Otto Engelhardt escribe sobre el buen gobierno, desde San Juan de Aznalfarache 1927

Villa Chaboya, en San Juan de Aznalfarache.

Continuamos hablando en este blog, sobre la historia de San Juan de Aznalfarache, del pacifista republicano, ingeniero y diplomático Otto Engelhardt, que vivió en nuestro pueblo, en Villa Chaboya, entre los años 1915 y 1936, hasta que fue detenido y ejecutado. Varias decenas de artículos escribió para ser publicados por periódicos, en las fechas en las que vivió en nuestra localidad.

A continuación, exponemos las líneas más interesantes dentro del artículo publicado el 4 de octubre de 1927, en “El Liberal” (periódico de edición sevillana).

Título: “Hindenburg”.

Los pueblos con gobiernos democráticos, sean monarquías o repúblicas, se salvaron del incendio de la guerra y demás consecuencias por no tomar parte en ella, resistiendo sus gobiernos a todas las presiones exteriores e interiores. Las víctimas de la guerra fueron los países con gobiernos autocráticos, no importa en qué bando pelearan sus ejércitos, sucumbiendo bajo el sino de la Historia, que es enemiga del antiguo, tan bueno y brillante aparezca su interior. La época de la resurrección de una de las víctimas, Alemania., está ligada, en el sentido histórico, con el nombre Hindenburg.

El gran republicano alemán mariscal Hindenburg cumple hoy la edad de ochenta años; este fausto día del venerable presidente de la República alemana invita a echar una mirada retrospectiva, para esclarecer la importancia de la digna figura del presidente en la Alemania nueva y republicana.

Alemania, como España, se libertó, con el patriotismo de su juventud, de la dominación del invasor Napoleón Bonaparte. […]

El pueblo alemán ha elegido sus presidentes, el uno de la clase más modesta y el otro de la clase aristocrática; el guarnicionero y el mariscal, los dos han sentido como anhelo supremo la obligación de llevar la nave del Estado, sin mirar a la izquierda ni a la derecha, por las olas movidas en estos tiempos a un cauce tranquilo y seguro.

Debe ser un orgullo para una nación poder encontrar en las clases más opuestas de sus hijos á dos hombres iguales en templanza, ecuanimidad y sentido de la responsabilidad, que saben representar la dignidad más alta de la nación, como lo hizo Ebert y lo está haciendo Hindenburg. […]

Ramos Calderón y Sánchez Lozano, dos políticos en los inicios de San Juan de Aznalfarache

Breves biografías y su relación con San Juan de Aznalfarache:

Antonio Ramos Calderón nace en 1835, en Morón de la Frontera, y fallece en 1904. Abogado y político. Trabajó para la Casa Ducal de Osuna; fue secretario de la Junta Revolucionaria de Madrid, en 1868; Diputado a Cortes en 1869 y director general de Comunicaciones, en 1870. En el Partido Liberal, es elegido para el Congreso por el distrito de Écija en 1878 y 1886; por el de Morón lo es en 1896, 1898 y 1901. En 1871, presentó una proposición de ley para acabar con la esclavitud en la isla de Puerto Rico; realizó 20 discursos en el Parlamento, a favor del sufragio universal para todos los hombres, algo revolucionario para la época; y ayudó a la segregación de muchas localidades, entre ellas, San Juan de Aznalfarache. Colaboró en los periódicos “La Discusión” y “La Democracia”.

Ramos Calderón aparece expresamente nombrado como el diputado provincial, en este caso, por el distrito de Morón de la Frontera, en los periódicos “La Correspondencia de España, diario universal de noticias” y “La Época” (ambos el día 6 de febrero de 1890), que presenta la proposición de ley de segregación de San Juan de Aznalfarache, del Ayuntamiento de Tomares, ante el Congreso, en aquel día presidido por el Duque de Almodóvar, para que ambos municipios sean independientes.

Juan Sánchez Lozano nace el 16 de mayo de 1856, en Tocina; y fallece en Sevilla, el 16 de febrero de 1908. Abogado, periodista y político por el Partido Liberal. Fue Juez Municipal suplente del distrito del Salvador, de Sevilla, en 1881, y dirige la publicación “El Progreso”, desde 1883. Ese mismo año, obtiene el cargo de Secretario de la Alcaldía de Sevilla. Se le elige diputado provincial por el Distrito de San Vicente de Sevilla, en 1886; después, por el Osuna-Morón, en 1890 y en 1894. Desempeñó la Vicepresidencia de la Comisión provincial desde 1897 y la de la Diputación, desde 1888. Fue Presidente de la Diputación Provincial, en 1893 y 1894, renunciando en 1895. En 1898, fue nombrado Gobernador Civil de la provincia de Guadalajara, hasta 1899. Escribió varios libros, como “Discursos pronunciados en defensa del proyecto de ley de Reforma Electoral, por el Presidente de la Comisión del Congreso, el Iltmo. Sr. D. Antonio Ramos Calderón, Diputado a Cortes, por el distrito de Écija” (1890), y “Los liberales de la provincia de Sevilla. Sus retratos y perfiles biográficos” (1900).

Sánchez Lozano es miembro también del Partido Liberal, lo que creemos que, por compañerismo y afinidad, asienta la amistad que proclama en su libro de 1890, en la biografía sobre el primero. Su relación con San Juan de Aznalfarache sería por su labor en beneficio de nuestra villa, mientras fue presidente de la Diputación Provincial (años 1893 y 1894).

Ambos políticos son homenajeados en nuestra localidad poniendo sus nombres en el callejero.

El dato más revelador sobre la actuación de estos dos políticos en los primeros años del Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache, lo podemos encontrar en esta sección de un plano del año 1913, indicando el paso del tranvía por nuestra localidad. En él se deja claro que la calle Ramos Calderón es la actual Antonio Machado; y que la plaza dedicada a Sánchez Lozano es la Plaza Andalucía, e incluso también podría ser parte de la actual Ramón y Cajal.

Sección del plano sobre el paso del tranvía por San Juan de Aznalfarache, en 1913.

La primera mención que hemos encontrado sobre la calle Ramos Calderón es la del plano. También hemos encontrado una biografía, que indica que la persona nació en dicha calle en 1924. En la prensa histórica: la primera mención sobre este lugar nos lleva hasta el año 1926, con un anuncio para alquilar dos casas; en 1927, el ofrecimiento de un dependiente de farmacia; en el mismo año, con la pretensión de arrendar una casa nueva; en 1929, se alquila una casa de seis habitaciones; y en 1930, un artículo por el abandono y la falta de higiene de varias calles de la localidad, como esta, con una “playa de fango”.

En cuanto a la plaza Sánchez Lozano, en mayo de 1897, el consistorio llegó al acuerdo de rotular, con este nombre, la principal plaza del pueblo (en aquel entonces), “como muestra de gratitud por cuanto dicho señor hizo en beneficio aquella villa, mientras fue presidente de la Diputación Provincial”.

Otras noticias con mención de esta plaza: hubo un asesinato en el año de su inauguración; pasamos a 1930, para leer el anuncio del traspaso de una pescadería que allí se encontraba; y en 1931, un vecino domiciliado en este lugar fue atropellado en Sevilla.

Como podemos suponer, la nomenclatura de estas calles, al igual que pasó con muchas otras, fue eliminada en los primeros tiempos de la dictadura franquista.

NOTA: Según nuestras informaciones, en mayo de 2025, se están digitalizando y ordenando los documentos de los primeros tiempos del Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache; esperemos que una vez se vuelvan a poner a disposición pública, podamos conocer más en profundidad la labor de estas personas y los hechos que ocurrieron.

Otros ejemplos de nomenclatura de Ramos Calderón, lo encontramos en la localidad de Las Navas de la Concepción, donde aún existe una calle con ese nombre (durante la dictadura se llamó “General Queipo de Llano”). En Cantillana, la que fue denominada “Ramos Calderón”, pasó a llamarse “Real”.

Bibliografía:

-“Gaceta de Madrid”, 4 de septiembre de 1871. Año CCX, número 308. Tomo III.

-“El Noticiero Sevillano, diario independiente de noticias, avisos y anuncios”. Sevilla, 14 de julio de 1897.

-“El Liberal”. Sevilla, 12 de septiembre de 1926. 18 de agosto de 1927. 4 de octubre de 1927. 1 de mayo de 1928. 10 de septiembre de 1929. 23 de enero de 1930. 25 de octubre de 1930. 2 de mayo de 1931.

-“El Orden, diario político, defensor de los intereses generales de esta provincia y la de Huelva”. Sevilla, 10 de mayo de 1897.

-“La Correspondencia de España, diario universal de noticias”. Madrid, 6 de febrero de 1890.

-“La Época”, 6 de febrero de 1890.

-SÁNCHEZ LOZANO, J. (1890): “Discursos pronunciados en defensa del proyecto de ley de Reforma Electoral, por el Presidente de la Comisión del Congreso, el Iltmo. Sr. D. Antonio Ramos Calderón, Diputado a Cortes, por el distrito de Écija”. Sevilla, El Progreso.

-SÁNCHEZ LOZANO, J. (1900): “Los liberales de la provincia de Sevilla. Sus retratos y perfiles biográficos” (1900). Sevilla, El Progreso.

Si desea saber más sobre la segregación de San Juan de Aznalfarache del municipio de Tomares, haga clic en el siguiente enlace:

https://historiadesanjuandeaznalfarache.blogspot.com/2025/05/segregacion-oficial-de-san-juan-de.html

Segregación oficial de San Juan de Aznalfarache, 19 de julio de 1890

A partir de lo encontrado en documentos oficiales (Gaceta de Madrid o BOE, y el BOP de Sevilla), más varios artículos de prensa histórica, realizamos un breve recorrido por cómo se desarrolló la segregación de San Juan del Aznalfarache del municipio de Tomares, junto con las primeras noticias que hemos encontrado sobre el incipiente Ayuntamiento, entre los años 1890 y 1899.

6 de febrero de 1890.

La sesión del Congreso del día 6, se abrió a las 3 y media, presidida por el duque de Almodóvar. El Sr. Ramos Calderón, diputado por el distrito de Morón de la Frontera, apoyó la proposición de ley sobre la segregación de San Juan de Aznalfarache del Ayuntamiento de Tomares, dejando de ser un solo municipio, para que ambos sean independientes.

El artículo no lo explicita, pero hay que entender que fue aprobada, porque ya el siguiente paso que conocemos, se dio en la llamada Cámara Baja.

15 de abril de 1890.

En el Senado, se nombra la comisión para la división en dos del actual municipio de San Juan y Tomares, en la provincia de Sevilla.

9 de junio de 1890.

En el Senado se ha reunido la Comisión que entiende en el proyecto de ley relativo a la división del Municipio de Aznalfarache. Se ha emitido dictamen.

11 de junio de 1890.

La comisión del Senado sobre el proyecto de ley, dividiendo en dos municipios el actual de San Juan y Tomares, emite un dictamen favorable de conformidad con lo aprobado por el Congreso.

18 de junio de 1890.

En el Senado, se aprobó, sin debate, el proyecto de ley que divide en dos el municipio de San Juan y Tomares.

1 de julio de 1890.

La Mesa del Senado llevó anteayer, a la sanción de la Reina, el siguiente proyecto de ley: Dividir en dos el actual Municipio de San Juan y Tomares, en la provincia de Sevilla.

16 de julio de 1890.

El señor ministro de la Gobernación (Francisco Silvela) ha puesto ayer, a la firma de Su Majestad, el decreto de promulgación de la ley que divide en dos el municipio de San Juan y Tomares.

NOTA: Aunque en los artículos anteriores, se escribe como municipio "de San Juan y Tomares", el sello oficial de la alcaldía, desde 1876, explicitaba "Tomares y San Juan".

Sello de Tomares y San Juan (1876).

Gaceta de Madrid. Año CCXXIX (229), número 200. Sábado, 19 de julio de 1890. Tomo III, página 193.

Ministerio de la Gobernación.

Ley.

Don Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey de España, y en su nombre y durante su menor edad la Reina Regente del Reino.

A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: Que las Cortes han decretado y Nos sancionado lo siguiente:

Artículo 1º. Del actual Municipio de San Juan y Tomares, de la provincia de Sevilla, se segregará el pueblo de San Juan de Aznalfarache, que constituirá en adelante un Municipio propio.

Artículo 2º. El actual término jurisdiccional del Municipio de San Juan y Tomares se dividirá entre los dos que se constituyen por esta ley, asignando la cantidad proporcional a cada uno de ellos, con arreglo al número de sus habitantes.

Artículo 3º. El Ministerio de la Gobernación dictará las órdenes oportunas para el cumplimiento de esta ley.

Por tanto:

Mandamos a todos los Tribunales, Justicias, Jefes, Gobernadores y demás Autoridades, así civiles como militares y eclesiásticas, de cualquier clase y dignidad, que guarden y hagan guardar, cumplir y ejecutar la presente ley en todas sus partes.

Dado en Palacio, a quince de julio de mil ochocientos noventa.

Yo, la Reina Regente.

El Ministro de la Gobernación, Francisco Silvela.

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En aquel día, 19 de julio, varias publicaciones y noticias hicieron difusión de esta segregación, como “El Correo Militar” y “El Pabellón Nacional”; en los días siguientes, encontramos el texto sobre dicha separación en “La Paz de Murcia, diario de avisos, noticias y anuncios”, “La Crónica Meridional” y “La Almudaina, diario de la mañana, avisos y anuncios”.

En 1891, se realizó un documento de separación de los términos municipales de Tomares y San Juan de Aznalfarache. Y es que hubo disputa entre los gestores de ambos entes urbanos por los límites respectivos. Tanto el primero, como el segundo, hicieron un trazado de cómo debería ser la delimitación; ante la falta de acuerdo, acabarían aceptando el informe de un técnico nombrado para tal fin. En aquellos años, el alcalde de Tomares fue don Rodrigo Navarro Caro.

Noticias que hemos encontrado sobre los primeros pasos del Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache, en la última década del siglo XIX:

20 de febrero de 1894.

Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache, en 1894: D. Ramón Villa Lora (alcalde); D. Manuel Domínguez Sánchez (síndico). Concejales: D. Francisco Flores Marchena, D. Francisco García Sánchez, D. José Bernárdez Mozo, D. Eduardo Martínez Cuevas, y D. Francisco Rodríguez Cáceres.

1 de enero de 1897.

Han ingresado en la tesorería de Hacienda las siguientes cantidades por cuenta de los cupos de consumos (préstamo que permite financiar la compra de bienes y servicios) de los ayuntamientos que se mencionan

A San Juan de Aznalfarche, le corresponden: 332 pesetas y 37 céntimos.

23 de enero de 1897.

Han sido nombrados, por el Gobierno Civil de Sevilla, vocales de la junta de primera enseñanza de San Juan de Aznalfarache: D. Manuel Domínguez Sánchez, como concejal del ayuntamiento, y D. Dionisio García Rendules, D. Rafael Martínez García y D. José Flores Palomo, como padres de familia.

13 de febrero de 1897 (se repitió el día 17).

En San Juan de Aznalfarache, el 27 y el 28 de febrero, se verificará, en el primer período voluntario, la recaudación de las contribuciones territoriales o industriales, correspondientes al tercer trimestre del actual ejercicio económico.

5 de mayo de 1897.

Continúan constituyéndose las juntas municipales del censo de población para hacer la estadística de viviendas.

En San Juan de Aznalfarache, la conforman: don Ramón Villa, presidente; don Manuel Domínguez, don Francisco Flores, don José Bernárdez, don Francisco Rodríguez, don Francisco García, don Joaquín Domínguez, don Juan de Dios Peña (párroco), don Antonio Molina, don Bernardino Claver, don Manuel Cano, don Antonio Olmedo y don Pedro Lissen.

7 de julio de 1897.

El Gobierno Civil comunica los nuevos alcaldes elegidos por los ayuntamientos, entre los que se encuentra el de San Juan de Aznalfarache: don Antonio de Olmedo y Guerau.

26 de agosto de 1897.

La delegación de Hacienda de Sevilla instruye expediente, en virtud de hallarse en descubierto para con el Tesoro, por el impuesto de consumos del presupuesto del cuarto trimestre de 1896 a 1897. La delegación, a propuesta de la tesorería, ha dictado acuerdo declarando responsables personales a los alcaldes y concejales de los ayuntamientos…

Aparece una larga lista de ayuntamientos de provincia, incluyendo a San Juan de Aznalfarache y otros cercanos, como Castilleja de la Cuesta, Mairena del Aljarafe, Palomares, Puebla junto a Coria y Tomares; por el contrario, no encontramos en la lista a Sevilla Capital, Camas, Gelves y Coria del Río.

18 de septiembre de 1897.

La resolución de contribuciones territoriales e industriales, correspondiente al primer trimestre del actual año económico, se cobrará en primer período voluntario, en San Juan de Aznalfarache, en los días 18 y 19 del corriente mes.

24 de enero de 1899.

Boletín Oficial de la Provincia de Sevilla, número 182.

En cumplimiento y a los efectos prevenidos en el art. 161 de la Ley Municipal, quedan de manifiesto en la Secretaría, las cuentas respectivas al presupuesto de 1897-1898.

San Juan de Aznalfarache, 19 de enero de 1899. – El Alcalde, Antonio de Olmedo.

23 de junio de 1899.

Boletín Oficial de la Provincia de Sevilla, número 311.

Los repartos de la contribución territorial, por rústico, pecuario y urbano de este distrito, quedan de manifiesto en la Secretaría municipal, para que, dentro del término de ocho días, puedan presentar los contribuyentes las reclamaciones que estimen oportunas.

San Juan de Aznalfarache, 12 de junio de 1899. – El Alcalde, Antonio de Olmedo.

 

Bibliografía:

-Boletín Oficial de la Provincia de Sevilla (1899). Martes, 24 de enero. Número 182.

-Boletín Oficial de la Provincia de Sevilla (1899). Viernes, 23 de junio. Número 311.

-“Gaceta de Madrid” (actual Boletín Oficial del Estado), el día sábado 19 de julio de 1890. Año 229, número 200. Tomo III, página 193.

-“El Correo Militar”, 19 de julio de 1890.

-“El Noticiero Sevillano, diario independiente de noticias, avisos y anuncios”. Sevilla, 20 de febrero de 1894. 1 de enero de 1897. 23 de enero de 1897. 13 de febrero de 1897. 17 de febrero de 1897. 5 de mayo de 1897. 7 de julio de 1897. 26 de agosto de 1897. 18 de septiembre de 1897.

-“El Pabellón Nacional”, 19 de julio de 1890.

-HEREDIA HERRERA, A. (1989): “Archivo municipales sevillanos (número 17). Inventario de los archivos municipales de Utrera, Carrión de los Céspedes, San Juan de Aznalfarache y Alanís de la Sierra”. Diputación Provincial de Sevilla, Gráficas del Exportador.

-“La Almudaina, diario de la mañana, avisos y anuncios”, 25 de julio de 1890.

-“La Crónica Meridional”, 22 de julio de 1890.

-“La Correspondencia de España, diario universal de noticias”. Madrid, 6 de febrero de 1890.

-“La Paz de Murcia, diario de avisos, noticias y anuncios”, 20 de julio de 1890.

-RODRÍGUEZ MELLADO, J.; y CARVAJAL MATEOS, G. (2014): “Sobre la localización geográfica de la qarya andalusí de Sobuerva (Suburbal), y otras cuestiones”, en “Al-Qantara” (volumen XXXV 1, págs. 95-125). Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Puede visitar el enlace sobre los dos políticos importantes en estos primeros tiempos de San Juan de Aznalfarache:

https://historiadesanjuandeaznalfarache.blogspot.com/2025/05/ramos-calderon-y-sanchez-lozano-dos.html

Y también las pistas sobre cómo el cambio de San Juan de Alfarache a "San Juan de Aznalfarache" debió ser un proceso complicado durante varias décadas del siglo XIX:

https://historiadesanjuandeaznalfarache.blogspot.com/2025/06/de-san-juan-de-alfarache-aznalfarache.html

Nuestra Señora de la Paz, Patrona de San Juan de Aznalfarache, desde 1248

Texto de 1779, sobre la advocación mariana del Descendimiento de la Virgen Santísima o Nuestra Señora de la Paz.

Hay varios motivos por los que las urbes tienen santos patrones: por alguna relación con el origen de la localidad o su historia; por algún milagro a sus habitantes que se le atribuye al santo o a la santa; por identificación del territorio con el patrón de alguna orden religiosa… Y en el caso de España, también está que, en tiempos de la Reconquista (entre el siglo VI y el XIV), fue costumbre que, el día en que una ciudad era tomada o reconquistada por los cristianos, o su llave era entregada en señal de rendición, esa urbe solía encomendarse al santo, santa o advocación mariana de ese día, que lo tomaba como protector desde ese momento. De hecho, esta costumbre se mantuvo después y tiene también diversos ejemplos en la colonización de América.

Han pasado varios siglos y, ciertamente, algunos o muchos de esos patronazgos se han perdido u olvidado, porque precisamente provienen de tiempos belicistas y no de tiempos de calma (en los que poder escribir sobre esos hechos en cuestión); o los pudieron cambiar gobiernos locales posteriores; o no se han realizado investigaciones históricas sobre la época y no se haya especulado con esta posibilidad que nos ocupa, por la cual, los santos patronos puedan proceder de aquella época de la Reconquista. Estamos hablando de entre siete y quince siglos atrás (para Sevilla y sus poblaciones cercanas se trataría de ocho de diferencia), que hay nula o escasa documentación y que la tradición oral no siempre es concluyente.

Exponemos estos casos históricos que hemos encontrado, a través de consultas en el buscador Google (indicamos direcciones web sobre los mismos en la bibliografía), en la geografía española, de coincidencias entre la fecha de conquista y la celebración del día del patrón o la patrona:

Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real), 8 de septiembre de 1201. Patrona: Virgen de la Sierra.

Martos (Jaén), reconquista por Fernando III, 29 de julio de 1219. Patrona: Santa Marta.

Baeza (Jaén), por Fernando III, 30 de noviembre de 1227. Patrón: San Andrés Apóstol.

Cáceres: por Alfonso IX, el 23 de abril de 1229. Patrón: San Jorge

Badajoz y Talavera La Real, 19 de marzo de 1230. Patrón: San José. En el caso de Badajoz, varias fuentes señalan que San José lo fue antes que el actual: San Juan Bautista.

Úbeda (Jaén), 29 de septiembre de 1234. Patrón: San Miguel Arcángel.

Alcoy (Alicante), 23 de abril de 1276. Patrón: San Jorge.

Jerez de la Frontera (Cádiz), 9 de octubre de 1264. Patrón: San Dionisio.

Antequera (Málaga): 16 de septiembre de 1410. Patrona: Santa Eufemia de Calcedonia.

Málaga, por los Reyes Católicos, el 18 de junio de 1487, consagrando a los Santos Mártires Ciriaco y Paula.

Baza (Granada): por los Reyes Católicos, 4 de diciembre de 1489. Patrona: Santa Bárbara.

En la provincia de Sevilla…

Arahal, 22 de julio de 1240. Patrona: Santa María Magdalena.

Lo más probable es que haya muchos más, incluyendo a los que quedaron en el olvido (como ya indicamos para Badajoz), pero este no es el objetivo de este texto.

Nos centramos en el patronazgo de Nuestra Señora de la Paz, para el que unimos varios factores históricos, que justifican esta encomienda en San Juan de Aznalfarache (Sevilla). Lo primero que hay que contextualizar es que nos referimos a la época de la reconquista de Sevilla, por Fernando III (quien será tomado por santo patrón, aunque no haya un escrito hasta el tiempo presente que lo justifique), que comenzó en agosto de 1247, hasta el 23 de noviembre de 1248. Y que, dentro de este tiempo de conquista, urbes muy cercanas a la ciudad hispalense también debieron ser tomadas, entre ellas:

1.- Tomares, 20 de enero. Patrón: San Sebastián (también lo es de otras próximas localidades: Camas, La Puebla del Río y Olivares).

2.- Mairena del Aljarafe, 23 de enero. Patrón: San Ildefonso.

3.- San Juan de Aznalfarache, 24 de enero. Patrona: Nuestra Señora de la Paz.

Retomando nuestra breve exposición inicial, hay que tener en cuenta que, en los casos de estas localidades de la provincia de Sevilla aquí citadas, ni San Sebastián, ni San Ildefonso, ni la advocación mariana de Nuestra Señora de la Paz tienen una vinculación conocida con el origen de las respectivas villas, ni con su historia, ni se les atribuyen milagros, ni hay presencia activa de órdenes religiosas vinculados a sus devociones. Si acaso, se especula con San Sebastián, que de él fue devoto el propietario de las respectivas localidades, el Conde-Duque de Olivares, pero no hay documentación escrita que lo pruebe.

Sin embargo, como estamos argumentando en este escrito, sí establece una poderosa relación entre estos patronazgos de tan cercanas localidades y sus fechas, el que se produjera por la reconquista y su encomienda.

En el tiempo de la reconquista sevillana, con el ejército del rey Fernando asentado en las cercanías de la capital, en la zona de Tablada, desde 1247, sería lógico que, para ocupar la plaza de San Juan de Aznalfarache (Hisn al-Faray):

1º.- Se conquiste la villa o el término de Tomares, una entrada natural a los cerros del Aljarafe, más baja que los entornos que conocemos actualmente y quizá, también con un camino menos defendido que la atalaya fortificada de San Juan; sin arquitectura de defensa, que sepamos hasta el tiempo presente y que ello se culminase el día 20 de enero, conmemoración de San Sebastián. Por la coincidencia de fechas, podemos establecer que otros lugares, como Camas y La Puebla del Río, también fueron tomadas en esa misma fecha.

2º.- Buscando rodear San Juan, posteriormente, caería Mairena del Aljarafe, el día 23, conmemoración de San Ildefonso. También sin oppidums, castillos o alcazabas conocidos.

3º.- Con las huestes importantes de Fernando III en Tablada; con los terrenos de Tomares y de Mairena del Aljarafe ocupados por sus tropas, a los que se podrían sumar (como cuentan algunas crónicas), otra tanda de soldados que habría tomado La Puebla del Río y que vendría por la ribera derecha del río Guadalquivir, el recinto amurallado de Hisn al-Faray que defienden la atalaya más cercana a Sevilla, caería el día 24 de enero, conmemoración de Nuestra Señora de la Paz.

Sección de mapa del río Guadalquivir, realizado en el año 1570, y que muestra la cercanía entre Sevilla y la llanura de Tablada, y las localidades de Tomares, Hisn al-Faray (San Juan de Aznalfarache), y Mairenilla (Mairena del Aljarafe).

Históricamente, los defensores almorávides de Sevilla, recibían sus refuerzos y víveres para su mantenimiento desde Niebla (Huelva), cuyo último bastión antes de llegar a la ciudad hispalense era, precisamente, Hisn al-Faray. Al tomar las tropas de Fernando III las poblaciones de Tomares y Mairena del Aljarafe, impedían que el otro bando pudiera llegar a Sevilla, cercando además la fortaleza sanjuanera que, según estos días de los patronos, tardó poco en caer, una vez aislados y con un último ataque dirigido por Pelayo Pérez Correa, maestre de la Orden de Santiago.

Un interrogante se plantea en el porqué hay una diferencia de tres días en llegar desde Tomares a Mairena del Aljarafe, desde aquellos 20 a 23 de enero, siendo términos municipales colindantes. No sabemos si se pudieron encontrar con un contingente enemigo antes de pasar a Mairena y tuvieron que batallar con los mismos; si lo impidió una posible climatología adversa, con lluvia o frío intenso, en aquel mes primero del año; o si, por ejemplo, sencillamente, necesitaron esperar a contar con refuerzos para pasar a ocupar la siguiente población. A esta pequeña diferencia entre las fechas, aún no se puede responder, pero no nos parece que sea muy llamativa, en comparación con la muy probable explicación sobre el patronazgo de estas localidades.

En nuestro caso, San Juan de Aznalfarache, la argumentación de estos hechos históricos fecharía el patronazgo de la advocación mariana de Nuestra Señora de la Paz el viernes 24 de enero de 1248, como patrona de la localidad, convirtiéndola incluso en anterior a la del propio San Juan Bautista, patrón de esta villa que, en este caso, provendría de la presencia de la Orden hospitalaria de San Juan de Acre o de Jerusalén (del cual también es titular, como lo indica su propia denominación), que recibiría el encargo real de administrar las tierras de esta villa, en 1253. Y teniendo en cuenta esa antigüedad o esa tradición, creemos posible indicar que los franciscanos de la Tercera Orden respetarían y mantendrían la devoción a ambos patronos, entre los siglos XV y XIX, denominando a su propio convento como de San Juan Bautista, en la villa de San Juan de Alfarache, de la que tuvieron la administración espiritual. Si bien hubo, por lo menos, hasta una imagen gótica del patrón en este cenobio (procedente del siglo XV o XVI y que actualmente está en la localidad de Gibraleón), la primera referencia en los archivos parroquiales a una talla de esta esta advocación mariana está fechada en 1733, aunque es posible que pudieran existir otras anteriores que desconocemos. Además, no hace falta la presencia de una talla física, para rendir culto a una devoción religiosa.

Reseñar que la imagen de la Patrona de San Juan de Aznalfarache, en 1929, pasó de estar en el templo de la, hasta entonces, iglesia local, en el cerro (actualmente, en 2025, Parroquia de los Sagrados Corazones), al entonces bendecido e inaugurado, con fecha 24 de junio, Templo parroquial de San Juan Bautista, hasta el tiempo presente.

Celebración de la conmemoración del día de Nuestra Señora de la Paz, el 24 de enero de 1965, que incluyó la visita apostólica del Cardenal Arzobispo de Sevilla, Mons. D. José María Bueno Monreal, a la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, en San Juan de Aznalfarache.
Miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad, también ese día 24 de enero de 1965.

Nota aclaratoria sobre la relación de las fechas de las conmemoraciones de San Ildefonso y de Nuestra Señora de la Paz:

San Ildefonso es patrón de la Archidiócesis de Toledo y de la propia ciudad, además de la localidad también toledana Herreruela de Oropesa, de la ciudad de Zamora y de la población sevillana Mairena del Aljarafe, vecina de San Juan de Aznalfarache (Osset). Su celebración es el 23 de enero (el día en que murió).

La Virgen de la Paz o el Descendimiento de la Virgen Santísima, cuya primera aparición conocida fue a San Ildefonso de Toledo, en el año 645 (aunque la advocación mariana se denominara así por los hechos acaecidos en 1085 en esa misma ciudad), es la advocación mariana Patrona de San Juan de Aznalfarache, conocida como Osset, en tiempos de San Ildefonso y, como Hisn al-Faray, antes de la toma de esta plaza por las tropas de Fernando III. Su celebración es el 24 de enero, pues la Iglesia de Toledo decretó que se celebrara un día en reconocimiento al descenso de la Virgen al santo arzobispo, al siguiente de la conmemoración de la muerte del mismo.

Se puede intuir, por los orígenes de San Ildefonso y de la advocación mariana de Nuestra Señora de la Paz, que los respectivos patronazgos son hechos muy antiguos. Con todo lo aquí expuesto, ya sólo faltaría encontrar un documento del siglo XIII que así lo refrendara (si no se ha perdido por el paso del tiempo o nunca llegara a redactarse, al estar centrados aquellos hombres en la contienda bélica para la conquista de la ciudad de Sevilla), y pensamos que será difícil, porque de los lugares antes mencionados en los que se dio esta situación y ha llegado información de ello hasta nuestros días, sólo Málaga tiene un escrito de los Reyes Católicos al papa Inocencio VIII, que aporta los datos sobre el patronazgo de dicha urbe. Además, en el año 2025, no encontramos un libro o documento que tenga elaborada una relación detallada entre los patronazgos de las ciudades y pueblos y las fechas en que fueron reconquistados.

En próximas entradas del blog, mostraremos nuestra información recopilada sobre la fortaleza almohade de Hisn al-Faray y, con los datos aquí expuestos, cómo pudo suceder toma de la misma.

Fuentes y bibliografía:

Fuente básica para la elaboración de esta teoría argumentada:

https://historiadetomares.blogspot.com/2019/03/san-sebastian-patron-de-tomares.html#comment-form

Sobre los patronazgos en la geografía española:

https://es.wikipedia.org/wiki/Virgen_de_la_Sierra_(Villarrubia_de_los_Ojos)

https://patronesypatronasdejaen.blogspot.com/2015/02/santa-marta-patrona-de-martos-origen-y.html

https://misericordiabaeza.blogspot.com/2016/11/san-andres-apostol-patron-de-baeza.html

https://cacereshistorica.caceres.es/patrimonio-etnografico/historias-y-leyendas/

https://cronicasdetalavera.blogspot.com/2019/04/san-jose-patron-de-talavera-la-real.html

https://ubeda.ideal.es/ubeda/noticias/201510/03/apuntes-historicos-de-la-feria-de-san-miguel-de-ubeda.html

https://www.tradicionesyfiestas.com/moros-y-cristianos-en-alcoy/

https://www.veracruzjerez.es/la-historia-de-san-dionisio/

https://elsoldeantequera.com/cultura/la-conquista-de-antequera-y-santa-eufemia-por-juan-manuel-moreno/

https://academiamalaguenaciencias.wordpress.com/2023/06/17/los-santos-patrones-de-malaga-ciriaco-y-paula-la-ermita-de-martiricos/

https://www.diocesisdeguadix.es/index.php/noticias/baza-celebro-a-su-patrona-santa-barbara-202412060825

https://consejodehermandadesycofradiasarahal.blogspot.com/p/calendario-santa-maria-magdalena.html

Sobre la historia de la advocación mariana de Nuestra Señora de la Paz:

https://hermandaddelapaz.com/articulos/historia-de-la-devocion-a-la-santisima-virgen-de-la-paz/

https://es.catholic.net/op/articulos/64246/cat/644/nuestra-senora-de-la-paz-toledo.html#modal

https://josemunozvillaharta.blog/2020/01/10/la-leyenda-toledana-sobre-el-origen-de-la-festividad-de-na-sa-de-la-paz/

https://hermandadsanjuanbautista.es/titulares/

Imagen de la cabecera de este texto en:

MINGUET Y TROL, P. (1779): “Diario sagrado y kalendario general, para todo género de personas, con un compendio de la vida del santo de cada día” (tercera parte). Madrid, imprenta de Blas Román.

Sobre San Juan Bautista en San Juan de Aznalfarache

https://historiadesanjuandeaznalfarache.blogspot.com/2024/06/san-juan-bautista-el-que-esta-el-que-se.html

El ventorrillo de Alfarache, desde San Juan de Aznalfarache 1842

Después de la Reconquista de Sevilla (siglo XIII), y hasta la independencia de la localidad de Tomares, la denominación de San Juan de Aznalfarache fue "San Juan de Alfarache", tal y como lo muestra también, por ejemplo, la novela picaresca "Guzmán de Alfarache", pero esta no es la única obra que ha llevado el nombre de la localidad por otros lugares. 

Francisco de Paula Montemar y Moraleda (1825-1889), nació en Sevilla, pero marchó de niño a Madrid, donde estudió la carrera de Leyes. Abogado, autor dramático, periodista y político, es quien compone, entre otras obras, la zarzuela, en un acto y en verso, “El ventorrillo de Alfarache”. Ciertamente se refiere a un lugar en el que fue nuestro término municipal, o en el camino entre nuestra localidad y Sevilla, porque, además, de no existir otro Alfarache en España, al principio del libreto de esta composición, se indica que se desarrolla en un lugar “a corta distancia” de la ciudad hispalense.

Como indica el primer libreto que hemos hallado de la misma, de 1842, fue estrenada en el Teatro de la Cruz (un antiguo corral de comedias en Madrid), con aplauso y, por tanto, el entusiasmo de los asistentes. La sinopsis de esta obra se basa en una noche, en que un súbdito italiano se hospeda en una venta, en las afueras de Sevilla, cuya bella dueña es novia de un líder de contrabandistas, que se presenta a visitarla y que quiere conocer al extranjero recién llegado.

Fechas y lugares en los que nos consta, a través de la prensa, que ha sido representada (además de la primera, en 1842, en Madrid):

1.- Denominada como “capricho dramático andaluz”, en el Liceo de Barcelona, el 15 de abril de 1845 (según el “Diario de Barcelona, de avisos y noticias”, en la fecha indicada).

Este mismo periódico, al día siguiente, publicó esta favorable crítica:

El lindísimo juguete andaluz titulado “El ventorrillo de Alfarache”, que se estrenó en el Liceo en la noche del lunes, gustó extraordinariamente por la gracia del diálogo, preciosa versificación y, más que todo por el puro españolismo que su lenguaje respira. Todos los actores lo desempeñaron muy bien, distinguiéndose en particular el señor Galán, y el público les prodigó muchos aplausos.

2.- En el Liceo de Barcelona, el 20 de abril de 1845 (“Diario de Barcelona, de avisos y noticias”).

3.- Una mala crítica del argumento se hace de su representación en el madrileño Teatro del Museo, los días 16 y 17 de septiembre de 1846 (“El Español”, el día 24), con expresiones como “poca acción”, “el patriotismo de los héroes de presidio es muy sospechoso. ¿No hay andaluces graciosos entre la gente que no es criminal? ¿Es justo presentar con brillante colorido a hombres que, de ninguna manera, honran al país en que viven? ¿Es propio de españoles insultar, befar, amenazar a la vez, seis u ocho juntos, a un infeliz italiano que pide posada?”. Por el contrario, las formas son muy alabadas, como el salero de los personajes, los buenos versos empleados, que el actor que hacía de contrabandista jefe tenía soltura y gracia, y que el público aplaudió mucho, reclamando incluso la presencia del autor en el escenario.

4.- En el Teatro Principal de Barcelona, el 29 de noviembre de 1846 (“La lira española, semanario de música, literatura y teatros”, en la fecha indicada).

5.- En el Teatro Principal de Barcelona, el 8 de diciembre de 1846 (“Diario de Barcelona, de avisos y noticias”, en la fecha indicada).

6.- En un teatro de Mallorca, en diciembre de 1846 (“El Propagador Balear”, día 25). La crónica realizada lo expresa como un verdadero bilingüe, imitando los antiguos romances andaluces de Pedro Lacambra y el bandolero Francisco Esteban el Guapo.

7.- Denominada como “juguete andaluz”, en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, el 11 de abril de 1847 (“Diario de Barcelona, de avisos y noticias”, en la fecha indicada). La crítica que hace en esta misma publicación realza los papeles de la ventera y del jefe de los contrabandistas que, como romántico poeta, abunda en sal cómicas, ahondando en el éxito del actor que lo interpreta (el señor Galán), por su acierto y naturalidad.

8.- En el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, el 11 de abril de 1847 (“Diario de Barcelona, de avisos y noticias”).

9.- En el Teatro Principal de Barcelona, el 29 de agosto de 1847 (“Diario de Barcelona, de avisos y noticias”).

10.- Según un libreto de diciembre de 1847, en Madrid tuvo que volver a ser representada.

11.- En Alicante, el 28 de abril de 1851 (“El Eco del Actor”), la crítica quedó complacida con los actores de la obra.

12.- En el Teatro del Circo Barcelonés, 22 de septiembre de 1856 (“Diario de Barcelona, de avisos y noticias”).

13.- En el Casino La Armonía de l’Hospitalet de Llobregat, en abril de 1888 (“La Tempestad”, día 8).

Puede descargar el libreto completo con el texto de “El ventorillo de Alfarache”, en alguno de los siguientes enlaces:

Libreto de 1843:

http://simurg.csic.es/viewer/2131209?iframe=yes&

Libreto de 1869:

https://bvpb.mcu.es/es/consulta/registro.do?control=BVPB20240106973

Libreto de 1879:

https://archive.org/details/elventorrillodea00mont/page/n3/mode/2up?view=theater

Bibliografía:

-ANÓNIMO (1851): “Galería dramática y centro de administración, comprendiendo las mejores obras del teatro español y extranjero de los principales autores: El ventorrillo de Alfarache, cuadro de costumbres andaluzas”. Madrid, M. P. Delgado. Con este documento, el cuadro fue aprobado para su representación en los Teatros del Reino, con fecha 14 de enero de 1851.

-CUENCA, F. (1921): “Biblioteca de autores andaluces, modernos y contemporáneos”. La Habana, Alfredo Dorrbecker (página 235).

-“El Correo de Ultramar” (5 de marzo de 1867): “Mariano Soriano Fuertes” (compositor musical de “El ventorrillo de Alfarache”). Página 15.

-“El Eco del Actor, periódico dedicado exclusivamente a los actores y empresas” (10 de febrero de 1851), número 24. Aparece la aprobación de la obra por la Junta de Censura.

-GOBIERNO DE ESPAÑA (5 de febrero de 1854): “Gaceta de Madrid” (Nº. 6050). Con este documento, la Junta de Censura aprueba las producciones dramáticas, entre ellas, “El ventorrillo de Alfarache”.

Discurso de Recaredo a Hermenegildo en Osset - San Juan de Aznalfarache 583

"Apoteosis de San Hermenegildo", pintado por Francisco Herrera el Viejo, entre 1620 y 1524. En la parte superior, aparece San Hermenegildo, triunfante, ascendiendo al cielo, rodeado de ángeles. En la zona inferior, o de tierra, a la izquierda, San Leandro protege a Recaredo, el futuro rey que se convertiría del arrianismo al catolicismo; en la derecha, San Isidoro sujeta al padre de ambos, el rey Leovigildo.

Dentro de los hechos que se contextualizan en la urbe de Osset, situada en el cerro de San Juan de Aznalfarache más cercano a Sevilla, está el momento en el que el rey hispalense Hermenegildo, ya derrotado por el enorme ejército (de unos 15000 soldados), que logró reunir su arriano padre Leovigildo, para acabar con la rebeldía del converso al catolicismo y de las ciudades y castillos que, en la mitad sur de la Península Ibérica se habían unido al joven príncipe. Hermenegildo, pensó que su padre le respetaría al refugiarse en el templo que estaba situado dentro o junto al castillo de Osset (aunque algunos autores sólo mencionan una iglesia, sin más), y tal fue así, que Leovigildo envió a su segundo hijo, Recaredo, para que hablara con él, ofreciéndole su perdón y que le permitiría seguir viviendo. Estas fueron habrían sido las palabras del hermano menor al mayor:

 

Traducción A del discurso de Recaredo a su hermano Hermenegildo, a partir del texto de San Gregorio de Tours:

De corazón flaco es dolerse por el desmán de los suyos y no poner otro remedio sino las lágrimas. Tu desventura no es solo tuya, sino nuestra, pues a todos nos toca el daño, pues entre padre y hermano no puede haber cosa alguna aparcada. No quiero reprender tus intentos, ni el celo de la religión, aunque ¿qué razón pudo ser bastante para tomar las armas contra tu padre? Tampoco me quejo de los que, con sus consejos, te engañaron. Las cosas pasadas, más fácilmente se pueden llorar, que trocar. Esta es, este pecado es la desgracia de estos tiempos, que por estar dividida la gente y reinar, entre todos, una pestilencial discordia, la una parcialidad, y la otra, ha pretendido tener arrimo en nuestra casa, que es la causa de todos estos daños.

Resta volver los ojos a la paz, para para que nuestros enemigos no se alegren más con nuestros desastres. Lo cual ojalá se hubiera hecho antes de venir a rompimiento, pero todavía queda el recurso a la misericordia paterna; si de corazón pides perdón de lo hecho, que será mejor acuerdo que llevar adelante la pertinencia y arrogancia pasadas. Por lo de preferente y por lo que ha sucedido, debes entender cuanto será mejor seguir la razón con seguridad, que perseverar con peligro, en los desconciertos pasados. Acuérdate que, en la adversidad, suele ser muy necesaria la prudencia y que el ímpetu y la aceleración será muy perjudicial. De mi parte, te puedo prometer que, si de voluntad, haces lo que pide la necesidad, nuestro padre se aplacará y contento con un pequeño castigo, te dejará las insignias y apellido de rey”.

Bibliografía en la que aparece el discurso A: DE MARIANA, J. (1601): “Historia general de España” (tomo I). Toledo, impresor Pedro Rodríguez; LÓPEZ PONCE DE SALAS, M. (1680): “Vida de San Hermenegildo, rey y mártir de España; grano fecundo que, con su muerte, aumentó en estos reinos la mejor cosecha”. Madrid, imprenta de Bernardo Villadiego.

 

Traducción B del discurso de Recaredo a su hermano Hermenegildo, a partir del texto de San Gregorio de Tours:

Temo, oh, querido hermano y amigo, que no podrá, mi corazón turbado, dar aliento a las palabras, para representarte tu peligro y mi sentimiento. Pero estas mismas lágrimas y sollozos que las interrumpen, te persuadirán, que no como mensajero de nuestro padre, ni como interesado en tu ruina, sino como partícipe en la calamidad común, te procuro reducir a su obediencia. De ella te apartó el celo de la religión, no menos peligroso que las demás pasiones, cuando no le gobierna la razón. Esta no es bastante excusa de haber movido a la guerra a nuestro padre, porque, con las armas de la oración, no con las del acero, habías de procurar que le redujese Dios al verdadero culto. La diversidad de religión no es bastante pretexto de los rebeldes, cuando el príncipe no obliga a la suya con la fuerza y tiranía; y tú sabes bien que nuestro padre ha permitido siempre el ejercicio de la Católica, y si le irritares más, le harás enemigo y perseguidor de ella. El ímpetu en esto no es mérito, sino temeridad, pues a la misma religión que profesas, convendrá más la disimulación hasta que heredes enteramente la corona y, entonces, se ajustarán todos, como es ordinario, a la opinión y culto de quien manda. Entre tanto, es dañosa al mismo fin de la religión la guerra, porque en ella, introducidos los vicios y poderosa con las armas la ignorancia, desconoce la verdad.

Advierte bien que, dividido en facciones el reino, seremos todos despojos de los reyes de Francia, atentos siempre a nuestras ruinas y no desesperes de la clemencia de nuestro padre, porque si, como Rey tiene, por su misma defensa, levantadas las armas, como padre está con los brazos tendidos para recibirte en su gracia. Los disgustos entre padres e hijos suelen ser como golpes en los pedernales: que levantan centellas de amor.

Ya en ti no es elección el venir a sus manos, porque en el estado en que te hallas, o el hierro o la llama, te llevará a ellas. Ven, ven conmigo, querido hermano, que yo te libraré de sus iras, procurando que te conserve como antes, en los estados e insignias reales.

Bibliografía en la que aparece el discurso B: SAAVEDRA DE FAJARDO, D. (1789): “Corona gótica: castellana y austríaca” (parte I, tomo I). Madrid, oficina de D. Benito Cano.

Tras las palabras de su hermano Recaredo, Hermenegildo aceptó estar ante su padre y, aunque inicialmente, el encuentro se escribe como afectuoso, rápidamente, Leovigildo mandó que le quitaran a su hijo las insignias reales que portaba y que se lo llevaran preso.

Hermenegildo, después de varias vicisitudes y antes que aceptar volver a la fe arriana, sufrió martirio hasta morir. El sucesor del rey visigodo, su hijo pequeño y heredero, Recaredo, se convertiría también del arrianismo al catolicismo.

Para saber más sobre la batalla de Osset, haga clic aquí.

Para saber más sobre Osset, haga clic aquí.

Leovigildo contra Hermenegildo, la batalla y la destrucción de Osset - San Juan de Aznalfarache 583

Muchos cronistas señalan que el martirio del príncipe Hermenegildo comenzó tras ser apresado en Osset - San Juan de Aznalfarache.

Dentro de la historia de Osset (nombre turdetano, romano y visigótico, que tuvo la urbe asentada sobre el cerro más cercano a Sevilla de la actual San Juan de Aznalfarache), vamos a hacer referencia a lo que se ha dicho por distintos autores sobre la batalla que hubo en este lugar, entre el ejército del rey visigodo arriano Leovigildo, y las tropas de su hijo primogénito, el príncipe converso al catolicismo San Hermenegildo, proclamado regente por los suyos, que prefirió ser torturado y asesinado antes que renegar de su fe y, por eso, posteriormente, canonizado y considerado como mártir por la Iglesia.

No entraremos en la biografía de ambos, excepto que, resumidamente, indicamos que el rey arriano pretendía la unificación de España, con el apoyo de su fe arriana y que sus dos hijos, Hermenegildo y Recaredo, fueran los herederos de sus vastos territorios en la Península Ibérica. Mandó al primero a gobernar desde Sevilla, pero su esposa era católica y junto con la cercanía del obispo San Leandro, considerado como padre de la Iglesia, renegó de las creencias paternas, enfrentándose a él. Leovigildo querrá recuperar las tierras entregadas a su hijo por la fuerza, con un poderoso ejército (se calcula que compuesto por hasta 15000 soldados), que partió desde la ciudad de Toledo, reconquistando, urbe tras urbe, las tierras que se pusieron bajo el mandato del regente en la ciudad hispalense.

 

Hechos históricos seguros sobre lo que ocurrió en Osset entre el rey Leovigildo y su hijo, príncipe, pero proclamado rey de la Bética, Hermenegildo:

- En muchas crónicas históricas, se señala que los habitantes de Osset eran fieles a Hermenegildo, algo que parece lógico, siendo este quien gobernaba Sevilla y la cercanía entre ambas urbes.

- Hubo batalla entre el ejército de Leovigildo y el de Hermenegildo, en el término municipal de San Juan de Aznalfarache (por entonces, “Osset”, castrum o castillo asentado en el cerro), en la que el primero venció al segundo, fuese antes o después de asediar Sevilla. Si como dicen muchas fuentes, Leovigildo se estableció en Itálica, lo más probable, es que primero cayera Osset y después, la ciudad hispalense.

- Osset fue destruido por el ejército de Leovigildo. La primera prueba de ello son las múltiples crónicas históricas que así lo señalan, indicando que la fortaleza fue arrasada o quemada por completo. Pero hay una segunda quizás aún más importante: los estudios arqueológicos no encuentran restos de productos o monedas, posteriores al siglo VI. Y Leovigildo estuvo aquí entre el año 583 o 584; lo más probable es que Osset quedara casi o totalmente abandonado, inhabitable, hasta la construcción de las nuevas murallas, más al borde del cerro y se hicieran nuevas edificaciones, en tiempos de la conquista almohade.

 

Hechos históricos probables sobre lo que ocurrió en Osset, en aquella penúltima década del siglo VI:

- La existencia de un templo, independientemente de que contuviera el baptisterio de las aguas milagrosas, es posible, porque ya existían otros en España; los ossetamos tenían poderío hasta para fabricar monedas y las necesidades cultuales parecen ya existir en épocas anteriores.

- Hermenegildo, por consejo de sus generales, envió 300 soldados, valientes y bien armados a Osset, para debilitar al ejército del rey, antes de su asedio a Sevilla. Sin embargo, la inteligencia de Leovigildo, o los informes que le aportaron sus espías, le hizo ver la necesidad de atacar primero esta fortaleza y, después, sitiar completamente la ciudad hispalense, incluido el control del río Betis (Guadalquivir). Hay relatos, en menor cantidad, en los que las cifras de soldados son distintas, como veinte o mil ochocientos.

 

Hechos históricos que consideramos muy poco probables:

- Que el derrotado Hermenegildo se refugiara en la iglesia de Osset y fuera apresado. Puesto que lo más probable es que el ejército de Leovigildo atacara primero la fortaleza en el cerro, para luego asediar Sevilla, lo más lógico es que el príncipe Hermenegildo se encontrara en la gran urbe. Aunque algunos autores afirman que el joven se refugió en el templo, donde brotaron las aguas milagrosas, no parece posible que este fuera un lugar seguro ante el ataque del gran ejército que partió desde Toledo.

- El discurso de Recaredo a su hermano Hermenegildo, en la iglesia de Osset para que este se rindiera y se entregara a su padre. Si estaban solos y se desconoce escrito de alguno de los dos hermanos, ¿quién pudo recoger aquellas palabras? ¿Cuál fue la desconocida fuente para la redacción de aquel discurso, que relatan algunos cronistas posteriores? Aunque parece más una creación de la imaginación novelesca, desde este blog lo mencionaremos en otro enlace, por la hermosura de los dos textos y mantener esa asociación con que pudo ocurrir aquí, en San Juan de Aznalfarache.

Las ciudades históricas de la vida de San Hermenegildo, incluyendo a Osset.

A continuación, indicamos los autores, la fecha del escrito y el nombre del texto, que habla concretamente sobre lo que cada escritor, investigador o estudioso considera que tuvo lugar en Osset y sus cercanías, indicando en lo posible el año en que pasó, que como se podrá comprobar, oscila entre los años 581 y 584, aunque la mayoría lo atribuye al 583. En negrita, las expresiones o los resúmenes de las mismas, donde se habla de la destrucción de la primitiva primera urbe de San Juan de Aznalfarache.

 

DE TOURS, G. (591): “Historias” o “Historias de los francos” (libro VI, entre el 581 y el 584).

San Gregorio de Tours (historiador y obispo de dicha ciudad, también conocido como el Turonense), en su libro “Historias” o “Historias de los francos” (año 591). Indicamos que este autor considera que estos hechos tuvieron lugar en un lugar de Lusitania (Portugal).

Hermenegildo […]  se enteró de que su padre se dirigía hacia él con un ejército y deliberó sobre cómo rechazarlo o matarlo a su llegada, sin saber el desdichado que el juicio divino se cernía sobre él por albergar tales proyectos contra su padre, por muy hereje que fuese. Así pues, tras tratar el asunto, de los muchos millares de sus hombres, escogió trescientos guerreros y los apostó dentro de la fortaleza de Osset, en cuya iglesia las fuentes se llenan por obra divina, con la finalidad de que su padre quedara asustado y maltrecho por éstos en un primer ataque, y luego fuese vencido con más facilidad por la tropa de peor calidad, que era muchísima. En fin, cuando el rey Leovigildo supo de estos ardides, se sumió en una grandísima deliberación. ‘Si parto hacia allá’ – decía- ‘con todo mi ejército, cuando éste se concentre en un solo lugar, será batido de la forma más cruel por los proyectiles enemigos. Mas si voy con unos pocos, no podré derrotar un destacamento de hombres valerosos. No obstante, iré con todos’. Y tras dirigirse al lugar, aplastó a los hombres e incendió el lugar. […] Leovigildo capturó a su hijo Hermenegildo y se lo llevó consigo a Toledo para condenarlo luego al exilio; en cambio, a su esposa no se la pudo arrebatar a los griegos”.

 

DE CREMONA, L. (siglo X): “Adversia”, en “Luitprandi, subdiaconi toletani” (vuelto a imprimir en 1640).

Este obispo e historiador, escribió: “Leuvigildus iterum Hermenegildum filum obsidet apud Osset oppidum Lusitanie, cantumque Toletum ducit”.

Traducido es: “Leovigildo vuelve a asediar la defensa de Hermenegildo en Oset, una ciudad de Lusitania, y conduce al cautivo a Toledo”.

 

DE MORALES, A. (1577): “Crónica General de España” (Libro XI).

Este autor no menciona expresamente “Osset”, pero sí recogemos las frases que, en comparación con otros, indicarían los hechos ocurridos en este lugar.

Año 583. “Tomó luego Leovigildo Sevilla, cobrándose también casi todas las ciudades y castillos que su hijo le había hecho rebelar […]. Viendo pues venir al Rey, muy poderoso y que a él le habían faltado los Romanos (‘romanos’ se empleaba en aquellos tiempos para definir a los ‘cristianos católicos’), se acogió a una iglesia, que había en el campo. Allí vino a él, de parte del Rey, su hermano Recaredo y le persuadió para que se echase a los pies de su padre, dándole de su parte su fe con juramento, que sin duda le perdonaría. El Príncipe hizo lo que su hermano le amonestaba y el padre, por entonces, lo recibió con mucha caricia. Mas luego, descubrió la mala intención contra el hijo y, olvidada la fe Real y el juramento, mandó que le quitasen las vestiduras preciosas, y afeado con otras viles, le llevó consigo a Toledo”.

 

DE MARIANA, J. (1601): “Historia general de España” (tomo I).

El Turonense (San Gregorio de Tours) va por otro camino y afirma que le prendieron en el lugar de Osseto (Osset), donde conforme a lo que de ello queda dicho, la pila del bautismo todos los años se henchía de agua.

Recogiose Hermenegildo en aquel lugar por ser fuerte plaza y sus moradores a él muy aficionado. Metió consigo hasta trescientos soldados escogidos y las demás gentes dejó en sus reales, que tenía por allí cerca.

Pensaba si su padre usaría la fuerza, para cometerle por el frente y por las espaldas. Hacía la cuenta sin parte, y así sucedió todo al contrario. Porque, Leovigildo, avisado del intento de su hijo, como es cosa ordinaria que en discordias civiles nunca falten espías secretas, con presteza ganó por la mano y deshizo aquellas trazas. Acudió pues con diligencia sobre aquel lugar y, apoderado del pueblo, le puso fuego por todas partes.

Hermenegildo, perdida la esperanza de poderse defender, se recogió al templo, si por ventura algún se aplacase la saña de su padre. Iba en compañía de Leovigildo el otro hijo, Recaredo que, si bien era menor en edad, en la nobleza de corazón y en la prudencia, igualaba a su hermano. Pidió licencia a su padre y lugar a su hermano, para verse con él. Concertó la visita al templo y, por algún espacio de tiempo, se detuvo, sin poder decir palabra, como suele acontecer cuando el dolor, la ira o el miedo son muy grandes. La abundancia de las lágrimas y el sentimiento le quitaron el habla. Mas después de que se sosegó un tanto le dice: Ver discurso de Recaredo a Hermenegildo (haga clic aquí).

Y venido que fue (el rey Leovigildo), Hermenegildo, con su semblante muy triste, se arrojó a sus pies; recibiole con muestras de alegría, diole paz en el rostro, que fue indicio de quererle perdonar, mas otro tenía en el corazón: hablole algunas palabras blandas y le mandó llevar a los reales, poco después de quitadas las insignias reales, le envió preso a Sevilla”.

 

CARO, R. (1604): “Memoria de la Villa de Utrera”.

En la guerra que el rey Leovigildo movió contra su hijo, el santo príncipe Hermenegildo, mandó redificar los muros de la antigua ciudad de Itálica, lo cual dice que fue mucho impedimento para los cercados; y está claro que esto no pudo ser sino por caer Itálica tan cerca de Sevilla, que por el río y por la tierra se le podía estorbar que no entrasen mantenimiento ni socorro; y el nombrar el Obispo Turonense en esta guerra al lugar llamado Osset, parece que ayuda algo a esto, porque Osset e Itálica fueron dos ciudades muy distintas, aunque entre ambas muy cercanas a Sevilla, y en Itálica puso su estancia Leovigildo y Hermenegildo se recogió a Osset, según cuenta San Gregorio Turonense.

 

DE SANTA MARÍA, J. (1630): “Información sobre la posesión y propiedad de la milagrosa pila bautismal en el Osset Bético, territorio hispalense transamniano, San Juan de Alfarache, a Don Fernando Remírez Fariña, del Consejo y Cámara de Su Majestad, Patrono y Mayor pariente de la divisa Solar Real de Nuestra Señora de la Piscina, Fundación del Rey D. Remiro de Navarra”.

Osset era fortaleza, o cuidad inexpugnable por el sitio, aunque pequeño, pues como dice el mismo Gregorio de Tours: San Hermenegildo, nuestro glorioso Rey e invicto mártir, cuando tuvo guerra con Leovigildo, su padre, que era hereje arriano, se recogió en Osset, con 300 soldados en la ciudad, que se entiende en Sevilla”.

 

DE QUINTANA DUEÑAS, A. (1636): “Santos de la ciudad de Sevilla y su arzobispado: fiestas que su Santa Iglesia celebra”.

Que enterado Hermenegildo de la mucha gente con que su padre venía, escogió trecientos de los más valientes de su ejército y se encerró con ellos en un castillo cercano a Sevilla, situado en Osset (que es hoy San Juan de Alfarache), a fin de acometer a su padre y desbaratar sus fuerzas, antes de que le diese la batalla. Leovigildo, entendiendo esta resolución, dio asalto al castillo con todo su campo, rindió a Hermenegildo y a sus soldados, prendiole y le puso fuego”.

 

LÓPEZ PONCE DE SALAS, M. (1680): “Vida de San Hermenegildo, rey y mártir de España; grano fecundo que, con su muerte, aumentó en estos reinos la mejor cosecha”.

’Yo he discurrido y será bueno que 300, los mejores de nuestra gente, entren en el castillo de Osset, porque habiendo de pasar mi padre junto a él, intentando ganarle, por no dejar a sus espaldas estorbos, sea, si no vencido, quebrantado a lo menos, de suerte que pueda el resto de nuestro ejército, entrando de refresco, cantar gloriosamente la victoria. Bien veo el riesgo de 300 contra tanta muchedumbre, pero el castillo es fuerte y así no hay que temer el peligro, si es que puede recelar, quien defiende tan justificada causa’.

Pareció bien este acuerdo a todos los del ejército de San Hermenegildo, al no poder esperar la batalla en campo abierto. Eligiéronse los 300 de mayor valor y más bien armados, que hizo entrar en el castillo de Osset. No falta quien discurra que entró con ellos nuestro santo, pero tengo por más cierto lo contrario. […]

Dijo el rey Leovigildo: ‘Si cerco el castillo de Osset, es poner a toda mi gente en pues, estando tan fortificados los contrarios, no pueden recibir daño y a los nuestros se les causara muy grande, por estar en campo raso. […]

Elegiré finalmente otro medio y será ir con mi ejército a combatir el castillo, pero con tal circunstancia que, a fin de aguardar el enfado de su cerco, se procure entrar a sangre y fuego, sin dilación, para que, con brevedad, se quite este estorbo’.

Así sucedió, pues yendo Leovigildo con todo su ejército, lo batió tan cruelmente que muertos y heridos los que lo defendían, para retirarse del asalto, le mandó pegar fuego. A ese tiempo parece que llegó San Hermenegildo con todo su ejército, deseoso de socorrer a los que había puesto en el castillo. Pero sus soldados, o temerosos de la impiedad con que obraba Leovigildo en esta guerra, o rechazados del ejército victorioso, le desampararon. Hallose solo nuestro santo, a tiempo que no pudo con la huida, salvar su persona; y así, considerando que, si llegaba entonces a manos de su padre, sería muy posible que le hiciese quitar la vida, no tanto amante de esta, cuanto horrorizado de tal maldad como la de quitar la vida un padre a su hijo o un hijo a su padre, se retiró a la iglesia, que está junto al castillo, para que la veneración del lugar le sirviese de asilo.

Envió el rey a Recaredo para hablar con su hermano en aquel templo, para prometerle la vida y su perdón. Ver discurso de Recaredo a Hermenegildo (haga clic aquí).

“Confirmó Recaredo sus palabras con juramento de que sería cierto lo que le prometía y San Hermenegildo pidió que entrase en la iglesia su padre. Entró Leovigildo y nuestro santo se arrojó a sus pies, no tanto con el rendimiento de hijo, sino con la sujeción de vencido, quizás para ver, si podía moverle, a lo que no habían bastado las armas. Echole Leovigildo los brazos y, levantándole, le dio un ósculo de paz, antiguas señas de la traición en el mundo, cuando se viste de ellas la enemistad. Mirole triste en el suceso adverso y consolándole con suaves razones, le llevó a los reales […] Por fin de su indignación, mandó su padre que saliese de la Corte desterrado”. 

 

DE FERRERAS, J. (1726): “Sinopsis histórica cronológica de España” (parte III, de los siglos V, VI y VII).

Leovigildo, prosiguiendo la guerra contra los imperiales por la comarca de Valencia, acostumbrara hacer notables daños en las iglesias y monasterios católicos”.

Se menciona a Osset para el tema de las pilas bautismales de las que dejó de brotar agua en el tiempo equivocado de pascua, pero no en relación con San Hermenegildo, del que se indica que salió de Sevilla para ir a Écija.

 

FLÓREZ, E. (1752): “España Sagrada. Teatro geográfico-histórico de la Iglesia de España” (tomo IX, de la Provincia Antigua de la Bética en común, y de la Santa Iglesia de Sevilla en particular).

El milagro de Osset lo reduce el San Gregorio de Tours (o Turonense) a Lusitania, pero creo que no le informaron bien, pues, por su historia, sabemos que sucedía aquel milagro en Osset, donde San Hermenegildo, al ver que su padre venia a combatirle en la ciudad en que estaba fortalecido, puso trescientos varones escogidos en el castillo, para que, cortando estos el primer ímpetu de Leovigildo, obrase el resto del ejército con vigor, teniendo aterrado el enemigo.

Aquí se ve que el Osset donde sucedió el citado milagro estaba en el sitio en que San Hermenegildo se declaró contra su padre, pues inmediatamente antes dice el Turonense que se hallaba el hijo en la ciudad de su residencia con su esposa; y como por el Biclarense consta que San Hermenegildo se hizo fuerte en Sevilla, y que allí fue el peso de la guerra, resulta que, teniendo junto a Sevilla al pueblo llamado Osset, y no sabiendo de otro en Lusitania, debemos insistir en este”.

 

SAAVEDRA DE FAJARDO, D. (1789): “Corona gótica: castellana y austríaca” (parte I, tomo I).

Dentro del año 584, “Gregorio Turonense (o de Tours) dice que (Hermenegildo) se retiró a Osete (Osset), lugar fuerte cerca de Sevilla, con 300 soldados, fiado por el afecto de sus moradores, que se mudó al viento de la fortuna, como sucedió, arrimándose al partido de Leovigildo, el cual hizo poner fuego al lugar por cuatro partes. Retirose Hermenegildo al templo para valerse del favor divino, ya que le faltaba el humano, o para dar lugar a algún ajustamiento. Adelantose su hermano Recaredo, con licencia de su padre, para hacer voluntario su rendimiento y aplacar con él a Leovigildo”.

Ver discurso de Recaredo a Hermenegildo (haga clic aquí).

Y tomando de la mano Recaredo a Hermegildo, le llevó a la presencia de Leovigildo, el cual con el primer afecto paterno, le abrazó, pero habiendo batallado en su pecho la impiedad con la naturaleza, quedó esta vencida y mandó que llevasen preso a una torre de Sevilla”.

 

DE MADRAZO, D. P. (1856): “Recuerdos y bellezas de España, bajo la protección de SS.MM. la Reyna y el Rey. Obra destinada a dar a conocer sus monumentos y antigüedades en láminas tomadas del natural: Sevilla y Cádiz”.

Córdoba, Sevilla, Osset, todas las ciudades y poblaciones que, por Hermenegildo, se habían levantado, habían vuelto a la obediencia de Leovigildo

 

MARTÍN GAMERO, A. (1862): “Historia de la ciudad de Toledo”.

Dios no quiso por entonces conceder el lauro de la victoria a Hermenegildo, y deshechas y desbaratadas sus huestes, huyendo de las iras del vencedor, se vio obligado a refugiarse al sagrado de una iglesia, junto a Osset, hoy San Juan de Alfarache, donde fue derrotado. Respetando el lugar, Leovigildo no quiso entrar en ella a la fuerza, pero exige la extradición y entrega de su hijo. En tal estado, Recaredo acude a mediar en el conflicto y logra que su hermano se presente a su padre, quien en castigo de la anterior rebeldía y, a vista de la constancia con que persiste en profesar la religión que había abrazado, lo despoja de las vestiduras reales y, cubierto de humilde traje, le envía desterrado a Valencia.

 

CROISSET, J. (1864): “Año cristiano o ejercicios devotos para todos los días del año” (tomo IV, abril).

Leovigildo resolvió ir a sitiarle en Sevilla. Pudo defenderse Hermenegildo; pero temiendo exponer la ciudad y, respetando, por decirlo así, la sangre de sus vasallos, se retiró al campo de los romanos, no sabiendo la traición que habían cometido, dejándose corromper con el dinero de su padre, contra la fe de los tratados. Conociólo cuando apenas había entrado en su campo, y corrió a refugiarse en Córdoba; pero no teniéndose allí por seguro, tomó consigo trescientos hombres escogidos, y se encerró en la ciudad de Oseto (Osset), plaza entonces muy fuerte, cuya iglesia era muy célebre en España, y respetable aun a los mismos godos, por los grandes milagros que obraba Dios en ella. Sitiaron y tomaron la plaza las tropas de Leovigildo, que perseguía furiosamente a su hijo, resuelto a quitarle la religión o la vida.

Apurado el santo rey, viéndose sin otro recurso, se refugió en la iglesia. No quiso Leovigildo sacarle de ella por la fuerza, y permitió que su segundo hijo, Recaredo, príncipe joven que amaba tiernamente a su hermano, y era muy parecido a él en muchas de las bellas prendas que le adornaban, pasase a hablarle de su parte, asegurándole el perdón, con tal que se rindiese y sujetase a su padre. Procedía Recaredo de buena fe, y así representó a Hermenegildo que ya no se hablaba de religión, sino únicamente de pedir perdón al rey, que se daría por satisfecho con sola esta demostración de rendimiento. Creyóle el santo mancebo; vino luego con él a arrojarse a los pies de su padre; recibióle este con grandes demostraciones de cariño; abrazóle, hablóle con palabras blandas y amorosas, hasta que, insensiblemente, le fue conduciendo a su campo, donde mandó que le despojasen de las insignias reales y, cargado de cadenas, le llevasen prisionero al castillo o alcázar de Sevilla.

 

GUICHOT, J. (1873): “Historia de la ciudad de Sevilla, desde los tiempos más remotos, hasta nuestros días”.

Hermenegildo, no conceptuando a Sevilla en condiciones de continuar la resistencia, abandonó secretamente la plaza, seguido de aquellos hombres más señalados de su parcialidad. Parece que su desaliento no debió ser muy grande, cuando con ellos, en número de 300, se hizo fuerte en el castillo del pueblo llamado Osset (San Juan de Aznalfarache), es decir, a las mismas puertas de la ciudad rendida. A ser cierto, este hecho probaría que su causa no estaba tan desesperada, cuando así se guarecía en una pequeña fortaleza, situada a media hora de camino de Sevilla y a dos escasas del campo atrincherado que tenía Leovigildo en Itálica.

Sea de ello lo que quiera, es lo cierto que allí tuvo que entregarse al fin a su padre. Según el obispo de Tours, parece que Leovigildo tomó el castillo de Osset por asalto, lo incendió e hizo prisionero en él a su hijo. […]

Dando crédito a otros autores, se entregó en Osset sin haber hecho resistencia, cediendo a los ruegos de su hermano Recaredo, que fue por orden del rey a conferenciar con él y a ofrecerle el perdón por sus faltas.

 

MENÉNDEZ Y PELAYO, M. (1881): “Historia de los heterodoxos españoles”.

En el 584, Leovigildo, desde Itálica, hizo que se rindiera la ciudad de Sevilla, parte por hambre, parte por hierro, parte torciendo el curso del Betis. Entregáronsele las demás ciudades y presidios, que seguían la voz de Hermenegildo y, finalmente, la misma Córdoba, donde aquel príncipe se había refugiado. Allí mismo (como dice el abad de Valclara, a quien preferentemente se sigue en esta obra, por español y coetáneo), o en Osset (como quiere San Gregorio de Tours), y fiado en la palabra de su hermano Recaredo, púsose Hermenegildo en manos de su padre, que le envió desterrado a Valencia.

 

VV.AA. (1896): “Diccionario enciclopédico hispano-americano de literatura, ciencias y artes” (tomo XVIII).

Hecho Leovigildo dueño de la ciudad de Sevilla, apresó a su hijo Hermenegildo, que estaba atrincherado en San Juan de Aznalfarache, y le condujo a Alicante.

 

DE FLORES, L. J. (1925): “Memorias históricas de la villa de Alcalá de Guadaíra, desde sus primeros pobladores, hasta la conquista y repartimiento”, en “Oromana, revista española y de exaltación a la Bética ubérrima e inmortal” (año II, número 2).

Constando en la vida del mismo San Hermenegildo, por D. Manuel López Ponce de Salas, metió en el castillo de Oset trescientos de sus soldados para defenderse de su padre; y según Mariana y Saavedra, no entró con ellos el santo.

 

RUBIO, J. M. (1935): “La Alta Edad Media (parte I): La España Visigoda”, en “Historia de España” (tomo II).

En el año 583, Leovigildo se dirigió a la Bética contra su hijo. Este, encerrado en la bien defendida Sevilla, no tuvo decisión para afrontar el encuentro bélico con su padre, pero apremiado por los suyos, permaneció en Sevilla. Apoderose Leovigildo del Castillo de Osset y, entre los prisioneros, halla al rey suevo Miro, de quien obtiene juramento de fidelidad, permitiéndole regresar a su reino, donde muere a poco.

 

MENÉNDEZ PIDAL, R. (1940): “Historia de España” (tomo III).

Dominada la sublevación de Lusitania, se dirige Leovigildo a Sevilla, centro de la misma y residencia de Hermenegildo […]. En el año 583, ataca el rey a Sevilla misma, comenzando por conquistar el castillo de Osset.

 

REINHART, W. M. (1944): “El rey Leovigildo, unificador nacional”, en “Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología” (número 11).

Una vez pacificada la Lusitania, marchó Leovigildo hacia Sevilla, tras cuyas murallas Hermenegildo se había hecho fuerte, comenzando por apoderarse de Osset (San Juan de Aznalfarache), fuertemente defendido por los partidarios de Hermenegildo.

 

SCHULTEN, A. y PERICOT, L. (1947): “Las fuentes de la época visigoda y bizantinas”, en “Fontes Hispanae antiquae” (fascículo IX).

Año 577. Con su asistencia, por continuas instigaciones, lnguntis logró convertir a su marido, Hermenegildo, que en el bautismo recibió el patronímico de San Juan Bautista.

Año 583. Leovigildo acosó a los cercados sevillanos por hambre, imposibilitando la navegación por el Guada1quivir. Hermenegildo había ocupado el castillo Osset con 300 hombres, pero Leovigildo los dominó y entregó la fortaleza al fuego.

 

LUENGO MUÑOZ, M. (1953): “San Hermenegildo y Sevilla, ante la concepción política de Leovigildo”, en “Archivo Hispalense, revista histórica, literaria y artística” (época II, tomo XVIII, número 57).

Este autor, por un lado, narra que el castillo de Osset fue asaltado por las tropas de Leovigildo, a pesar de la defensa de 1800 guerreros partidarios del príncipe rebelde, valerosos y bien armados, y que en aquel lugar se encontraba el templo en el brotaba, milagrosamente, el agua en su pila bautismal; y, por otro, indica el error de San Gregorio de Tours, al señalar la iglesia de Osset como el lugar donde fue apresado Hermenegildo por su padre.

 

GÁRATE CÓRDOBA, J. M. (1960): “La rebelión de San Hermenegildo”, en “Ejército, revista ilustrada de las armas y servicios” (año XXI, núm. 251).

Hermenegildo acepta el consejo de sus generales y envía trescientos hombres escogidos al castillo de Osset (San Juan de Aznalfarache), al otro lado del río, para quebrantar el flanco del atacante y caer luego sobre el grueso desorganizado. Su padre adivina el peligro y asalta el castillo.

 

CARAFFA, F. (1964): “Bibliotheca Sanctorum” (volumen V).

Hermenegildo trató de abatirle con una emboscada en Oset (San Juan de Alfarache, frente a Sevilla, en la otra orilla del Betis [Guadalquivir]). Pero el plan fracasó. Leovigildo atacó con fuerza a Osset y la ocupó.

 

DE MENA, J. M. (1970): “Historia de Sevilla”.

En el año 585, Hermenegildo sale de noche de la asediada Sevilla, con 600 leales y ocupa la fortaleza de Osset; allí resiste sin víveres ni agua varios días más, en un increíble alarde de heroísmo caballeresco y de aleccionadora consecuencia con su fe religiosa. Finalmente, sus hombres se rinden y él se queda solo en la capilla o ermita de San Juan de Aznalfarache, ermita de gran veneración de toda la España meridional. Leovigildo, por no atraer la ira de Dios, no se atrevió a penetrar en el santo recinto y envió a su otro hijo, Recaredo, para convencer a Hermenegildo de que se entregase.

Salió Hermenegildo del santuario, firme en su ánimo de mantener la religión, pero movido a ternura por encontrarse con su padre, después de tan agria y larga separación. Se acercó a Leovigildo e iba a abrazarle, pero el monarca de Toledo miró a su hijo y vio que llevaba puestas las insignias reales. Esto bastó para que Leovigildo desoyera las peticiones de clemencia que brotaban de su corazón de padre y mandó cargar de cadenas a Hermenegildo y encerrarle en los calabozos de la ciudadela de Sevilla.

 

DE MENA, J. M. (1975): “Tradiciones y leyendas sevillanas”.

Tras varios meses de asedio en que Sevilla fue víctima del hambre, Hermenegildo, apretado cada vez más por el cerco que le ponía su padre, huyó de Sevilla con sólo veinte caballeros, refugiándose en el fuerte castillo de San Juan de Aznalfarache, donde siguieron la defensa unos días más. Por fin, ante la falta de alimentos y agua decidieron rendirse. Leovigildo, desde abajo, vio salir a su hijo, y se le enterneció el corazón, derramando lágrimas paternales. Pero al acercarse, su ternura se convirtió en furia al ver que, a pesar de todo, Hermenegildo venía con las insignias reales, y la corona sobre la frente, desafiando a su autoridad.

Leovigildo ordenó poner a su hijo en prisión, y cargado de cadenas lo trajeron desde San Juan de Aznalfarache a Sevilla.

 

FATÁS CABEZA, G. (1976): “Fuentes para el estudio de la colonia Caesar Augusta”, en “Caesaraugusta, publicaciones del Semanario de Arqueología y Numismática Aragonesas” (Nº. 39-40).

Escribe Marco Máximo, el obispo de Zaragoza del siglo VII, que en el año 581:

Leovigildus Hermenegildum obsidet ad Osset oppidum Lusitaniae,

captumque Toletum ducit.

Traducido es: “Leovigildo asedia a Hermenegildo en Osset, un castillo de Lusitania (Portugal), y lleva al cautivo a Toledo”.

 

PINEDA NOVO, D. (1980): “Historia de San Juan de Aznalfarache”.

El escritor relata las vivencias de Hermenegildo en Osset, a través de las obras que elaboraron Rubio, Menéndez Pidal y De Mena, que ya hemos expuesto.

 

ESCACENA CARRASCO, J. L. (1986): “Osset Iulia Constantia: San Juan de Aznalfarache (Sevilla)”.

Este historiador y arqueólogo escoge los escritos de Gregorio de Tours y de Juan de Biclara, para explicar que este fue el lugar donde Leovigildo sitió a su hijo Hermenegildo. La fortaleza de Osset la habría tomado bajo su mando el príncipe en el año 577 y caería a manos del padre en el 583. La cercanía a Sevilla y al cauce del Guadalquivir haría corresponderé este lugar con el actual emplazamiento de San Juan de Aznalfarache.

 

GARCÍA MORENO, L. A. (1989): “Historia de España Visigoda”.

En el 583, Hermenegildo sufrió una fuerte derrota militar a manos de Leovigildo, cuando trató de romper el cerco que éste tenía sobre Sevilla, haciendo una salida por sorpresa desde la posición que ocupaba con lo mejor de su ejército en la fortaleza de Osset (San Juan de Aznalfarache), en situación dominante sobre la propia Sevilla.

 

VALOR PIECHOTTA, M. (2002): “Las fortificaciones medievales en la provincia de Sevilla”, en “Castillos de España” (Nº. 125).

Esta arqueóloga e historiadora nos descubre que, por la historiografía, se contempla que las torres y los muros de Osset, en aquel siglo VI, debieron ser bastante grandes, en base a la férrea defensa que presentaron los leales a Hermenegildo, frente a las poderosas tropas del rey Leovigildo, según Gregorio de Tours. Este autor narró cómo el príncipe se atrincheró en el castillo o castrum Osser (Osset), escogidos para atacar al rey. Sin embargo, Hermenegildo sería derrotado y la fortaleza, incendiada.

 

CASTILLEJO GORRAIZ, M. (2006): “San Hermenegildo, rey santo de Sevilla: hagiografía poética de Góngora”, en “Boletín de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras” (núm. 34).

Hermenegildo huye en secreto de Sevilla hacia el año 584, refugiándose en una iglesia muy venerada en la plaza fuerte de Oseto (“Osset”), en las cercanías de Sevilla, cuyo castillo sería arrasado a fuego por su irascible padre, que no se atreve, en último extremo, a profanar el lugar sagrado.

Leovigildo urde una taimada intriga para sacar al joven de su refugio. enviándole a su hermano Recaredo, con la falsa promesa de exonerarlo de toda posible represalia, si pide perdón a su padre. El rey godo había engañado así a sus dos hijos, como era su costumbre. Hermenegildo, sorprendido en el transcurso de esta entrevista fraternal, fue encerrado, tras un errático y ominoso periplo, en la cárcel de Tarragona.

 

GARCÍA-OSUNA Y RODRÍGUEZ, J. M. (2011): “Leovigildo, el Gran Rey de los Visigodos. En el ‘Cénit’ del Reino Godo de Toledo”, en “Nalgures” (tomo VII).

Hermenegildo es derrotado por su padre en el año 583, en una feroz batalla campal, tras realizar, el joven príncipe, una salida de forma sorprendente desde la fortaleza de Osset (San Juan de Aznalfarache).

 

SAYAS ABENGOECHEA, J. J. y ABAD VARELA, M. (2013): “Historia Antigua de la Península Ibérica II: Época tardoimperial y visigoda”.

Leovigildo movilizó en 582 un gran ejército, que partió desde la capital de su reino: Toledo. Al año siguiente, tomó Mérida, ocupó Itálica y asedió Sevilla, desde donde Hermenegildo dirigió la defensa, colocando a 300 hombres en el castro (castillo) de Osser (San Juan de Aznalfarache), que Leovigildo atacó con todas sus fuerzas y acabó destruyendo.

 

OLMEDO MUÑOZ, F. (2013): “Los suevos, primer estado fallido de la Península Ibérica”.

Gregorio de Tours dice “El rey suevo Miro era aliado de Hermenegildo y organizó una expedición para socorrerle, pero la victoria de Leovigildo en el combate del castrum de Osset, en San Juan de Aznalfarache, trastocó los planes del rey suevo que se vio obligado a jurar fidelidad a Leovigildo”.

La historiografía dice: “Leovigildo, en el 583, preparó un gran ejército, sobornó con 300.000 solidi a los bizantinos (al gobernador), luchó en todos los medios: hambre, armamento, cauce del Guadalquivir, emboscada en Castrum Osset, etc.

 

RUIZ PRIETO, E.; PÉREZ AGUILAR, L. G.; y GUILLÉN RODRÍGUEZ, L. (2014): “El poblamiento romano en torno a Osset (San Juan de Aznalfarache, Sevilla”, en “Revista Onoba” (Nº. 2).

Itálica y Osset, entre los años 583 y 585, fueron urbes claves en la estrategia del rey godo Leovigildo para asediar la capital del territorio, en el que se había proclamado rey su hijo, el príncipe Hermenegildo. El rey controló el río y los accesos desde el Aljarafe, a través de aquellas dos urbes, para impedir que pudiera recibir el apoyo de posibles aliados y la llegada de víveres desde estos fértiles terrenos.

 

PÉREZ AGUILAR, L. G. (2017): “El entorno de Tomares en época romana. Una aproximación al contexto histórico-arqueológico”, en “El tesoro del Zaudín. Contextualización arqueológica del conjunto numismático tardoantiguo de Tomares (Sevilla)”.

Según Gregorio de Tours, Leovigildo hizo uso de toda la fuerza de su gran y poderoso ejército, para tomar la fortaleza de Osset, a la cual metió fuego tras ser conquistada.

Ni en la obra de Juan de Bíclara, ni en la de Gregorio de Tours, queda claro si el rey godo tomó el castrum o castillo sobre el cerro, en el año 583, como estrategia para cortar el abastecimiento de la ciudad hispalense desde el Aljarafe y cortar la navegación del río Betis (Guadalquivir), o si toma la fortaleza, en el año 584, tras la conquista de Sevilla. El autor de este artículo explica que, la clara estrategia militar del rey, hace pensar que fue lo primero.

Arrebatar Osset a su hijo debió ser fundamental en el asedio de Sevilla, ya que, junto con la posición en Itálica, aislaba a la ciudad de poder recibir posibles refuerzos y los víveres para la población y los soldados tras las murallas de Sevilla.

Muy destacado es lo que este autor indica a continuación, pues entre los artefactos que se han documentado en las diferentes intervenciones arqueológicas acometidas en el cerro de San Juan de Aznalfarache, donde se encontraba Osset, no se han hallado hasta el presente restos materiales que puedan datarse como del siglo VI d. C., y absolutamente nada del siglo VII, por lo que es posible que ya hubiera poca población y, sobre todo, lo que es lógico, que dicho castillo o fortaleza fuera destruido por el ejército de Leovigildo y dejase de tener producción e incluso habitabilidad, desde esos años 583 y 584.

 

TEJERO, E. L. (2018): “Devoción, antigua hermandad e iglesia en Sevilla del santo rey mártir Hermenegildo”, en “Miscelánea histórica hispalense: Sociedad, cultura y arte en el Reino de Sevilla”.

Hermenegildo se instaló con su mujer en Sevilla, pero, al aproximarse las tropas de su padre, se hace fuerte en el cercano castillo de Osset, a las puertas de Sevilla, actuales murallas de San Juan de Aznalfarache, donde fue sitiado más de un año.

 

PLIEGO, R. (2021): “Elissa: ceca visigoda en el Aljarafe sevillano”, en “Arqueología y numismática. Estudios en homenaje a la profesora Francisca Chaves Tristán”.

Leovigildo cercó Sevilla en el año 583, si bien debía existir aún un importante apoyo de otras ciudades y fortalezas cercanas y leales al rebelde Hermenegildo. Según San Gregorio de Tours, el príncipe realizó un ataque sobre el ejército de su padre, comandando 300 hombres, desde la urbe de Osset. Según aquel autor francés, este primer asalto, con los mejores hombres de los que disponía, era para facilitar una victoria definitiva con el grueso de su ejército esperando en la ciudad hispalense, según sus palabras originales: scilicet primo impetu ab his pater territus ac lassatus, facilius ab inferiore manu, quae erat plurima, vinceretur.

A pesar de esta estrategia ofensiva para la defensa de Sevilla, la batalla fue una completa victoria para el padre. Leovigildo asumió que lo primero era ir contra la fortaleza de Osset con el grueso de sus tropas, también como dejó escrito San Gregorio Turonense, conquistando aquel castillo e incendiándolo, mientras Hermenegildo se refugiaba en Sevilla.

 

IGLESIA APARICIO, J. (2023): “Referencias a Hispania en las historias de Gregorio de Tours”.

Hermenegildo, de entre los miles de hombres que tenía a su mando, escogió trescientos guerreros para que se apostasen en la fortaleza de Osset, en cuya iglesia las fuentes se llenan de agua por oba divina, para que su padre se asustara y quedara maltrecho en un primer ataque, para luego ser vencido por la tropa mayor en número, pero peor en calidad.

El rey Leovigildo supo de estos ardides y pensó: “Si parto hacia allá con todo mi ejército, cuando este se concentre en un solo lugar, será abatido de la forma más cruel, por los proyectiles enemigos. Pero si voy con unos pocos, no podré derrotar un destacamento de hombres valerosos. No obstante, iré con todos”.

Y tras dirigirse hacia Osset directamente, aplastó a aquellos 300 guerreros e incendió el lugar.

 

SOTO CHICA, J. (2023): “Leovigildo, rey de los hispanos”.

Escrito por militar profesional y doctor en Historia Medieval, contiene una amplia descripción sobre la batalla de Osset, incluyendo un mapa explicativo de cómo se pudo desarrollar.

 

MIHI BLÁZQUEZ, A. M. (2024): “De tyrannus a martyr: la interpretación gregoriana de Hermenegildo”, en “Revista de Filología Románica” (Nº. 41).

Las tropas del rey Leovigildo toman otras ciudades que se habían unido a la causa del príncipe visigodo y, finalmente, asedia Sevilla. Hermenegildo escapa del cerco y, reuniendo un ejército de 300 soldados, se resguarda en la fortaleza de Osset. Desde allí, buscará refugio en Córdoba, donde sería capturado por su padre en el año 584.

 

FIDALGO CASARES, M. (2024): “La gesta del rey mártir Hermenegildo y la olvidada rebelión de Sevilla que legó el catolicismo a España”. El Debate.

Osset (San Juan de Aznalfarache) sería el último reducto de resistencia donde un grupo de 300 valerosos suevos enviados por el rey gallego Miro combatieron con Hermenegildo.

 

RIVERA, J. (2025): “Semblanza de San Hermenegildo de Toledo”.

Leovigildo I de Toledo aplasta la resistencia concentrada de Mérida y Cáceres, corta el paso a los suevos hacia Andalucía, frena en Toulouse el golpe franco y soborna bajo fuertes sumas al general bizantino […].

Hermenegildo concentra entonces todas sus fuerzas en el Castillo de Osset, en las mismas puertas de Sevilla, tras poner a salvo a su joven esposa y recién nacido hijo. Hasta que el ejército visigodo destroza el castillo, y encarcela a Hermenegildo. Era el año 584.

 

Es seguro que habrá muchas otras obras, publicaciones, manuales y artículos en los que se describa lo que pasó en Osset, entre Hermenegildo y su padre, y también, habrá otros escritos históricos sobre esta temática que se han perdido, por unos u otros motivos, o permanecen ocultos. Igualmente, indicamos que hay otros muchos textos, dentro de crónicas históricas, que no hacen mención de este encuentro entre padre e hijo, o de la batalla, en Osset, pero al no ser objeto de nuestro estudio, no las enumeramos dentro de esta bibliografía.

Actualmente, a San Hermenegildo lo recordamos en San Juan de Aznalfarache, por el nombre del centro municipal de actividades socioculturales en la calle Doctor Fleming y como patrón de la Policía Local. En la segunda mitad del siglo XX, existió una escuela, que tuvo hasta tres sedes distintas, con esta misma dedicatoria.

Si desea saber más sobre Osset, haga clic aquí.

Bibliografía.

- CARAFFA, F. (1964): “Bibliotheca Sanctorum” (volumen V). Roma, Instituto Giovanni XXIII de la Universidad Pontificia Lateranense.

- CARO, R. (1604, 1ª edic.; 1883, 2ª edic.): “Memoria de la Villa de Utrera”. Sevilla, Mercantil Sevillano.

- CASTILLEJO GORRAIZ, M. (2006): “San Hermenegildo, rey santo de Sevilla: hagiografía poética de Góngora”, en “Boletín de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras” (núm. 34). Sevilla.

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Robo de 50 pesetas en San Juan de Aznalfarache, julio de 1893

Imagen realizada con inteligencia artificial. “El Noticiero Sevillano, diario independiente de noticias, avisos y anuncios”, Sevilla. Sábado...