, siendo herido de un tiro por un empleado, desde la lancha perseguidora. Falleció dentro del bote el conductor del contrabando.

Acudió la Guardia Civil, impidiendo que interviniese la policía. El bote venía de San Juan de Aznalfarache.

Información aparecida en “El Guadalete, periódico político y literario”. Jerez de la Frontera, martes 29 de agosto de 1893.

Queremos añadir, con este mapa de 1879, que muestra el cauce del río Guadalquivir y la Vega de Triana, cómo aquel bote, con mercancía ilegal, para ir de San Juan de Aznalfarache a la Cartuja, tuvo que atravesar río arriba, entre Triana y Sevilla, con lo que es fácil pensar que fuese descubierto y perseguido.

100 años del primer artículo publicado en "El Liberal" por D. Otto Engelhardt desde San Juan de Aznalfarache

El 5 de agosto de 1925, aparece la primera publicación del pacifista republicano, ingeniero y diplomático alemán D. Otto Engelhardt, en el periódico “El Liberal”, editado en Sevilla. D. Otto vivió en nuestro pueblo, en Villa Chaboya, desde donde escribió sus artículos, los cuales recordamos en este blog.

“Deutschland Uber Alles” no es una canción guerrera. Ni su texto huele a pólvora, pues canta a la concordia, a la justicia, a la libertad, al vino y a las buenas mujeres.

Don Otto Engelhardt nos hace la siguiente aclaración, relativa al “Deutschland Uber Alles”, la canción del buen patriota:

Con respecto a la noticia sobre la fiesta de la Constitución en Alemania, en la que se cantará “Deutschland Uber Alles” (“como en tiempo de guerra”), me permito referirle que esta canción es una canción puramente republicana. De ninguna manera es una canción guerrera, como quieren presentarla los buenos y malos críticos en Alemania.

En todo el texto no hay palabra que huela a pólvora, sino que se canta a la concordia, a la justicia y a la libertad, además del vino y las buenas mujeres, todos ellos objetos muy pacíficos. Se ha cantado mucho esta canción hermosa y se cantará más todavía en el porvenir, porque es la canción de la unidad de la república alemana, soñada por los mejores espíritus de la nación durante un siglo.

Alemania no ha sido una monarquía, sino una hidra de monarquías. Cuando se venció en 1815 a Napoleón, todos los patriotas pensaron en la unidad de todos los pueblos de habla alemana, pero esto no convenía a la hidra monárquica. Durante 50 años quedaban perseguidos los buenos patriotas y un contingente grande de intelectualidades alemanas tuvo que emigrar a América y Suiza.

El autor del texto, el gran poeta Hoffman von Fallersleben, lo compuso en el año 1841, en la isla de Helgoland, entonces perteneciente a Inglaterra. Él era también patriota, perseguido y republicano. La melodía solemne y sin igual de la hermosa canción es del gran compositor Josef Hayd, y data del año 1797. Hoffman von Fallersleben compuso para esta hermosa música el texto: “La canción de los alemanes”, como la tituló su autor, será siempre la canción de los buenos patriotas, también bajo la bandera de la república.

La réplica de la imagen de Nuestra Señora de los Reyes, en San Juan de Aznalfarache, 1946

Postal del Recinto Sagrado al Corazón de Jesús, del año 1945 o 1946, cuando aún no se había construido la hornacina para la imagen de Nuestra Señora de los Reyes.

Si en la puerta mayor de acceso al Recinto Sagrado al Corazón de Jesús, en su fachada exterior, vemos, en sendas hornacinas, las imágenes de San Pedro y San Pablo, en la fachada interior de esta misma entrada, podemos contemplar, en lo alto de la misma, la imagen de la Virgen de los Reyes, Patrona de la Archidiócesis de Sevilla y, en los machones laterales, las imágenes de la Fe y de la Caridad, todas labradas en mármol blanco.
Las tres imágenes: Nuestra Señora de los Reyes, la Fe y la Caridad.

Como cierre de los eventos del programa oficial de los actos de la Novena y Fiesta de la Declaración Canónica del Patronato de Nuestra Señora de los Reyes, sobre la ciudad y la Archidiócesis de Sevilla, el Cardenal Arzobispo de Sevilla, Mons. D. Pedro Segura y Sáenz, para el lunes 25 de noviembre de 1946, había preparado las siguientes actividades:

-Por la mañana, a las doce, la inauguración de la Exposición Mariana, en el salón Santo Tomás, del Palacio Arzobispal, presidida por Su Eminencia Reverendísima. Esta muestra era de pinturas, esculturas, grabados, marfiles, simpecados y telas bordadas de la imagen de la indicada advocación mariana.

-Por la tarde, a las cuatro y media, función de acción de gracias en el Cerro de los Sagrados Corazones, con la bendición de la copia fiel de la imagen de Nuestra Señora de los Reyes, en San Juan de Aznalfarache.

Las actividades previstas en el Recinto Sagrado al Corazón de Jesús, tenían el orden siguiente:

1.- Salutación “Ave”, de Valdés; y “Dios te salve, María”, de Otaño.

2.- Rosario procesional. Se formará en la explanada interior del Monumento al Inmaculado Corazón de María y se subirán las escalinatas, cantando los misterios.

3.- En la explanada superior del Recinto Sagrado, la procesión se colocará ante el Monumento, frente a la hornacina de Nuestra Señora de los Reyes.

Imagen de Nuestra Señora de los Reyes, en San Juan de Aznalfarache.

4.- Bendición de la imagen, que oficiará Su Eminencia Reverendísima, de rito pontifical.

5.- Alocución de Su Eminencia Reverendísima.

6.- Canto del “Magníficat”, de Ravanello.

7.- Rendición eucarística “Pangue lingua” (gregoriano).

8.- Oración de acción de gracias a los Sagrados Corazones: “Tantum ergo” y “Laudate dominus”, de Rey.

9.- Himno final “Cantemos nuestra fe”.

En aquella jornada vespertina, en el Cerro de los Sagrados Corazones, se celebró una solemne función de acción de gracias, que presidió el Cardenal Arzobispo de Sevilla, acompañado del Arzobispo peruano Mons. Lissón; el Obispo de Cádiz y Ceuta, Mons. D. Tomás Gutiérrez Díez; y el Obispo de Córdoba, Mons. Fray Albino González Menéndez-Reigada; el vicario del Arzobispado y numerosísimos fieles. En la explanada inferior, que ocupa el monumento al Inmaculado Corazón de María, se formó el Rosario procesional. El Cardenal Segura, de pontifical, bendijo la imagen de Nuestra Señora de los Reyes, que se encuentra en la hornacina. El Prelado pronunció una alocución y, después del canto “Mangificat”, dio la bendición eucarística.

En la III parte de la carta pastoral que Mons. D. Pedro Segura y Sáenz compartió con la Archidiócesis de Sevilla, el día 1 de diciembre, hizo referencia a los frutos espirituales de la Declaración Canónica del Patronato de Nuestra Señora de la Reyes y destacamos sus palabras sobre lo que para él sucedió en San Juan de Aznalfarache:

Bajamos del Monte Santo del Cerro, que sirve de base al Monumento del Sagrado Corazón de Jesús, después de haber consagrado la pequeña capilla y bendecido la nueva escultura de Nuestra Señora de los Reyes, copia fiel de la que venera la Archidiócesis de Sevilla, en la Capilla Real del Santo Templo Metropolitano.

Con este acto, hermosísimo y devotísimo, se han cerrado las fiestas religiosas del Patronato de Nuestra Señora de los Reyes, con que Sevilla ha venido celebrando el gran acontecimiento de la proclamación canónica del mismo”.

Algunas de las eucaristías celebradas, en este recinto sagrado, ante este pórtico de Nuestra Señora de los Reyes:

Eucaristía en 2020.

Eucaristía en 2021.

Eucaristía en 2024.

Eucaristía en 2024.

Otros enlaces relacionados:

Arte sacro sobre Fernando III el Santo, en San Juan de Aznalfarache.

Lo que no se cuenta del Cardenal Segura en San Juan de Aznalfarache.

Bibliografía:

- Boletín Oficial eclesiástico del Arzobispado de Sevilla (BOAS).

Tomo LXXXVII. Sevilla, 15 de noviembre de 1946. Número 1504.

Páginas 739-740.

-Boletín Oficial eclesiástico del Arzobispado de Sevilla (BOAS).

Tomo LXXXVII. Sevilla, 1 de diciembre de 1946. Número 1505.

-GONZÁLEZ, A. (1949): “El Cerro de los Sagrados Corazones. Guía del Peregrino”. Bilbao, La Editorial Vizcaína.

-“Pueblo”, a 26 de noviembre de 1946. Madrid.

-VÁZQUEZ, J. A. (1953): “El Cronista Oficial de la Provincia. Septiembre, octubre y noviembre, 1946”, en “Archivo Hispalense, revista histórica, literaria y artística”.

Webs:

https://es.wikipedia.org/wiki/Albino_Gonz%C3%A1lez_Men%C3%A9ndez-Reigada

https://es.wikipedia.org/wiki/Emilio_Liss%C3%B3n

https://es.wikipedia.org/wiki/Tom%C3%A1s_Guti%C3%A9rrez_D%C3%ADez

Don Juan de Dios Peña Rada, párroco por 48 años en San Juan de Aznalfarache 1889-1937

D. Juan de Dios Peña Rada,  junio de 1909.

No sabemos dónde, ni cuándo nació, ni en qué tiempo se ordenó sacerdote, pero con casi 48 años al frente de la Parroquia de San Juan de Aznalfarache (desde el 1 de agosto de 1889, al 10 de febrero de 1937), el Rvdo. Sr. D. Juan de Dios Peña Rada, vivió el cambio oficial de nombre de esta localidad, por su segregación del Ayuntamiento de Tomares, el paso del siglo XIX al XX, con todos sus desarrollos industriales y sociales, y el traslado de templo de nuestra localidad, desde lo alto del cerro, al Barrio Bajo, donde estaba asentada la población, también cercano a las primeras calles del Barrio Alto, que por entonces ya también existían.

Sí sabemos que la Parroquia de San Juan de Aznalfarache, con el templo del cerro y la capilla en la zona baja, venía de unos tiempos de inestabilidad, con varios sacerdotes ecónomos (que, según la definición de la Real Academia Española, es un sacerdote destinado en una parroquia por el prelado, para que haga las funciones de párroco, por vacante, enfermedad o ausencia del propietario), que no se asentaron en el pueblo, entre los años 1880 y 1889:

-1880, Rvdo. Sr. D. Pablo Antonio Espada: Pbro., cura ecónomo de la Iglesia parroquial de San Juan Bautista de San Juan de Aznalfarache.

-1881-1883, Rvdo. Sr. D. José Casa de Mont y Viveli: Pbro., cura ecónomo de la parroquia, también estuvo con licencia del Rvdo. Sr. D. Andrés López Salas., en la Iglesia parroquial de San Juan Bautista.

-1883-1884, Rvdo. Sr. D. Andrés López Salas: Pbro., cura ecónomo.

-1884-1885 (del 26 de noviembre de 1884 al 1 de enero de 1885), Rvdo. Sr. D. Manuel Serrano y de la Fuente, cura ecónomo.

-1885-1886 (del 14 de febrero de 1885 a 24 de abril de 1886), Rvdo. Sr. D. Antonio Barea y Gallardo: cura ecónomo, que denomina al templo como Iglesia parroquial de San Juan Bautista.

-1886-1889 (del 31 de diciembre de 1886, al 1 de agosto de 1889), Rvdo. Sr. D. Francisco Jiménez. Sin más datos sobre el nombre de este sacerdote; en los libros matrimoniales sólo se puede ver la firma y no es muy legible.

Y no sólo hubo cambios espirituales en esos años previos en el templo, pues también hubo modificaciones en su edificación, ya que, en 1886, con permiso de la autoridad eclesiástica, se labró la capilla-panteón del Conde de Aguiar, para que en ella descansaran los restos de don Andrés Parladé y Sánchez de Quirós, junto con los de su esposa y familiares. Obra realizada por el arquitecto sevillano don José Gómez Otero, padre del también arquitecto, don Aurelio Gómez Millán, autor del Recinto Sagrado al Corazón de Jesús.

Tenemos que suponer que D. Juan de Dios Peña Rada llegó a ser párroco de San Juan de Aznalfarache, por concurso, ya que, en un sobre con el nombre “Juan de Dios Peña Rada”, en los Archivos Diocesanos, hay dos pliegos de tamaño A-3, ambos con el logotipo “Concurso de Sevilla”, que se comprende que son para optar a plaza de párroco en este arzobispado.

Escritos a mano, en uno se contemplan casos de pecados y las posibles indulgencias; en el otro se escribe sobre la Santísima Trinidad, y la confesión y la absolución. Por desgracia, no hay fecha, ni firma, ni ninguna otra indicación sobre el contexto de estos textos.

El que don Juan de Dios Peña Rada no fue ordenado en Sevilla, ni tampoco su origen es de esta diócesis, como indicaría este concurso, lo ratificaría que su nombre no consta en los índices de seminaristas entre los años 1848 y 1900. En los libros de acceso a las órdenes sagradas (diaconado y presbiterado), de la época, tampoco se encuentra su nombre escrito. Todo esto confirmaría que vino de fuera de Sevilla.

Como ejemplos de lugares de procedencia, hemos hallado algunas posibilidades:

-El arqueólogo, historiador y archivero Juan de Dios de la Rada y Delgado, nació en Almería en 1827 y tuvo un hijo llamado Enrique de la Rada y Méndez. Es probable que no fuese el abuelo del sacerdote indicado en este artículo, pero quizá pudo ser su tío paterno. Como curiosidad sobre esta teoría, indicaremos que, en el sobre con los pliegos que tienen el logotipo “Concurso de Sevilla”, aparece también, por encima pero tachado, el nombre “Juan de Dios Rada y Delgado”.

-En 1882, recibe una mención honorífica de Historia Universal, el alumno Nicolás Rada y Peña, en Granada. ¿Un hermano de don Juan de Dios?

-El otro nombre propio que aparece en la tumba del cementerio es D. Juan de Dios Malpica Peña, fallecido el 18 de enero de 1963, con el mensaje de que su esposa no le olvida. Sabemos que la familia Malpica vendió aves domésticas y sus huevos en el chalet de la avenida 28 de febrero (actual Comisaría de Policía Nacional), y también tenemos el dato de que don Juan Malpica colaboró con un centro de mesa para la tómbola de la Hermandad del Rosario en el año 1929. Esta familia estuvo asentada en San Juan de Aznalfarache y por la coincidencia del apellido “Peña” estaban emparentados con el sacerdote.

D. Juan de Dios Peña Rada vive, siendo ya párroco, desde el 1 de agosto de 1889, la segregación de San Juan de Aznalfarache, que adquiere este nombre de forma definitiva, del Ayuntamiento de Tomares. Antes, el nombre oficial era “Tomares y San Juan de Aznalfarache” o sencillamente, la villa de “San Juan de Alfarache”.

Por aquellos días del mes de julio de 1890, en que se hizo oficial esta segregación, nos consta un primer desafío al que se tuvo que enfrentar este sacerdote, pues se presentaron en el pueblo de San Juan de Alfarache (oficialmente, cambió la denominación el día 19), a eso del mediodía, unos propagandistas protestantes, repartiendo hojas a las mujeres y niños, pero enteradas estas de lo que se trataba y, después de dar conocimiento al párroco, que confirmó sus sospechas, lo que irritó de tal manera a los propagandistas, que sus bocas parecían las del infierno; la emprendieron los vecinos con los tales agentes protestantes, que se vieron obligados, con el peso del calor, a abandonar el pueblo, dejando allí una gran cantidad de mercancía, la que quemaron en mitad de la plaza (se refiere a la actual Plaza de Andalucía, la única existente por entonces) las mujeres. La publicación añade que mentira parece que se atrevan, de ese modo y con tal descaro, a hacer tan impía propaganda, si no contaran con la impunidad sus autores.

El 5 de julio de 1895, en el diario “El Noticiero Sevillano”, aparece escrito que ese día habían estado en Sevilla el cura propio de Lantejuela, D. Francisco González y el párroco de San Juan de Aznalfarache, D. Juan de la Peña y Rada. También se encontraba en esta capital el cura propio de la parroquia de las minas de Riotinto, D. Antonio Delgado.

De este mismo año y en el mismo periódico, pero con fecha 2 de octubre es la noticia de que los vecinos del próximo pueblo de San Juan de Aznalfarache se disponen a celebrar, con el mayor entusiasmo, la festividad de la Virgen del Rosario. Habrá misa solemne, predicando D. Juan de Dios Peña y Rada, cura propio del pueblo. Por la tarde saldrá procesionalmente, acompañada de su piadosa hermandad, la imagen de la Santísima Virgen, que estrenará este año un artístico y elegante paso.

Pasamos a una noticia más social del año 1897, con la información de que continuaban constituyéndose las juntas municipales del censo de población para hacer la estadística de viviendas. En San Juan de Aznalfarache, la conforman: don Ramón Villa (presidente), don Manuel Domínguez, don Francisco Flores, don José Bernárdez, don Francisco Rodríguez, don Francisco García, don Joaquín Domínguez, don Juan de Dios Peña, don Antonio Molina, don Bernardino Claver, don Manuel Cano, don Antonio Olmedo y don Pedro Lissén. Queda claro que el párroco está situado entre lo que antiguamente se decían que eran las “fuerzas vivas”, autoridades o personas influyentes de la localidad.

Don Juan de Dios Peña Rada vivió la evolución de San Juan de Aznalfarache, desde un asentamiento rural a la etapa más industrializada de nuestra historia local, dentro del período denominado la Segunda Revolución Industrial, entre 1870 hasta 1914 (I Guerra Mundial), con grandes cambios técnicos e innovaciones. En esta villa ya existía, la fábrica de loza (1854), los almacenes para el procesamiento de las aceitunas (1872), una fábrica para el procesamiento del petróleo (entre 1892 y 1915, aproximadamente), y a estas industrias, se añadirían la fábrica de abonos y productos químicos Cros (1904), la llegada del ferrocarril minero desde Cala (1906), la escuela de sericicultura (1907-1928), la instalación de la electricidad (1909), el laboratorio farmacéutico Olea (1915), el laboratorio Sanavida, dirigido por don Otto Engelhardt (1922), la llegada de la línea del tranvía (1924) y la fábrica de ladrillos (1927), entre otros avances industriales, comunicativos, técnicos y científicos locales.

En febrero de 1901, encontramos la noticia de que el párroco de San Juan de Aznalfarache, participa de un evento religioso en otra localidad: la inauguración de las escuelas parroquiales de La Puebla del Río. Merced a la generosidad del marqués de Casa Riera, ha podido celebrar La Puebla una gran fiesta, a la cual se han asociado los vecinos de los pueblos próximos, contribuyendo a dar mayor animación al acto plausible y consolador de inaugurar una escuela para la enseñanza gratuita del pueblo, esa gran masa llamada a desempeñar un papel importante en los destinos de España. En los pueblos del tránsito, San Juan de Aznalfarache, Gelves y Coria, gran número de personas esperaban el paso del arzobispo Mons. Spínola. El Sr. Spínola marchó a la iglesia de Santa María de la Granada, donde oró breves instantes, y después, revestido de pontifical, pasó a bendecir el local de las escuelas, precedido de la cruz de la parroquia y asistido por los sacerdotes Sres. Olmo y Peña y el cura del Sagrario de esta capital.

La noticia anterior aparece en el periódico “El Liberal” y, en este mismo diario sevillano, encontramos que, durante los días 28, 29 y 30 del mes de junio, se celebrará un solemne triduo en honor del Corazón de Jesús, en la villa de San Juan de Aznalfarache, siendo los oradores el señor don Mariano Guerrero, presbítero; el señor don Antonio Muñoz y Quirós, presbítero; y el señor don Juan Peña Rada, cura párroco de dicha iglesia. El domingo 30, a las once de la mañana, tendrá lugar la función principal, estando el panegírico a cargo del señor don José María Ruiz y Ruiz, cura ecónomo de la parroquia de San Miguel de Jerez de la Frontera. A las ocho del mismo día, tendrá lugar la comunión general.

Este triduo tuvo lugar en junio de 1901 y resulta curioso pensar que aquellas personas que participaron del mismo, incluido el propio párroco, nunca pudieron anticiparse, por mucha devoción que sintieran hacia el Corazón de Jesús, a lo que, cuatro décadas después, construiría el Cardenal Arzobispo de Sevilla Mons. D. Pedro Segura y Sáenz, al lado del templo en el cerro.

En 1909, la compañía Sevillana de Electricidad instala el alumbrado en la población de San Juan de Aznalfarache y es de esperar que la mejora realizada contribuya al desenvolvimiento de aquella población. Al acto inaugural de la iluminación eléctrica se le concedió, en esta villa, toda la solemnidad, asistiendo al mismo las autoridades de la localidad.

En la siguiente foto, vemos en primera línea, de izquierda a derecha, a D. Pedro Lissén Fernández; D. Otto Engelhardt (primer director de la empresa sevillana de suministro eléctrico, antes de ser vecino de esta villa); el párroco D. Juan de Dios Peña y Rada; y el alcalde D. Antonio Olmedo y Guerau, en el centro de la primera fila. Otras fuerzas vivas de aquellos tiempos en la localidad y que deben estar presentes en esta foto serían: D. Juan de Dios Sánchez López, secretario del Ayuntamiento; D. Antonio Molina Ortiz, juez municipal; D. Manuel Domínguez Sánchez, fiscal; D. José Caro Laffón, médico; D. Fermín Sánchez Medina, farmacéutico; y los maestros D. Fermín Sánchez Medina, D. Juan Martín Fernández y D. Antonio Aparicio.

Foto publicada el 8 de junio de 1909.

En los libros parroquiales, con fecha 31 de marzo de 1920 y escrito por D. Juan de Dios Peña y Rada, deja constancia de que usa, para la parroquia con templo aún en el cerro, la denominación de estar dedicada a San Juan Bautista. Ciertamente, y combinada con el nombre de la localidad, ya tal dedicación procedía del convento franciscano.

Nuevamente, sabemos por la prensa de este párroco al participar en un importante acto civil, ya que, según aparece en prensa, el 1 de marzo de 1924, los vecinos de San Juan salen a las calles a aplaudir la llegada del primer tranvía. En el mismo, las autoridades de Sevilla fueron recibidas por las de este pueblo: alcalde, don Manuel Lora Vela; primer teniente de alcalde, don Pedro Lissén: secretario, don Juan de Dios Sánchez; teniente de la Guardia Civil, don Juan Cantero Carrero; párroco, don Juan de Dios Peña Rada, etc.

El 27 de septiembre de 1926, con gran parte de la población sanjuanera reunida en el cine-teatro La Marina, para escuchar a la periodista, escritora y maestra Dª. Amantina Cobos de Villalobos, en la velada cultural del Ateneo de Sevilla, tal y como vemos en la foto, está presente el susodicho párroco, también en este caso, sentado junto a don Otto Engelhardt, quien ya era vecino de San Juan.

27 de septiembre de 1926.

Copiamos las palabras que dijo la oradora, sobre el sacerdote, según lo que escribió en su libro “Apuntes históricos: San Juan de Aznalfarache”:

El incansable celo del dignísimo y virtuoso párroco don Juan de Dios Peña hace que la iglesia tenga un aspecto en extremo agradable y pulquérrimo; es lo que suele llamarse una tacita de plata, con su atrio enladrillado”.

Los intereses morales o espirituales están no menos sabiamente regidos por el virtuosísimo párroco D. Juan de Dios Peña, verdadero ministro de Jesucristo; su conducta intachable, talento y celo hacia sus feligreses, sobre los que ejerce una paternal tutela desde hace treinta siete años, le hacen ser amado y respetado por todas las clases sociales de este pueblo, donde las buenas costumbres y la religiosidad se conservan, beneficios en gran parte debidos a tan ejemplar sacerdote”.

Pasamos al año 1927, del cual sabemos que este sacerdote asistió nuevamente a una ceremonia religiosa de un pueblo cercano, ya que el domingo 6 de noviembre (curiosamente, no en octubre, porque nos referimos a la Función Principal a Nuestra Señora del Rosario), a las once dio comienzo la misa, en la Iglesia parroquial de San Ildefonso, de Mairena del Aljarafe, estando el templo, por el que tanto ha hecho el virtuoso cura párroco, tan querido ahí, don Antonio Sánchez, materialmente lleno de fieles. Ofició la misa el párroco de Gines, don Juan Bautista Gago; ministrado por don Juan de Dios Peña, cura de San Juan de Aznalfarache, y el de Valencina, don Manuel Carmona.

Y entramos en la época que debió ser muy complicada para este presbítero, con la construcción del nuevo templo y el cambio del que está en el cerro, al que se encontrará entre la parte baja (Barrio Bajo) y alta (Barrio Alto) del pueblo.

En los festejos celebrados en junio de 1928, en San Juan de Aznalfarache, con motivo de la solemnidad del Patrón, se consignó que uno de los números del programa oficial fuese la colocación de la primera piedra de la nueva iglesia de la localidad; acto que, según narra el redactor de esta noticia, resultó brillantísimo y al que asistieron, con las autoridades y párroco, el cardenal arzobispo, señor Illundain; los condes de Bustilio y Peñaflor, don Luis Taviel de Andrade y otras personalidades.

El mes de junio de 1929, también debió resultar muy intenso para don Juan de Dios, ya que, según lo escrito en los archivos parroquiales, el día 1, tuvo lugar la visita de Su Eminencia, el Cardenal Ilundain, para conocer la finalización de las obras de la nueva iglesia parroquial de San Juan de Aznalfarache. Y el lunes, 24 de junio, festividad de San Juan Bautista, se celebró la bendición e inauguración del templo con el nombre titular y patrón de la localidad, ceremonia que presidió el mismo prelado.

Ya comenzada la vida de este nuevo templo, en 1930, D. Juan de Dios Rada Peña, como Cura párroco, forma parte de la junta municipal, constituida con el fin de reunir fondos y allegar recursos con que adquirirlos, para equipar el nuevo templo parroquial de San Juan Bautista.

En el documento que establece la existencia de esta junta, una pequeña historia del porqué del nuevo templo, sus motivaciones, sus objetivos, su composición y el listado de lo que se quiere conseguir, se menciona a don Juan de Dios como “digno párroco”, además de ser la persona a la que dirigirse, en el caso de que alguien quiera donar alguno de los objetos o materiales indicados en el texto.

Firma del párroco.

En las seis informaciones halladas, sobre presuntos sucesos ocurridos el 12 de mayo de 1931, no se menciona al párroco de San Juan de Aznalfarache, según los cuales, unas monjas habrían visitado la edificación del abandonado convento en la atalaya, o que, unos religiosos, huyendo de Sevilla, se habrían refugiado en el mismo, lo cual habría provocado una violenta algarada de los vecinos contra el cerrado y abandonado templo en el cerro, sacando imágenes sacras y objetos de culto, para quemarlos en una hoguera en las afueras de la iglesia. El alcalde Próspero Castaño calmaría dicha revuelta, sin necesidad de que intervinieran las fuerzas públicas. Don Luis Gallo, de la Agrupación Socialista local, escribiría a los medios de comunicación, defendiendo el prestigio de San Juan de Aznalfarache, para aclarar la exageración de los hechos relatados anteriormente y que no hubo asalto ni hoguera, sino que un grupo de vecinos sacaron las imágenes del templo del cerro, para llevarlas a la iglesia parroquial, en el centro del pueblo, lo cual afirma que fue la verdad de aquellos hechos.

Un tiempo después de aquellos hechos, en 1933, el Cardenal Arzobispo Mons. D. Eustaquio Ilundain y Esteban enviaba un escrito a todas las iglesias de la Archidiócesis, para que le fueran comunicados al arzobispado los objetos y utensilios de interés artístico o histórico en cada templo.

En la respuesta de D. Juan de Dios Peña y Rada, en el texto con su firma, indica que lo relevante es la pila bautismal del tiempo de los visigodos (“según algunos”, explicita textualmente); y el retablo, estilo renacimiento, con sus cinco cuadros atribuidos a Juan del Castillo, existente en la antigua iglesia parroquial. Los demás objetos (“a su juicio”), no reúnen condiciones artísticas o históricas, y están consignados en el inventario de 28 de mayo de 1930.

Y es que, en general, el ambiente anticlerical con la proclamación en España de la II República, se había vuelto complicado, por los casos de incendios y saqueos en los templos. La Capilla del Rosario sería asaltada y profanada el 24 de abril de 1936 y se le indicaría a la, por entonces, Hermana Mayor, Dª. Rosario Domínguez que, si los querían, retiraran a los santos. Desde cinco años antes, ya los cultos se venían celebrando en el templo parroquial, con el traslado secreto y nocturno de la imagen. Toda esta conflictiva situación debió suponer muchos disgustos y tensiones para el presbítero, que sería ya un hombre de avanzada edad.

Tal y como consta en el “Libro VII de Curas”, en el Archivo diocesano del Arzobispado de Sevilla, el 10 de febrero de 1937, D. Juan de Dios Peña y Rada cesó por renuncia. No nos consta ninguna aclaración sobre este abandono, pero con la perspectiva de todo lo sucedido en los años anteriores, la vejez y, quizá, alguna enfermedad que agravara su estado, le llevó a tomar la decisión de dejar de ser el párroco de San Juan de Aznalfarache.

Quizá, en sus restantes años de vida, permaneció en esta localidad, porque, la última noticia de la que disponemos es que se encuentra en el Cementerio de San Juan de Aznalfarache, por aquel entonces Cementerio Parroquial de San Juan Bautista y, actualmente, propiedad de la empresa Funestre. En su tumba, se leemos:

“Juan de Dios Malpica Peña. Fallece el 10 de enero de 1963. Su esposa no le olvida”. “Juan de Dios Peña Rada. Párroco que fue, durante 50 años, de esta villa. Fallece el 12 de septiembre de 1946”.

 

NOTA: Agradecemos a D. Antonio Ruiz Palacios (médico, investigador local y escritor, entre otros libros, de “Cuando sopla el viento: Tradiciones, cuentos y leyendas del siglo XX en San Juan de Aznalfarache”, con varios ejemplares disponibles en la biblioteca municipal), sus aportaciones para poder confeccionar este artículo.

Fuentes bibliográficas:

-“ABC de Sevilla”, 25 de abril de 1936. Sevilla.

-“ABC de Sevilla”, 23 de abril de 1961. Sevilla (efeméride de 25 años antes).

-“La Actualidad”, 8 de junio de 1909 (año IV, número 150). Barcelona.

-Archivos diocesanos del Arzobispado de Sevilla.

-Archivos parroquiales de San Juan Bautista, en San Juan de Aznalfarache.

-“El Vigía Católico de Ciudadela, con aprobación de la autoridad eclesiástica”, miércoles, 6 de agosto de 1890 (número 808, año VIII).

-Gaceta de Madrid. Año CCXXIX (229), número 200. Sábado, 19 de julio de 1890. Tomo III, página 193.

-COBOS Y VILLALOBOS, A. (1927): “Apuntes históricos: San Juan de Aznalfarache”. Sevilla, impresor Manuel Carmona.

-“Diario de la Marina”, 14 de mayo de 1931. Madrid.

-Documento parroquial de 1930, solicitando ayuda y suscripción de cuotas para el equipamiento del templo parroquial de San Juan Bautista, en San Juan de Aznalfarache.

-GARCÍA AGÜERO, F. J. (2014): Proyecto Fin de Grado “Clima y conservación: series temporales de cinco templos del Aljarafe”. Sevilla, Universidad de Sevilla.

-Índice de expedientes de seminaristas que lo fueron en el Seminario de San Isidoro de Sevilla y San Francisco Javier, 1848-1900. Archivos diocesanos del Arzobispado de Sevilla.

-“El Liberal”, 8 de febrero de 1901. Sevilla.

-“El Liberal”, 29 de junio de 1901. Sevilla.

-“El Liberal”, 2 de marzo de 1924. Sevilla.

-“El Liberal”, 8 de noviembre de 1927. Sevilla.

-“El Liberal”, 28 de junio de 1928. Sevilla.

-“El Liberal”, 13 de mayo de 1931. Sevilla.

-“El Liberal”, 14 de mayo de 1931. Sevilla.

-“El Liberal”, 25 de abril de 1936. Sevilla.

-“El Liberal”, 28 de abril de 1936. Sevilla.

-“El Liberal”, 29 de abril de 1936. Sevilla.

-“La Libertad”, 13 de mayo de 1931. Madrid.

-“El Noticiero Sevillano”, 5 de julio de 1895. Sevilla.

-“El Noticiero Sevillano”, 2 de octubre de 1895. Sevilla.

-“El Noticiero Sevillano”, 5 de mayo de 1897. Sevilla.

-“El Orzán”, 14 de mayo de 1931. La Coruña.

-PINEDA NOVO, D. (1980): “Historia de San Juan de Aznalfarache”. Sevilla, Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache.

-“La Voz”, 13 de mayo de 1931. Madrid.

Web:

https://hermandadrosariosanjuan.blogspot.com/p/historia.html

La fábrica de petróleo en San Juan de Aznalfarache 1892-1919

El actual terreno del recinto ferial (2024-2025), un descampado en el Barrio Bajo de San Juan de Aznalfarache, entre las calles Ramón y Cajal, y Betis, y el río Guadalquivir.

Un poco de historia sobre la petrolera francesa Desmarais Frères (Desmarais Hermanos)…

Desmarais Frères fue una de las compañías petroleras de Francia, fundada por la asociación de los hermanos Charles (1824-1878) y Henri (1825-1887) Desmarais, en el año 1861. Su posterior asociación con un depurador de aceites vegetales, hizo que comenzara la destilación, envasado y distribución de queroseno, bajo la marca “Astraline”.

En 1891, se registró en Madrid esta petrolera francesa, bajo la denominación de Desmarais Hermanos, con sede social en París desde 1888. Su fábrica de referencia para España, se encontraba en Astillero (Santander), junto a otra sociedad refinadora, llamada Deutsch y Cía, de la que era competencia directa.

Estas dos refinerías pusieron como marcas de referencia, para sus productos en el mercado nacional, el nombre de dos animales: 'El Gallo' era la marca que llevaba Desmarais Hermanos y 'El León' era la de Deutsch y Cía.

En las primeras décadas del siglo XX, junto a la sociedad Fourcade & Provôt, estas tres grandes compañías francesas, prácticamente, monopolizaban la industria de refinado y la comercialización del petróleo y sus derivados en España.

Ambas empresas, para el año 1927, ya habían dejado de fabricar productos propios y su actividad principal consistía en la comercialización de productos procesados en otros lugares. Fue en ese mismo año, bajo la dictadura de Primo de Ribera, cuando ambas fábricas de refinado del petróleo fueron fusionadas en una entidad: la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos Sociedad Anónima (CAMPSA).

Anuncio de la empresa Desmarais Hermanos en España, con su logotipo en la parte inferior.

Centrándonos ya en la historia local, leemos que el 14 de febrero de 1892, tras una instancia presentada por el representante de la empresa Desmarais Frères (Desmarais Hermanos), refinadores de petróleo en Astillero (Santander), para que se les permita despachar cabotaje de entrada, en Sevilla, el petróleo refinado en su fábrica del Norte de España y también puedan transportarlo a través de sus buques a la localidad de San Juan de Aznalfarache.

La elección de esta localidad para instalar sus depósitos se debe a no haber encontrado un lugar adecuado en la ciudad de Sevilla. El petróleo refinado, proveniente de Santander, será surtido a esta zona de Andalucía, desde nuestra localidad.

Por la no existencia de una aduana en esta villa, que tenía ayuntamiento propio desde dos años antes, se hace indispensable que un funcionario pericial se desplace desde Sevilla, para verificar la entrada y salida del producto.

Anteriormente, los almacenes de Olmedo ya habían pedido la tramitación de aduana, para embarcar vinos y aguardientes y comerciar con estos productos. Desde el día mencionado, publicado en la “Gaceta de Madrid” (anterior denominación del Boletín Oficial del Estado), se aprueba que “se amplíe la habilitación de San Juan de Aznalfarache, para el despacho de entrada por cabotaje de petróleo refinado, ya sea conducido en cajas o en barriles, ya en tanques o buques cisternas, con documentación e intervención de la Aduana de Sevilla, que nombrará siempre un funcionario pericial, que presencie y verifique dichos despachos, siendo por cuenta de los solicitantes el abono que devengue dicho empleado”.

Esta información aparece resumida en las publicaciones: “La Correspondencia de España”, “La Época” y “El Criterio” (del mismo día 14); “Diario de Burgos” (día 15); “El Guadalete” (día 16); “La Crónica Meridional”, “La Lucha” y “Boletín Oficial de la Provincia de Santander” (día 17); “Boletín Oficial de la Provincia de las Baleares”, “Boletín Oficial de la Provincia de Murcia” y “Boletín Oficial de la Provincia de Tarragona” (día 20).

El queroseno derivado del petróleo, que se trasladaba desde las fábricas donde era tratado, hasta los depósitos, a través de buques cisterna, era almacenado en los lugares correspondientes de destino, por medio de un tubo de aspiración.

“El Noticiero Sevillano, diario independiente de noticias, avisos y anuncios” del 14 de noviembre de 1893, narra que, en aquel día, el señor Gobernador civil de Sevilla, el Comandante de Marina, el presidente de la junta de obras del puerto y su ingeniero jefe, el director de Sanidad y el administrador de la Aduana, habían subido a bordo del vapor Destella, con objeto de designar el punto donde debían desembarcar la dinamita para la base de Tablada, haciendo mención de que estaban a cargo de la petrolera Deutsch.

Este artículo expresa que se pretende que se haga con seguridad todo el desembarco de productos peligrosos, incluidos los del depósito de petróleo de San Juan de Aznalfarache, para evitar catástrofes ambientales en el río Guadalquivir.

En agosto de 1893, desde la fábrica de petróleo presentan una nueva instancia, por parte de Desmarais Hermanos, como refinadores de petróleo asentados en Santander y, a través de su representante en la Corte, D. R. Chapuis, solicitando que se amplíe la habilitación del puerto de San Juan de Aznalfarache, para el despacho por cabotaje de la madera ordinaria, cepillada o machihembrada, y la hoja de lata sin manufacturar o moldeada, exclusivamente para fabricar las cajas en que ha de venderse y transportarse el petróleo que tienen en el citado puerto.

Se acompañaba un informe del administrador principal de Aduanas de Sevilla, en el que no se presentaba inconvenientes para acceder a esta petición, siempre que la conducción de dicha madera y la hoja de lata se verificase en los mismos buques que llevaban el petróleo de cabotaje al referido puerto.

Puesto que ya existía la habilitación para el desembarque y despacho por cabotaje del petróleo refinado, que los Sres. Desmarais traen desde su refinería de Santander, se les concedió, el 4 de agosto de aquel año, la habilitación del puerto de San Juan de Aznalfarache, para el desembarque y despacho por cabotaje de la madera ordinaria, cepillada o machihembrada, y la hoja de lata sin labrar o, simplemente, moldeada, para hacer cajas de petróleo. Lo cual fue concedido por el Sr. Director General de Aduanas.

Este texto aparecido en la “Gaceta de Madrid” revela que no sólo existían aquellos depósitos en San Juan de Aznalfarache, sino que además, existió una edificación, tanto para las oficinas de esta fábrica, como talleres en los que realizar las cajas de madera y de hojas de lata, cuyo materiales recibían en nuestra localidad.

El 3 de febrero de 1903, “El Noticiero”, anuncia la llegada del barco El Gallo, el petrolero de la compañía Desmarais a Sevilla.

Otras informaciones que tenemos sobre la existencia de esta fábrica de petróleo en San Juan de Aznalfarache, durante el siglo XX, es su ubicación en sendos planos:

 

En el año 1906, aparece en un plano de la localidad, con dos círculos, que representan a dos depósitos y, en el mismo terreno, otro que representa a una noria. Entendemos que, el muelle de embarque para estas instalaciones, sería el que podemos ver dibujado al final de la calle del Guadalquivir (actual calle Betis). En dicha parcela, denominada como P7, no aparecen edificaciones hacia la calle Guadalquivir, pero sí en la vecina P6, orientadas hacia la actual calle Ramón y Cajal. Los depósitos de petróleo estarían situados en el por entonces límite de la localidad, ya que, sobre los mismos, podemos leer la indicación “afueras”.

Aunque con otra orientación, este plano de 1913, para el paso del tranvía por la urbe, nos describe un panorama muy parecido para la fábrica de petróleo y su entorno, esta vez, con la denominación “El Gallo”, que ya hemos explicado al principio de este artículo. Se ven dos círculos y uno más pequeño en la finca; la calle Guadalquivir apenas presenta edificaciones, salvo las que están en el límite de la actual calle Ramón y Cajal, y al final de la primera se encontraría el muelle más cercano sobre el río.

“La Correspondencia de España”, con fecha 4 de enero de 1919, comunica que, en San Juan de Aznalfarache, reina la tranquilidad (era tiempo de muchas protestas y reivindicaciones obreras y sindicales). En la fábrica de petróleo huelgan los operarios, porque no les ha sido aumentado el jornal. Sin embargo, en nuestro mismo pueblo, se había solucionado las reclamaciones de los aceiteros.

“El Liberal”. Lunes, 1 de diciembre de 1919. Debido a las múltiples huelgas, por reivindicaciones laborales, se explica la grave situación económica, con hambre y ruina, para los vecinos de Camas, trabajadores de la fábrica de petróleo (la única que conozcamos, aunque ciertamente, por el artículo de 1893, parece que hay otra en Tablada, a cargo de la compañía Deutsch), y desde el periódico pedían que el gobernador civil preste mayor atención a la solución de aquella huelga, no sólo poniendo a la Guardia Civil al servicio del director de la fábrica.

En el mismo periódico, se hace referencia de que el miércoles, día 17 del mismo mes, el alcalde de Camas visitó al Gobernador civil para decirle que se ha recuperado la calma en el pueblo, gracias a que se ha superado el conflicto por la refinería de petróleo.

Y por último, 27 de diciembre de aquel mismo año, también en “El Liberal”, aparece publicado que el jefe de la Guardia Civil, que se halla en aquellos tiempos en Camas, comunicó al Gobernador civil que la huelga de obreros de la refinería de petróleo quedó solucionada, por cuanto ya trabajaban 90 individuos, entre huelguistas y esquiroles.

Dicho jefe considera que ya no es necesaria su presencia en la localidad camera de los guardias concentrados allí, desde el comienzo de las protestas.

NOTA DEL BLOG: estos artículos sobre la relación de la fábrica de petróleo con los trabajadores de Camas, quizá podría ser la causa de su olvido en la historia de San Juan de Aznalfarache.

No sabemos más datos sobre esta fábrica, como cuándo dejó de funcionar, de qué tamaño eran los depósitos o los múltiples productos que podía haber vendido a partir del refinado del petróleo. Desconocemos cuáles serían las edificaciones (oficinas, despacho para el aduanero, talleres para hacer las cajas de madera y los bidones de lata, tienda para la venta…), que pudieron existir, pero sí queremos hacer una hipótesis, a partir de las estructuras aún presentes en el año 2025:

El edificio, con algunas de sus peculiaridades, como un círculo en la parte más alta, el poste telegráfico y los tablones de madera con ganchos.

Un edificio muy particular del entorno es la parte trasera del número 14 de la actual calle Ramón y Cajal, cuya fachada mira hacia el río, la única de todos los de su acera. Además, en su parte superior, tiene un círculo rojo vacío, lo cual es peculiar porque el logotipo de la compañía Desmarais Hermanos era un círculo con un gallo en el centro y, detrás, el sol saliendo en el horizonte, arriba las iniciales “D.H.” y en parte inferior se leía “MARCA El Gallo”.

También resulta llamativo que en una de las esquinas aún se pueda ver un poste de telégrafo, algo que hubiera sido muy útil, si en esta edificación hubiera estado el despacho de la aduana de Sevilla para el puerto de San Juan de Aznalfarache. Esta construcción también tiene la peculiaridad de su tejado inclinado, más típico de otros países, que de nuestra tierra andaluza. Y una última circunstancia llamativa de este lugar es el montón de ganchos, que aún se pueden contemplar en su fachada (salvo que pusieran muchas macetas, no es algo habitual para una casa).

Para aportar más datos, analizamos esta foto realizada desde el cerro, sobre el meandro Los Gordales del río Guadalquivir, fechada en el año 1902 y que, en la misma, quizá podemos hallar algunas respuestas más. Lo que creemos el número 14 de la actual calle Ramón y Cajal (en el primer círculo amarillo por la izquierda), no muestra puerta de entrada desde la calle (por entonces Real o quizá extensión de la plaza Sánchez Lozano, como se señala en los mapas), por lo que efectivamente, parece la parte trasera de una edificación, cuya entrada principal podría estar por la parte que da al río. El círculo azul parece mostrar, entre los árboles, que toda la edificación solo tiene una planta (quizá se añadiría una planta superior después). Y el círculo amarillo más a la derecha, indica que el árbol tapa una estructura vertical donde, aproximadamente, se existiría uno de los depósitos de la fábrica de petróleo.

A falta de nuevos datos que se puedan hallar, lo que sí podemos discernir es que hemos estado hablando de la primera gasolinera (o mejor expresado, el primer distribuidor de combustible) de San Juan de Aznalfarache y de la comarca del Aljarafe.

Para terminar, dejamos indicado el enlace sobre la crisis nacional de los barriles, centrada en este depósito de petróleo de nuestra localidad:

https://historiadesanjuandeaznalfarache.blogspot.com/2024/08/la-crisis-de-los-barriles-de-petroleo.html

Bibliografía:

“Boletín Oficial de la Provincia de las Baleares”. Sábado, 20 de febrero de 1892.

“Boletín Oficial de la Provincia de Murcia”. Sábado, 20 de febrero de 1892.

“Boletín Oficial de la Provincia de Santander”. Miércoles, 17 de febrero de 1892.

“Boletín Oficial de la Provincia de Santander”. Sábado, 20 de febrero de 1892.

CABEZAS RUIZ, A. (2021): “Evolución de la línea de costa en el frente marítimo de Astillero y sus territorios contiguos, desde mediados del siglo XVII, hasta el inicio del siglo XX”, en “Altamira, Revista del Centro de Estudios Montañeses” (tomo XCIV). Santander, Centro de Estudios Montañeses.

“La Correspondencia de España”. Domingo, 14 de febrero de 1892. Madrid.

“La Correspondencia de España”. Sábado, 4 de enero de 1919. Madrid.

“El Criterio, diario católico”. Domingo, 14 de febrero de 1892. Salamanca, Colegio de Calatrava.

“La Crónica Meridional, diario liberal independiente y de intereses generales”. Miércoles, 17 de febrero de 1892. Almería.

“Diario de Burgos, de avisos y noticias”. Lunes, 15 de febrero de 1892. Burgos.

“La Época, últimas noticias y telegramas de la tarde”. Domingo, 14 de febrero de 1892. Madrid.

“Gaceta de Madrid”. Domingo, 14 de febrero de 1892. Año CCXXXI, Nº. 45. Tomo I. Página 475. Madrid.

“Gaceta de Madrid”. Viernes, 4 de agosto de 1893. Año CCXXXII, Nº. 216. Tomo III. Página 399. Madrid.

“El Guadalete, periódico político y literario”. Martes, 16 de febrero de 1892. Jerez de la Frontera.

“El Liberal”. Lunes, 1 de diciembre de 1919. Sevilla.

“El Liberal”. Miércoles, 17 de diciembre de 1919. Sevilla.

“El Liberal”. Sábado, 27 de diciembre de 1919. Sevilla.

“La Lucha”. Miércoles, 17 de febrero de 1892. Gerona.

“El Noticiero”, 3 de febrero de 1903. Alicante.

“El Noticiero Sevillano, diario independiente de noticias, avisos y anuncios”. Martes, 14 de noviembre de 1893. Sevilla.

Webs:

astillero-guarnizo.blogspot.com/2013/10/campsa.html

eldiariomontanes.es/region/el-astillero/gallo-leon-20210130185222-nt.html

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Un cadáver en el río por San Juan y los dos vapores Aznalfarache 1893-1918

  Sevilla 3.- Flotando en las aguas del Guadalquivir, y cerca del pueblo de San Juan de Aznalfarache , se ha encontrado un cadáver . Com...